Un año llega, dos bobadas quedan

«El problema de llevar las orejas puestas es que te arriesgas a escuchar cosas como ésa», decía Felipe, el soñador y tímido amigo de Mafalda. Por eso lo mejor hubiera sido no enterarse que el CNR, equivalente del CSIC en Italia, publique un libro de un profesor de Historia del Cristianismo y el Catolicismo en la Universidad Europea de Roma -perteneciente a los Legionarios de Cristo-, Roberto de Mattei. Grave es, pero más grave es que este personaje sea vicepresidente del CNR. Un cargo que es, todo hay que decirlo, político. En semejante engendro-libro -que en realidad incluye las actas de un congreso- se dice que la manera en que se depositaron los fósiles fue debido al Diluvio (¿refleja el orden en que fueron palmando?) y que los dinosaurios se extinguieron hace 40.000 años. Luego nos preguntamos si no hay que sacar el crucifijo fuera de las escuelas.

En nuestro querido país, la todo-por-la-pasta Organización Médica Colegial -como parece indicar lo que sigue- ha reconocido que la homeopatía es un «acto médico» que debe ser realizado «por personal cualificado y en centro sanitarios debidamente autorizados». Como lo que se vende son pastillas de azúcar, supongo que se referirán a las tiendas de gominolas y sus dependientes, que sustituirán por farmacéuticos. Y no es broma, porque según Cosme Naveda, el coordinador del Área Para las Relaciones Con las Terapias Médicas No Convencionales de la OMC, «lo que se persigue no es más que proteger la salud de la población». Es más, tenga cuidado la próxima vez que compre sacarina; puede tratarse de un poderoso antibiótico.

La homeopatía es lo mismo que el mesmerismo del siglo XIX: la terapia de moda de los estómagos agradecidos europeos. Con él comparte origen -sus fundadores fueron médicos- y validez científica -nula-. Solo ha habido que cambiar el fluido magnético que habita en los seres vivos por una peculiar y selectiva memoria del agua -y del azúcar-. Eso sí, debe ser dispensado por médicos con la formación adecuada ¿en gominolas? «puesto que muchas veces dicha formación es, incluso, nula», dijo Naveda. Se nota, Don Cosme, se nota.

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  1. No sólo la Organización Medico Colegial, sino que La Comisión de Sanidad y Consumo del Congreso de los Diputados lo aprobó por unanimidad, según se recoge en está noticia:
    http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Congreso/acuerda/homeopatia/sea/realizada/solo/licenciados/Medicina/Cirugia/elpepusoc/20090929elpepusoc_14/Tes

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  2. pasaba por aquí dice:

    Me pregunto si la cosa va bastante más allá de la mera estupidez. ¿No hubo hace poco una ley que impedía vender ciertos productos naturales en herboristerías?
    La cosa tenía su aquel, ya que la base de aquello es que ciertos productos naturales podían ser considerados medicamentos y por tanto ser perjudiciales en determinadas dosis, o simplemente mal administrados. Por tanto, había que asegurarse de que eran prescritos por facultativos que supieran lo que hacían.
    Por otro lado, no deja de ser un negocio al alza que «se comen» las farmacéuticas.
    Pero si rizamos más el rizo, ¿por qué no entrar también en el neogocio de los placebos? ¿no mueve también grandes cantidades de dinero?
    Esta primera noticia me entristeció, ya que si no hay negocio, hay cosas que se perderán de la cultura popular. O vete a saber, lo mismo hay que comprar la manzanilla en el mercado negro.
    Esta otra noticia me da miedo. Si son capaces de revestir de ciencia médica, algo que dista tanto de ser probado que sirva para nada ¿qué no harán?
    Ya me lo imagino «no, no, por la seguridad social sólo entran estas pastillas de polen, si quiere augmentine no hay receta».

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  3. David dice:

    Es realmente vergonzoso lo de la «homeopatía». Es el equivalente a pretender curar una fisura cervical con un masaje.
    En cuanto a lo del «historiador» no me parecería mal si su libro no sostuviese las tesis que sostiene. Un historiador del Cristianismo es válido como historiador del Cristianismo. No puede hablar (con autoridad, al menos) sobre otro tema. Sería el equivalente a poner a un historiador del Arte a analizar las creencias del sufismo: absurdo y (muy probablemente) ofensivo. Creo que en Italia se está debatiendo meter el diseño inteligente (????) en las escuelas. Con el amigo Silvio todo es posible.

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