El mal del curanderismo

Creía que habían desaparecido, pero vuelven a la carga. La televisión vuelve a reunir a videntes y curanderos para que clamen al cielo, y a futuros clientes, sus poderes. Se puede decir más alto, pero no más claro: el curandero no cura.

La prueba más palpable es que en menos de 100 años la medicina ha elevado nuestra calidad y esperanza de vida. Los curanderos, con casi 6.000 años de historia, no la han ampliado ni un solo segundo. ¿Dónde estaban cuando la peste negra asoló Europa en la Edad Media? ¿O esos maravillosos chamanes suramericanos de dones sobrenaturales cuando la viruela llevada por los europeos diezmó a sus congéneres? La historia de la salud pública nos demuestra con luz y taquígrafos su absoluta incompetencia. ¿Es que alguien se cree que si fueran ciertos sus poderes los centros de investigación del mundo entero iban a permanecer indiferentes? Sin embargo aquí los tenemos, luciendo palmito y lanzando bravatas.

Si yo fuera médico, estaría mosqueado. No sólo debo estudiar una larga carrera, aprobar un duro examen de MIR para pasar tres, cuatro o cinco años más formándome en una especialidad, y no dejar nunca de estar al día en avances. Luego llega un curandero chiquilicuatre y sólo tiene que decir que cura porque Dios, la Virgen, los extraterrestres o unos cristales le han dado ese poder. Y la gente le cree. Para colmo, la tele da pábulo a las afirmaciones de estos mercaderes de esperanza.

Por ejemplo, combatir la tuberculosis ha exigido darnos cuenta de que ciertas enfermedades las producen organismos invisibles a nuestros ojos. Luego hemos tenido que identificarlos, estudiarlos y descubrir la mejor forma de destruirlos sin causarnos daño. Semejante hazaña no se ha logrado de un día para otro; nos ha costado casi un siglo gracias al trabajo y esfuerzo de muchos científicos. Y todo para que al rato aparezcan un curandero advenedizo y analfabeto científico proclamando que puede curarla sin saber siquiera qué es.

8 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Gracias a la medicina, hoy un mínimo porcentaje de personas tiene la cura para prácticamente todo (o sebrellevarlo d ela mejor forma gracias a su inmensa fortuna), 7900 millones de personas viven exactamente igual que cuando existía el curanderismo y el resto vivimos pagando medicinas prepagas y medicamentos placebos o que provocarán inmunodeficiencias genéticas a largo lazo.

    Si alguien considera un progreso en todo esto, no me extraña que el planeta esté en las condiciones que está en estos momentos, con 8000 millones de personas masticando y quemando recursos sin tener un norte como especie.

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  2. groovernor dice:

    Bueno bueno bueno, Marcelo, por favor.

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  3. Cuanta demagogia, Marcelo.

    El responsable de esa problemática que comentas es la gestión política, no la medicina.

    La Medicina se basa en el método científico, en la observación y en la actuación en consecuencia, no en la gestión de lo que esta produzca.

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