La estrella de Belén nunca existió

Llegadas estas fechas los medios de comunicación desempolvan la agenda navideña en busca de algún astrónomo que le diga unas cuantas palabras sobre la explicación astronómica de la estrella que guió a los Reyes Magos al portal de Belén. Y, como todos los años, aparecen las mismas “explicaciones”: que si un cometa, que si una nova (la de febrero del 5 a. C. tiene bastante predicamento), que una conjunción de planetas (como la de Júpiter y Saturno del 7 a. C. en la constelación de Piscis) o la doble ocultación de Júpiter por la Luna en 6 a. C. en Aries. Y si el periodista quiere un poco de polémica solo tiene que llamar a un ufólogo para que le diga que fue una nave extraterrestre. Lo que sería bueno es que los astrónomos, tan ufanos ellos buscando explicaciones a la estrella de Belén, también nos dijeran cómo un fenómeno celeste como cualquiera de los que han propuesto pudo hacer lo escrito por Mateo: “Y la estrella que habían visto en Oriente iba delante de ellos, hasta que vino a pararse encima del lugar donde estaba el niño». Ningún fenómeno celeste es capaz de aparecer en el cielo, dedicarse a guiar a unas personas a paso de camello y, encima, pararse sobre una casa por tiempo indefinido.

Salvo que pensemos en una nave extraterrestre.

¿Qué hacen entonces los astrónomos? Muy fácil: solo hay que empezar a interpretar, quitarle las características que molestan y poner otras más consonantes a nuestra idea. Utilizando esa misma técnica podemos afirmar convencidos que Arturo era la reina Ginebra: si le quitamos la barba, la armadura y el pene y le añadimos atributos femeninos… En definitiva, cualquier explicación astronómica que quiera darse es tan alocada como la de los fundamentalistas cristianos, que dicen que fue una luz “temporal y sobrenatural”.

Pero ninguno de los dos tiene razón.

Se puede decir más alto pero no más claro: la estrella de Belén no existió, es una invención de Mateo, el único evangelista canónico que la menciona. Marcos, el más antiguo de los cuatro evangelios, pasa del tema y empieza su relato con Jesús como discípulo de Juan el Bautista. De hecho, no menciona nada de la infancia de Jesús, al igual que Juan. Los primeros años de la vida del fundador del cristianismo únicamente le interesan a Mateo y Lucas, y ambos son contradictorios hasta tal punto que son irreconciliables salvo en la mente de los cristianos más fundamentalistas.

Mateo dice que Jesús nació en Belén de Judea, en su casa. Nada de cuevas, pesebres y pastores como Lucas. Pero como debe justificar que la familia acabara viviendo en Nazaret, hace viajar a la familia por el desierto -huyendo nada menos que a Egipto- por miedo a Herodes y siguendo las instrucciones de un ángel guardaespaldas. El pobre debe multiplicar su trabajo pues debe avisar en sueños a los magos para que eviten regresar a su tierra pasando por el castillo de Herodes y comunicarle la posición exacta del infante. Entonces éste se enrrabieta y manda asesinar a todos los niños menores de dos años; esta cifra nos indica que entre el nacimiento y la adoración de los  magos han pasado bastante más que unos pocos meses.

Mientras esto sucede en Judea, Mateo lanza a dos padres con un niño de menos de dos años a cruzar el durísimo desierto del Sinaí como quien pasea por una huerta. Ahí es nada. Confortablemente viviendo en Egipto, a la muerte de Herodes deciden regresar e instalarse en Nazaret, en Galilea. ¿Por qué no vuelven a su casa en Belén? Porque el hijo de Herodes, Arquelao, reinaba en Judea y José “tuvo miedo de ir allá”. Eso sí, el buen padre (putativo) de Jesús no tuvo miedo de instalarse en Galilea, gobernada por otro hijo de Herodes, el cruel Herodes Antipas, futuro asesino de Juan el Bautista.

Ya ven, la historia de Mateo lo tiene todo: fenómenos sobrenaturales, misteriosos personajes orientales, crueles matanzas, persecuciones y huídas…

Pero Lucas no tiene tiempo para tanta monserga. Según él la familia vive en Nazaret y viaja a Belén a causa de un insensato censo romano que obligaba a sus ciudadanos a empadronarse en la ciudad de donde provenía su familia. ¿Se puede ver lo inútil -administrativamente hablando- de semejante censo? En el caso de José, se tenía que empadronar en la ciudad donde apareció su linaje, el de David, ¡algo que sucedió 1000 años atrás! ¿Se imaginan lo estúpido de tal censo, que obligaba a los judíos de la diáspora a cruzar todo el Mediterráneo para censarse en la ciudad de origen de su linaje?  Y no solo eso, sino que era un censo de gran envergadura pues, como dice Lucas, César Augusto ordenó «que toda la tierra fuese empadronada«; esto es algo que no se hace en dos meses, sino que toma al menos algunos años. Pero José tiene prisa por quitarse el papeleo de encima y no se le ocurre mejor momento para echarse al camino y viajar 130 km bajo la amenaza de ladrones y salteadores que cuando su mujer está a punto de salir de cuentas. Ni pudo esperar una semana a que naciera su hijo.

Lo mejor queda para el final: Belén, una población cercana a Jerusalén y que contaba con multitud de posadas dedicadas a albergar a los miles de judíos que bajaban cada año a la ciudad santa para celebrar la Pascua, estaban todas al completo. Algo inaudito. Pero claro, se entiende si habían llegado para censarse todas las familias judías del linaje de David y encima lo hicieron al mismo tiempo…

Por cierto, la leyenda lucana obvia un pequeño detalle: José no tenía que salir de su casa en Nazaret porque un censo de César no tenía aplicación en Galilea, gobernada por el tetrarca Herodes Antipas.

Y un último detalle que añade más leña al fuego: si Jesús realmente nació en Belén, ¿por qué el evangelio de Juan insiste una y otra vez en que Jesús nació en Nazaret?

En resumen: los llamados relatos de la infancia del Nuevo Testamento no son más que creaciones artísticas salidas de la pluma de sus autores, y ya se sabe que la imaginación es libre y el papel aguanta lo que escribas. Lo único que sabemos con más o menos seguridad del nacimiento de Jesús es lo que los evangelistas Mateo y Lucas evitan decir en todo momento: que Jesús nació en Nazaret, en Galilea, y no en Belén, en Judea.

Ante semejante despliegue de pirotecnia narrativa, ¿cómo es que aún le damos vueltas a lo de la estrella guiando a unos magos-astrólogos? Porque a los astrónomos les encanta buscar explicaciones naturales a relatos mitológicos sin base real alguna. Al parecer, no han interiorizado estas palabras del filósofo francés Bernard Le Bovier de Fontenelle:
«Antes de explicar los hechos es necesario comprobarlos: de este modo se evita el ridículo de encontrar la causa de lo que no existe».

Por supuesto, todo esto no quita que creyentes y no creyentes celebremos estas bonitas historias que forman parte de nuestro folclore y disfrutemos de una feliz Navidad… o fiestas del solsticio, según se mire.

26 Comentarios Agrega el tuyo

  1. gilman dice:

    Buen post, pero tiene una pega, en él dices «Lo único seguro es lo que los evangelistas tratan de evitar decir en todo momento: que Jesús nació en Nazaret, no en Belén.», sería util encontrar alguna referencia que lo atestigüe, por que no hay ninguna referencia a tal hecho, y, salvo la biblia, tampoco hay referencias de que Jesús naciese.

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    1. masabadell dice:

      Cierto, pero tampoco es menos cierto que de Sócrates tampoco tenemos mucha evidencia de su existencia salvo por los escritos de sus discípulos Platón y Jenofonte y una obra de teatro de Aristófanes. Yo he de reconocer que me he sentido tentado por los (buenos) argumentos contra su historicidad de Bell, Doherty o Price, pero ellos tampoco construyen un análisis coherente y creíble a favor del mito de Jesús. Para mí sus argumentos son más válidos si se tiene en cuenta que existió pero que fue convenientemente remodelado por intereses teológicos y doctrinales.

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    2. david dice:

      «salvo la biblia, tampoco hay referencias de que Jesús naciese.»

      Yo tenia entendido que los musulmanes tenian a Jesus en el Coran como un profeta, no es cierto? y no saben tampoco donde nacio?

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    3. A mí no me parece un buen post. La verdad es que como él mismo escribe: el papel aguanta lo que le escriban. Y él también pone cosas que el se inventa. Y espera que creamos lo que a él, que quien sabe quien es, se le ocurrió escribir? Y claro que sí hay evidencia de que Jesús nació! No puedo creer habiendo tantos libros históricos digas que no hay referencias de que Jesús nació? Te recomiendo uno, que no es la Biblia, que se llama «Evidencia que Exige un Veredicto» Autor Josh McDowell

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      1. masabadell dice:

        Resulta peculiar que me recomiendes un texto de un apologista cristiano como McDowell, un hombre que hace teología y lo llama historia. Por otro lado parece que no has leido el post con cuidado: yo no digo que Jesus no naciera (aunque hay autores que defienden con buenos argumentos que la figura histórica de Jesús es un mito) sino que no naciera en Belén. En resumen, que nació en Nazaret y que los dos relatos de la infancia de Lucas y Mateo son pura invención: es lo que se llama un teologúmeno, una afirmación teológica expresada en forma de relato aparentemente histórico. Por cierto, ¿tantos libros históricos? Primero, que haya muchos libros escritos sobre Jesús no implica otra cosa que hay muchos libros sobre el; cantidad no es sinónimo de calidad ni de veracidad histórica. Y los hay porque muchos cristianos hablan sobre su fe e intentan «demostrar» sus creencias aludiendo a una falsa historiografía; falta por ver a un escritor confesional que en el curso de su investigación histórica haya llegado a conclusiones que contradicen su fe… Si quieres leer un buen libro sobre el Jesús histórico de un autor confesional, a años-luz del mediocre McDowell, lee a J. P. Meier y sus tres volúmenes de «Un judío marginal», aunque con el primero te será suficiente.

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  2. Alejandra dice:

    Super interesante tu post, la verdad, como creo haber leido con suerte una vez la biblia completa, no había relacionado todo lo que mencionas. Pero es un buen punto de vista para entender todo este cuento. saludos de fin de año

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  3. Pedro_Nazaret dice:

    Felices Saturnales a todo@s

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  4. Muy buen post!
    La información es interesante y está bien documentada. Siempre es bueno encontrar alguien que se atreva a desmentir mitos absurdos como el de la estrella de oriente.
    Por lo que a mí respecta, creo bastante poco de lo que dice la Biblia. No por nada, sino porque como bien has dicho los evangelios suelen contradecirse unos a otros y los datos siempre son confusos y están oscurecidos. Menos mal que hoy en día dejamos constancia de todo lo que ocurre en el mundo mediante datos comprobables. Así, los que estudien nuestra historia en el futuro no tendrán los mismos problemas que tendrían estudiando la historia de Jesús de Nazaret (o de Belén, o de donde quiera que fuese).
    Un saludo.

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  5. La teacher dice:

    …pues a mis alumnos la estrella de Belén les encanta. Y yo aún voy tras ella, aunque no sé muy bien hacia dónde me llevará.
    Feliz Noche de Reyes Sabadell!!!!!

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  6. La teacher dice:

    por cierto…este año en vez del habitual carbón, pídele a los Reyes un libro que llevas un año leyendo «Generation» jajajaja 😉

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    1. Me estabas leyendo la mente. De hecho voy a cambiarlo porque lo terminé hace poco. Mucho trabajo y poco tiempo para leer…

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  7. «Ningún fenómeno astronómico es capaz de aparecer en el cielo, dedicarse a guiar a unas personas a paso de camello y, encima, pararse sobre una casa -»

    Si, del que yo hablo.

    http://misilagata.blogspot.com/2008/11/la-estrella-de-navidad.html

    El hecho de que sea la descripción de un fenómeno real no dice nada a favor ni en contra de que el resto de la historia sea real.

    Feliz año a todos¡¡

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    1. Volvemos al caso de Arturo y Ginebra: ningún meteorito viaja a paso de camello y se detiene encima -y justo encima, no en las alturas- de una casa.
      Por otro lado, sacas de contexto la estrella de la historia del nacimiento, cuando no hay duda de que TODA es legendaria, estrella incluida.
      El autor de Mateo -que no podemos decir que fuera el apóstol Mateo- alude a la estrella no porque viera un meteorito sino por otros motivos más ideológicos. Escribe para una comunidad judía y eso implica que si está vendiendo la figura de Jesús como el Mesías esperado debe convencer a sus lectores de que en él se cumplen las profecías que aparecen, más o menos apuntadas, en el Antiguo Testamento. Y allí aparece insinuado -no recuerdo ahora exactamente dónde- que una estrella debe anunciar el nacimiento del Mesías. Así que Mateo la incluye en su historia. Por lo demás, ningún experto en el Nuevo Testamento ningún exégeta, desde Brown hasta Crossan, pasando por Borg, Funk, Theissen, Meier, Hurtado…, ninguno, insisto, da por histórico el fenómeno de la estrella (salvo, claro está, unos cuantos fundamentalistas). Los únicos empeñados en buscar algo en el cielo que se ajuste a la estrella son unos cuantos astrónomos con nulo conocimiento de la investigación neotestamentaria. Huelga decir que si en un abanico de 4 años queremos buscar un fenómeno celeste llamativo, no hay duda que lo encontraremos.
      Y aún más. Según la exégesis confesional, los evangelios de la infancia se escribieron al final, cuando ya se habían creado los títulos de Hijo de Dios, etc. La intención de los evangelistas es establecer cuándo Dios lo convirtió en su hijo. Marcos lo hace en la época adulta, Mateo y Lucas en el nacimiento (de ahí las historias maravillosas que montan a su alrededor) y para Juan lo era antes de nacer.

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      1. Menudo chorreo¡¡.

        Lo que yo digo es que

        «El hecho de que sea la descripción de un fenómeno real no dice nada a favor ni en contra de que el resto de la historia sea real.»

        También la lluvia, el arco Iris, las inundaciones, y que los barcos flotan son hechos reales, y no quiere decir que sea verdad la historia del diluvio…

        Los acontecimientos celestes eran en la antigüedad presagio de un gran acontecimiento. No es el único personaje al que se atribuye un anuncio celeste antes de su llegada.

        En cuanto a lo de Belén , parece lógico: Uno de los profetas (Miqueas) dice «Mas tú, Beth-lehem Ephrata, pequeña para ser en los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel» (http://bibliaparalela.com/micah/5-2.htm)

        Normal es también que el escritor le hiciera nacer en semejante lugar por otra razón: La tribu de Judá y la de Benjamín (http://es.wikipedia.org/wiki/Tribu_de_Jud%C3%A1) eran las dos únicas que mantenían la Alianza con Yaveh.

        De ninguna otra podía salir el Mesías.
        ..

        Feliz año a todos.

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  8. slayertyrael dice:

    Yo no veo por qué tú dices que hay contradicciones entre Lucas y Mateo. A mí solo me parecen complementarios el uno con el otro.

    Te equivocas en una cosa, no podemos decir que eran reyes magos, la biblia solo específica que eran magos de oriente, no reyes.

    Yo sí creo que existió esa estrella, lo que tú dices y las explicaciones que das no te dan información para decir que la estrella no existió, me parece una gran falacia…

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    1. Alejandra dice:

      Estimad@, túmismo lo dices: estás CREYENDO, por lo que es un acto de fe, es decir que tampoco tienes la certeza de que realmente existió. Por lo tanto, creo que no es adecuado que digas que la posibilidad de que la estrella no haya existido sea una falacia. Saludos

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    2. masabadell dice:

      Poco puedo añadir. Si no ves lo contradictorio que hay, por ejemplo, entre nacer en tu casa de Belén o nacer en una cuadra porque no encuentras hotel en ese mismo Belén…
      Querer convertir en historia real lo que es claramente una parábola (¿No se nota el paralelismo entre la historia de Mateo y la de Moisés del Deuteronomio?) es más un deseo que una consecuencia de un análisis exegético. Eso sí, cada cual puede crer lo que quiera, pero en ningún momento la creencia se convierte en realidad, por mucho y muy intensamente que se crea.
      Por otro lado, la palabra Reyes solo la uso al principio, cuando relato lo que suele suceder por estas fechas. Desde entonces solo los llamo magos (del griego magoi, palabra identificada con astrólogos).
      En estos casos siempre me he acordado lo que decía Thomas Paine: Argumentar con una persona que ha renunciado a la lógica es como dar medicina a un hombre muerto.

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  9. Alejandr@ tu puedes creer o no, pero al no tener pruebas irrefutables que demuestren su inexistencia toda afirmación que se pueda hacer sera una falacia aunque aparente ser correcto.

    masabadell@ te dejo estos versiculos para que medites en ellos: Pro 3:7 No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; 3:8 Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.

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    1. estimado, tù tampoco tienes pruebas irrefutables de que el fenómeno existió. En todo caso, creo que a esta altura de la vida no vale la pena discutir esto sin poder proveer de pruebas en uno u otro sentido. Yo valoro que se haya puesto este tema sobre la mesa (o escritorio, dependiendo de donde tengas tu pc) ya que permite la discusión y el intercambio de ideas y razonamientos

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      1. slayertyrael dice:

        Estimada, a mi también me gusta discutir ideas, pero decir a voces algo de lo que no se tiene seguridad, dando unos argumentos tan pobres y haciéndolos ver tan validos es como uno de tantos timos criticados por los científicos como la homeopatía o la iriología por citar unos ejemplos.

        Te doy la razón en que yo no puedo dar pruebas irrefutables de que la estrella realmente existió, pero como tu dijiste tengo fe en ello porque creo o mejor dicho también tengo fe en que la palabra de Dios es verdadera y además no me parece que estemos en el caso de una alegoría, es mi opinión que comparto con todos.
        Hago una distinción entre tener fe y simplemente creer por lo que dice la biblia en Hebreos 11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
        Tener fe es mucho mas que creer jeje.

        un saludo y que Dios les bendiga.

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        1. masabadell dice:

          El asunto está claro y diáfano. Tu línea de razonamiento es la siguiente. Como yo creo en que los evangelios son relatos históricos la estrella de Belén existió -y que obviamente supones que fue suceso sobrenatural-. Ahora bien, la supuesta historicidad de los relatos de la infancia debe estar sostenida en argumentos racionales y siguiendo el método histórico-crítico que se aplica de manera habitual a todo texto antiguo. La afirmación «la estrella de Belén existió porque yo lo creo así» no es un argumento válido en historia me temo. Del mismo modo yo podría decir «Ulises existió y luchó en la guerra de Troya porque yo creo en Homero y la Odisea», o «Bilbo Bolsón existió porque yo creo en El Señor de los Anillos».
          Por otro lado, no estoy diciendo nada nuevo: la argumentación dada en la entrada del blog es compartida por la inmensa,mayoría de los exégetas y estudiosos neotestamentarios (salvo por pocos fundamentalistas-literalistas).

          Después, es una inconsistencia lógica pedir la inexistencia de algo; es su existencia lo que debe demostrarse. Si no, yo puedo decir que Dumbo existe porque nadie ha podido presentar una prueba irrefutable de su inexistencia. Y quien dice Dumbo puede decir el ratoncito Pérez, Santa Claus, Silver Surfer o el fantasma de Ana Bolena. El que dice que la estrella de Belén existió tiene que proporcionar pruebas de ello -y si son irrefutables, mejor-. Por supuesto, no es prueba decir que existió porque yo lo creo. Supongo también creerás que Herodes condujo la matanza de los niños a pesar de que no hay ninguna evidencia histórica en ningún documento de la época salvo porque lo cuenta Mateo. Algo de semejante magnitud no aparece en ningún otro evangelio, ni en las crónicas históricas de la época, como las de Flavio Josefo.
          El problema fundamental que yo veo es que en estos casos el creyente toma un texto y lo saca absolutamente fuera del contexto en que fue escrito y para quién fue escrito (y no lo hizo para gente de 2000 años más tarde). Para el creyente-literalista la Biblia debe ser tomada como un relato histórico fidedigno de lo que sucedió independientemente de las contradicciones internas que posea (los dos relatos del Génesis, los diversos pasos del mar Rojo…). Porque si aceptamos que la estrella de Belén existió también deberemos de aceptar como verdadero que Josué mandó parar el Sol y sucedió aunque nadie más en el planeta se dio cuenta (parece ser que el Sol daba vueltas alrededor de la Tierra por aquel entonces).
          A mi siempre me ha parecido muy acertado lo que dijo Pascal: no dudo que la palabra de Dios es verdadera, pero de lo que hay que estar seguro es que realmente sea la palabra de Dios. Y, claro, eso es lo que hay que probar.

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          1. slayertyrael dice:

            Yo no digo que fuera un suceso sobrenatural, pudo haber sido un suceso natural predestinado a suceder en ese preciso momento, no lo sé, yo solo sé lo que puedo leer, y me alegra mucho que cites al amigo Pascal, yo si estoy seguro de que la biblia es la palabra de Dios, y le doy gracias a Él mismo Espíritu Santo por haberme guiado a la Verdad, aclaro que tampoco es que me crea dueño de la verdad absoluta, yo entiendo que a mis semejantes les cueste llegar al mismo conocimiento que me ha sido dado por gracia y misericordia pues yo también fui un crítico de las escrituras y sé que hay cosas difíciles de digerir por las mentes cerradas a la lógica y la razón como estuve yo mismo.

            Yo no leo la biblia como un simple libro de historia pues no está hecho con ese único fin, si no que es un libro espiritual el cual hay que leer con la ayuda del que lo creo para llegar a la sana interpretación de su contenido.

            Mi consejo, si buscas la verdad la vas a hallar en este libro siempre que Dios te la revele, de lo contrario no será más que un poco de historia mezclada con leyendas antiguas.

            Aquí te dejo otra frase de Pascal para que medites en ella. «El hombre está dispuesto siempre a negar todo aquello que no comprende.»

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  10. masabadell dice:

    Esto ya es marear la perdiz. Sigues afirmando sin probar y sin explicar. ¿Suceso natural? ¿Cuál? ¿La Biblia un libro de historia? ¿Cómo? ¿»sé que hay cosas difíciles de digerir por las mentes cerradas a la lógica y la razón»? ¡Pero si no argumentas, no razonas, no explicas, no respondes a las preguntas que se te plantean! Te limitas a afirmar que las cosas son como tú crees desde esa posición tan cómoda que da el creer estar en posesión de la verdad absoluta: yo lo sé y punto. ¿Y por qué lo sé? Porque me lo ha revelado el Espíritu Santo. Me parece muy acertada la frase de Pascal que mencionas, porque eres tú el que está negando toda la investigación neotestamentaria que se ha realizado en los últimos 100 años.La Biblia, decían en la excelente película La herencia del viento, es un libro, y un buen libro; pero no el único libro. Y, como todos, contiene errores (ej, Cirino no era gobernador de Siria como dice Lucas en la época que el menciona. Es más su evangelio tiene numerosos errores geográficos), e invenciones históricas (ej., los romanos ni censaban ni realizaban división de impuestos per cápita; ni siquiera existe registro hstórico alguna de de un censo tributario en la Judea del siglo I)
    Por cierto, ¿qué biblia escribió dios, la católica o la protestante? Ambas difieren en los libros que contienen y recordemos que cada una de estas facciones cristianas solo están aquellos que se encuentran inspirados por dios (que no dictados por él, como sugieres). Y si ni siquiera los creyentes son capaces de decidir cuáles son los libros divinamente inspirados, como para confiar en que lo haya sido su contenido…

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    1. slayertyrael dice:

      No sé qué es eso de “marear la perdiz” y no sabía que estabas esperando explicaciones, cualquier explicación que pueda dar se quedara corta pues son refutable al igual que las tuyas, sin embargo he leído varios artículos donde los astrónomos han propuesto algunos eventos que ocurrieron en el año del nacimiento de Jesús como posibles estrellas de belén; puedes coger la biblia que tú quieras el sentido doctrinal es el mismo, además si vas guiado por Dios el te revelara si el mensaje es de Él o no, se que eres una persona inteligente pero no dejes que la lógica y la razón se interponga entre tú y Dios

      Te dejo otra del amigo Pascal para que medites en ella: “Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un Dios que existe. Porque si después no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna; pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo.”

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  11. Ueva Puyart dice:

    Pero, slayertyrael del 2012, no podemos ir de fanáticos -aunque sea de fanáticos pacíficos- … es ilógico, indecente. El ser humano, mientras respire libertad -y a pesar de que tal libertad fuese «figurada»-, está obligado, por naturaleza, por sencillez, por honestidad, a ser rebelde y a situarse por encima de dioses, incluso de los dioses reales. Es normal pensar que la existencia carece de sentido ó valor (quizá, por ejemplo, simplemente, la existencia «surgió» por la imposibilidad de la NADA). Y es de toda evidencia que hay seres superiores, sencillamente porque unos humanos son superiores a otros, y, a lo largo de eones, quizá ya ha habido seres que han elevado su estatura espiritual hasta altas fronteras, tomando conciencia de la verdadera «textura» de la existencia. Seguramente, el dios al que os referís, es un dios todopoderoso, de acuerdo, pero todopoderoso en «su» mundo limitado, es decir, en esta dimensión en la que nos encontramos, ó en ese multiverso del que se habla. PERO «hasta ahí». En cuanto a la carencia de sentido del ser humano ó de la existencia, cierto es que, a lo largo de eones, es posible encontrar grandes sentidos para la raza humana, PERO «hasta ahí». ES DECIR, yo me situúo POR ENCIMA de eso, y allí no hay sentido para la existencia. EN SUMA, tenemos que ser honestos y dejarnos de paripés, reconociendo que todas estas calenturas son sólo para tener una vida más llevadera y con menos sufrimiento psicológico. Ninguna persona sabia y creyente nos someterá al yugo de sus deseos ó creencias, y siempre respetará a todo el mundo, siendo esa persona plenamente consciente de su incapacidad y de las claras limitaciones que sus creencias suponen.

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