Bio-Bac: una gran conspiración

Desde hace 50 años existe una gran conspiración que involucra a gobiernos, industria farmacéutica y todos los oncólogos del mundo. Todos ellos, sin excepción, están empecinados en hacer callar lo que sería la solución definitiva para el cáncer (así, en general), sida, artrosis, gripe, hepatitis, asma, lupus, algunos tipos de psoriasis, esclerosis en placas… Se trata de un preparado de varias cepas bacterianas, esterilizado, lisado y filtrado. Lo maravilloso del mejunje es que contiene enzimas vivientes, “unos seres de tamaño molecular e invisibles al microscopio óptico” que descubrió un veterinario y farmacéutico español llamado Fernando Chacón. Cómo supo de la existencia de estos maravillosos e invisibles seres que bautizó como pribios sin otra tecnología que la propia de una cocina de los años 50 es un misterio aún más fascinante.

Ni la dictadura le hizo mucho caso ni tampoco la sanidad de los primeros años de la democracia. La llegada de los socialistas no mejoró las cosas. La todopoderosa mano negra, capaz de comprar tanto a falangistas y fascistas como al rojerío más variopinto, consiguió orquestar bajo el amparo del PSOE la mayor persecución que ha podido conocer un medicamento, que culminó en 1986, cuando la Dirección General de Farmacia (DGF) determinó que la maravillosa vacuna no era un medicamento. El hijo del farmacéutico rebautizó la vacuna como FR-91 y pidió a la DGF la realización de un ensayo clínico para probar de una vez por todas su validez. Pero el pobre hombre no pudo contra la todopoderosa mano negra: por tres veces se le fue denegado aludiendo a incomprensibles argumentos técnicos como el no decir cuál era el principio activo concreto a estudiar.

En Bélgica se puso a prueba con la artrosis y el sida. Algún tipo de presciencia hizo que su padre desarrollara una cura para una enfermedad 30 años antes de que apareciera. Pero ahí también metió mano la mano negra. La compañía privada belga SGS que realizó el ensayo les acusó de maquillar los resultados al presentar como positivos lo que era puro placebo. Y el Instituto Pasteur negó públicamente haber colaborado en el desarrollo del FR-91 cuando sí lo habían hecho. La todopoderosa FDA norteamericana les echó sin contemplaciones y el Instituto de Biomedicina del CSIC, bajo nómina de las farmacéuticas, concluyó que no servía más que como suplemento proteico.

La ciencia oncológica al completo participan en esta ocultación mundial. Hoy es vendido por teléfono o Internet como un suplemento alimenticio llamado Enzi-Bio. De hecho, según la sentencia de un tribunal que condenó a Telecinco a emitir una rectificación por denunciar que se vende como medicamento, “en la actualidad, el producto Bio-Bac o sus marcas Prebacter y Renoven ni son un medicamento ni se presentan como tal por sus fabricantes». Peculiar cambio de orientación. Si Fernando Chacón levantara la cabeza y viera dónde han acabado sus imaginarios pribios… Esta es la composición química del mas potente y perseguido no-medicamento de la historia: sodio, calcio, potasio, cobre, hierro, vitamina B12, hidratos de carbono, fibra alimentaria, grasas y proteínas, más conservantes.

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Laura dice:

    Es espeluznante darse cuenta de cómo nos manipulan.

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    1. Anónimo dice:

      Por cierto, muy hábil el truco de trilero de hacer chistes fáciles con el etiquetado de Enzi Bio, pero no ha colado.
      Cuando por ley te impiden calificar como ”Medicamento” a un compuesto, una patente, una fórmula magistral o una aspirina, es ilegal etiquetarlo como tal.
      De ahí que el etiquetado refleje lo que por ley es, un ”complemento dietético”.
      Con este truco prestidigitador se habrá reído mucha gente, no lo dudo, pero no por eso deja de ser rastrero y manipulador.
      Para mí es como contar chistes de disminuidos físicos, por ejemplo. Hay impunidad para hacerlo, pero no tiene ninguna gracia.

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