¿Sin célula de identidad?

¿Cuándo un ser humano es eso, un ser humano? Ésta es la polémica que existe en torno a las famosas células madres embrionarias. Para muchos lo somos desde el mismo momento de la concepción y por eso los embriones descartados de las técnicas de reproducción asistida deben ser defendidos ante cualquier intento de experimentación. Éste es el argumento primordial: la vida humana es sagrada.

A mi siempre me han olido a cuerno quemado frases tan grandilocuentes y universales. Si toda vida humana es sagrada, ¿por qué muchos de los que se oponen a la investigación con células madre no se oponen a la pena de muerte? Y no sólo me estoy refiriendo al eterno malvado, el expresidente Bush, sino también al Vaticano, que aunque la abolió del derecho penal en 1969, no fue eliminada de la constitución hasta el año 2000. Eso sí, el Catecismo en su punto 2266 señala que se deben «aplicar penas proporcionadas a la gravedad del delito, sin excluir, en casos de extrema gravedad, el recurso a la pena de muerte». ¿Es o no es sagrada la vida, toda vida?

¿Qué hacer frente a este dilema? Añadir la coletilla de vida humana inocente. Los universales van desapareciendo como por ensalmo. Claro que decidir quién es inocente tiene su miga, si no dense una vuelta por los juzgados.

Muchos, independientemente de su filiación religiosa, comparten esta postura de la Academia Pontificia para la Vida: “El embrión humano vivo es, a partir de la fusión de los gametos, un sujeto humano con una identidad bien definida”. El error es de bulto: el proceso de fecundación puede durar 12 horas y hasta 14 días después de la fecundación el embrión puede formar gemelos o trillizos. ¿Dónde queda la “identidad bien definida”? ¿O es que dos gemelos son la misma persona? Incluso dos zigotos separados, que darían lugar a mellizos, pueden fusionarse dando lugar a lo que se llama una quimera tretagamética.

El problema fundamental es la falacia del continuo: posiciones extremas conectadas por pequeñas diferencias intermedias son la misma cosa porque no podemos establecer un límite objetivo para el cambio. Por eso, asegurar que unas pocas células arracimadas es un ser humano es lo mismo que decir que una semilla es un árbol. Curiosamente, quienes defienden con más ardor la no investigación con embriones son aquellos que piensan que el ser humano posee alma. De ahí la prohibición renacentista a hacer autopsias, o plantearse no usar técnicas de reanimación a mediados del siglo XX. Definir qué es, cómo llega al embrión o de dónde viene son cuestiones no resueltas, pero semejantes minucias no impiden argumentar sobre cuándo un grupo de células, que no son conscientes, no piensan, no son capaces de sentir emoción alguna, pues carecen de sistema nervioso, es un ser humano. Por pura comparación, un chimpancé es más un hombre que un embrión masculino.

Déjeme que le proponga un experimento mental. Imagine que tiene que tomar una horrible decisión. Un misil nuclear va a caer sobre España y debe decidir entre dos objetivos: una ciudad de un millón de habitantes y un pueblo abandonado donde vive una única persona. ¿Qué haría?

Ahora imagine que entra en un hospital en llamas y solo tiene una oportunidad para salvar a alguien. En una habitación hay una mujer y un recipiente con un millón de embriones congelados. ¿Haría la misma elección que en el caso anterior? Quizá todos seamos seres humanos, pero unos lo son más que otros.

(Publicado en Muy Interesante)

75 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Duncan dice:

    Una vez más el problema fundamental es llamar sagrado a nuestra ignorancia.

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  2. Darkman dice:

    Aclaraciones:

    Lo que se defiende cuando se habla de prohibir el aborto NO es que ese embrion sea una «vida humana» sino la destrucción de un «proyecto de vida», es decir, la eliminación de una futura persona, que como indefensa en estado embrionario precisa de adultos racionales y de una justicia ética para que no se le «elimine» antes de su muerte natural y pueda desarrollarse como cualquier otro ser humano.

    Es como lo de la semilla y el árbol, desde luego que la semilla no es un árbol, pero si destruímos la semilla estamos destruyendo el futuro de ese árbol, su «proyecto de vida como árbol», ¿tenemos derecho de decidir de antemano si un embrión debe seguir su curso para vivir o eliminarlo gratuitamente?

    En cuanto a la pregunta sobre a quién salvaría en un hospital, entre la mujer y un millón de embriones, la respuesta es muy sencilla:

    Primero salvaría el millón de embriones.
    Luego esperaría a que fueran fertilizados y nacieran un millón de niños.
    Después acudiría al libro Guinnes de los récords por haber salvado a un millón de personas de una sola vez y… a cobrar.

    je je je je (es que soy de malo maloso….)

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  3. José Carlos dice:

    Don Miguel Ángel Sabadell:

    Deje de intoxicar a la gente con su ignorancia, prepotencia y despotismo con todo lo que huela a misterio, parapsicología y enigmas de la humanidad.

    Su labor en Muy Interesante me recuerda a la que años atrás, la Santa Inquisición realizó sobre todos aquellos pensamientos y creencias heterodoxas que se apartaban de su dogma y doctrina.

    Su artículo en Muy Interesante sobre Timos Paranormales demuestra, además de una INFINITA ignorancia sobre los temas tratados, una enfermiza inquina y fijación por aquello que la ciencia -actual- no es capaz de explicar. Y usted, además, no representa a la ciencia, eso que le quede claro. Muchos científicos que le dan mil patadas jamás han ridiculizado los temas fronterizos e inexplicables (le suena Richet o el propio Einstein?), sino que han trabajado humildemente para descifrar lo indescrifrable.

    Es usted un intoxicador nato que vive en un mundo cuadriculado, y además, un amante de las tertulias circenses de la TV, donde creo que ha encontrado su escenario apropiado para soltar las cuatro chorradas cómico-doctrinarias que nadie es capaz de rebatir (debido a la calidad y cantidad de los contertulios con los que comparte escena). ¿Qué hace un astrofísico «de relumbrón» como usted en el programa de la Tàrrega? Todo un misterio, sí señor.

    Dice que la Sábana Santa es un timo. ¿La ha investigado en profundidad? Apuesto a que no. Entonces le lanzo el reto de reproducirla cuando quiera, con quién quiera, y donde quiera. Y no se olvide de llevarse unos frasquitos con sangre venosa y arterial en las cantidades precisas, polen de especies vegetales endémicas desaparecidas desde antes del siglo XV en la zona de Palestina, y un aparato costosísimo -supongo que estará forrado a costa de los «vendedores de falsos misterios»- para poder apreciar que en realidad la Sábana Santa es una tomografía computerizada (dónde incluso se vislumbran los órganos internos). ¿Sigo?

    Espero y deseo que al morir, todo en lo que no ha creído y lo que ha negado sistemáticamente le sea revelado. Entonces empezará a comprender la auténtica dimensión del fantástico mundo que su Ciencia inquisitorial no puede explicar.

    Saludos

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  4. Darkman dice:

    Dos cosas:

    1 – En cuanto al tema de esta página, de las células sin identidad, estoy de acuerdo con lo expuesto por Miguel Angel, yo mismo no considero el embrión como «vida humana», y desde luego estoy a favor del aborto, no lo considero un crimen para nada, pero eso sí, la elección debe ser decidida básicamente por la mujer, que es quien realmente deberá pasar por la operación, el hombre puede opinar pero no decidir.

    En cuanto a lo que expuse anteriormente era sólo para aclarar que lo que la Iglesia defiende no es que el embrión sea un «ser humano» sino que como semilla es un ser humano en proceso, y respeta ese proceso, sólo quería matizar ese punto, yo desde luego, personalmente no mantengo la opinión de la Iglesia, sólo era una aclaración.

    2- Estoy de acuerdo, en parte, con la acusación de Juan Carlos, no me gustan las dictaduras mentales, cuando hay un tema no resuelto es bueno considerarlo como no resuelto y debatirlo formalmente, su artículo en el Muy Interesante que compré, la verdad es que fue un dinero perdido, ya que en «Timos paranormales» se ve una absoluta ignorancia sobre esos diez temas tratados, con lo cual no se puede desmentir algo sin los argumentos racionales que lo desmientan, en lugar de eso, sólo veo las típicas bobadas científicas, y es que está claro que los científicos suelen desmitificar conceptos sin haberlos estudiado de forma seria, sin investigación no se puede desmentir nada. Esperaba mucho más de ese artículo en la revista, parace que lo importante es sólo llenar unas páginas y a cobrar. Una lástima.

    3- En cuanto a la Sábana Santa, es un tema interesante que aportó muchos misterios en su tiempo, pero que realmente, gracias a la continuidad de las investigaciones sí se ha terminado por descubrir que es completamente un lienzo falso.

    No se si Miguel Angel ha publicado o no algún artículo sobre este tema, pero si lo hace, espero que sea con la suficiente profundidad como para dejar claro la falsedad de este lienzo del siglo XiV-XV y si conviene, ya aportaré los datos adicionales que falten (si es que faltan) sobre las investigaciones realizadas a cabo, hace años yo también me interesé por este tema, pero hoy en día ya tenemos explicaciones históricas y científicas sobre dicho lienzo.

    P.D.:
    Ya sé que en el título dije «Dos cosas» y hay tres, pero es que nunca fuí bueno con las matemáticas.

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  5. El pequeño Richard dice:

    Miguel Ángel, siento el retraso, pero espero que haya tenido una feliz Navidad y le deseo lo mejor para el año 09. Yo seguiré pasándome por aquí para aprender y fardar un poco con los amigos.
    Un abrazo.

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  6. El pequeño Richard dice:

    Ah, por cierto, hoy vienen los Reyes Magos, y yo he sido bueno, espero que sean generosos.

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  7. Carmen dice:

    Lo más acertado de este post es sin duda la frase final :

    «Quizá todos seamos seres humanos, pero unos lo son más que otros».

    Sí, desde luego, algunos seres humanos lo son más que otros, y no necesariamente por ser o no embriones…

    Plantear este tema desde esas simplistas y demagógicas perspectivas, con ejemplos como los que se citan, francamente me parece que es frivolizar sobre un tema tan serio como éste, por no decir algo peor… en fin, no sé de qué me sorprendo a estas alturas de la película…

    Saludos.

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  8. Rawandi dice:

    Carmen, no entiendo por qué dices que el post de Sabadell es frívolo. A mí me parece un post muy brillante.

    Un embrión humano no es una persona (organismo autoconsciente), como tampoco una semilla es un árbol. Se trata de una comparación impecable. ¿Acaso tú le ves algún fallo?

    No tiene sentido conceder derechos a un ser que ni siquiera posee cerebro funcional. Cuando tú o yo dormimos merecemos tener derechos porque poseemos un cerebro funcional, pero los embriones humanos carecen de cerebro funcional, y por tanto no merecen ser incluidos entre los sujetos de derechos.

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  9. Carmen dice:

    Rawandi,

    Yo no digo que sea frívolo, sólo que a mí me lo parece, al menos la forma de tratarlo… y no dudo que técnica o científicamente el artículo sea tan brillante como dices, pero desde luego, desde un punto de vista ético o moral no me parece tan brillante lo que aquí se expone, especialmente esos ejemplos y comparaciones, como los que también expones tú en tu comentario… ni siquiera los expertos se ponen muy de acuerdo en estos temas, pues he leído consideraciones distintas, aunque tal vez sean más divergencias de nomenclatura que de concepto…

    En este tema no estoy de acuerdo con Sabadell, ni contigo Rawandi, y no lo estaré nunca, da igual lo que digamos… tenemos derecho a la vida, pero para eso, primero tienen que dejarnos nacer… la naturaleza ha decidido que la creación de una vida humana dependa de la voluntad de otra/s, y por eso hay que proteger ese derecho desde su origen…

    De todas formas, no busco polemizar, sólo es mi opinión, y quería dejar constancia de ella… lo que alguien como yo piense, poco debe importar a personas como vosotros…

    Saludos.

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  10. Rawandi dice:

    Carmen, el artículo de Sabadell es brillante precisamente desde el punto de vista ético. Todos los expertos en ética coinciden en negar que el embrión humano sea una persona. Las iglesias cristianas más retrógradas insisten en llamar persona al embrión, pero eas organizaciones jamás han aportado argumento racional alguno en favor de tan descabellada tesis.

    Si tu madre hubiera abortado tú no existirías. Pero tampoco existirías si tu madre, antes de concebirte, hubiera optado por hacerse monja. Esto demuestra que tu «origen» no se reduce a un embrión sino que también incluye los dos gametos (el óvulo y el espermatozoide, ambos «vivos» y ambos «humanos») que dieron lugar a ese embrión.

    Cada mujer que se hace monja está automáticamente cercenando la existencia de decenas de personas potenciales. Sin embargo, eso no justifica que prohibamos a las mujeres la opción por la vida conventual. Del mismo modo, tampoco tiene sentido prohibir a las mujeres abortar meramente porque el aborto implique la supresión de una persona potencial. Lo importante son las personas reales.

    Las mujeres no son personas potenciales sino personas reales, con derecho por tanto a decidir sobre lo que ocurre en sus cuerpos. El aborto debería ser completamente libre durante los primeros meses de embarazo, hasta el momento en que el feto adquiere sensibilidad (o sea, un cerebro funcional). La capacidad de sufrir implica interés en no sufrir y ese interés debe ser protegido legalmente.

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  11. Carmen dice:

    Vaya, lo sabía… tenía que aparecer la religión por aquí… iglesias, cristianos, monjas… todo muy ilustrativo… en la línea de siempre… hay cosas que no cambian…

    He manifestado mis creencias religiosas por estos lares en varias ocasiones, y parece ser que no puedo opinar sobre ciertos temas sin que alguien haga alguna alusión a la influencia que dichas creencias pueden tener en mis «espirituales opiniones»… por ello, no sé ni cómo alguien se molesta en contestarme… imagino que debe ser para aportarme esa racionalidad que los ateos creen que poseen en exclusividad…

    Muy ética esa distinción entre persona potencial y real… según tú, el embrión no es una persona, pero acto seguido lo defines como persona potencial… advierto cierta contradicción en tus explicaciones… aunque la cuestión no es tanto de nombre, sino de concepto, de esencia, de significado… os referís a una persona como si surgiera por generación espontánea, como si antes no hubiese sido un embrión y un feto, y lo peor, es que habláis de embriones y hasta de fetos como si fueran semillas de un árbol o algo parecido, sin ninguna consideración más, y os quedáis tan tranquilos… no es mi condición de cristiana lo que me impide estar de acuerdo con vosotros, es mucho más que eso, es mi condición de ser humano…

    La extrapolación que haces respecto al «origen» aludiendo al óvulo y al espermatozoide, incluso a la decisión de ser monja, me parece exagerada, absurda y ridícula…

    Y respecto a lo que dices sobre el aborto y las mujeres, y sobre el sufrimiento… deduzco, que al igual que el autor del post, eres hombre, evidentemente, porque tales manifestaciones son típicas y tópicas… ¿crees que abortar es fácil, tan simple como destruir la semilla de un árbol? ¿crees que las mujeres que abortan no sufren o sufren menos que si permiten nacer a su hijo? , te aconsejo que leas sobre ello o hables con ellas, porque algunas arrastran ese trauma de por vida, incluso si decidieron libre y voluntariamente abortar…

    En principio, estoy en contra de todo aquello que suponga destruir la vida, incluso en sus inicios embrionarios o en sus fases terminales… pero también sé que esa vida que tanto defiendo, también puede ser muy dura, muy complicada, muy injusta y cruel, y por eso, aunque no comparta ciertas posturas, puedo entenderlas en determinadas situaciones excepcionales, porque como ser humano siento compasión por mis semejantes y por su dolor, pero lo que no me parece lógico es defender en principio y por sistema la destrucción de la vida, sea de la forma que sea, con esa especie de relativismo moral que justifica que todo vale en aras de una libertad que no respeta, porque eso puede transmitir un mensaje peligroso de irresponsabilidad total, especialmente entre personas poco maduras, poco formadas e informadas… la libertad debe ir siempre acompañada de la responsabilidad y del respeto, siempre, si no, es otra cosa…

    Y es por todo ello que me resulta imposible estar de acuerdo o a favor de planteamientos como los vuestros, lo he intentado, pero no puedo… y por favor, que estemos en desacuerdo no significa nada más que eso, no quiero que se me malinterprete, os aseguro que no hay ninguna acritud personal en mis comentarios, al contrario…

    Saludos.

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  12. Joaquín dice:

    No comprendo la inquina contra Miguel Angel Sabadell. Uno puede o no estar de acuerdo con él, pero su artículo es coherente, su razonamiento es correcto, no incurre en contradicciones ni está mal expresado. Tampoco es frívolo ni gratuito.

    Personalmente, Miguel Angel, te doy las gracias por expresarte con corrección y valentía.

    Saludos

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  13. Carmen dice:

    En este caso, no hay inquina, sino vehemente desacuerdo, que no es lo mismo… además, no he comentado sólo lo que me parece el post, sino también los comentarios de Rawandi, así que a ver si leemos con atención y no mezclamos cosas…

    Yo lo que no entiendo es que algunos se empeñen en ver inquina en comentarios sobre un post… y por ello, lo que no entiendo es esa afición que hay por aquí a no sólo opinar sobre las palabras de otros, sino incluso sobre sus hipotéticas intenciones… curiosa y paradójicamente, parece ser que hay ateos que se inclinan por la adivinación…

    Saludos.

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  14. Rawandi dice:

    Carmen, te equivocas cuando imaginas que yo he hecho “alguna alusión” referente a tus convicciones. He argumentado sobre el aborto sin aludir en ningún momento a tus creencias personales. No me seas “conspiranoica”, por favor.

    Yo no tengo la culpa de que la negación del derecho al aborto provenga prácticamente siempre del sector religioso. De no ser por las iglesias, la polémica sobre el derecho al aborto ya no existiría en los países democráticos. El Vaticano se alía habitualmente en los foros internacionales con los países musulmanes más fanáticos para intentar mantener legislaciones misóginas y homofóbicas.

    Quizá el siguiente ejemplo te aclare la diferencia entre los vocablos “potencial” y “real”. Una castaña es un castaño potencial. Esto significa que la castaña puede llegar a convertirse en un castaño real, pero lógicamente aún no lo es. Por definición, no se puede ser un “X potencial” y un “X real” al mismo tiempo. El embrión humano no puede ser una persona real ‘precisamente’ porque es una persona potencial.

    Todo castaño ha sido “antes” una castaña, pero eso no implica que la castaña sea ya un castaño. Del mismo modo, toda persona ha sido antes un embrión, pero eso no implica que el embrión sea ya una persona.

    Me pasma que niegues que en tu “origen” hay un óvulo y un espermatozoide implicados. Este dato que tú rechazas como una “extrapolación” es simplemente un dato de biología elemental conocido desde hace varios siglos.

    Cuando hablé de la “capacidad de sufrir” me refería al feto. No tiene sentido conceder derechos a ningún organismo que carezca de la capacidad de sentir dolor, como por ejemplo las plantas de cualquier especie y los embriones animales de cualquier especie.

    Yo no soy partidario del relativismo moral. En eso coincido contigo. No creo que “todo valga” sino que hay que justificar con argumentos racionales las opciones que tomamos. Lo cual implica que tampoco soy partidario de basar la ética en una mitología religiosa.
    Saludos.

    ——————————————-
    «La Biblia enseña que un padre puede vender a su hija como esclava (Éxodo 21:7), que puede sacrificar su pureza (Jueces 19:24) y que puede matarla, y aun así seguir siendo un buen padre y un santo varón. La Biblia enseña que un hombre puede tener numerosas esposas, que puede venderlas, repudiarlas o cambiarlas y aun así seguir siendo un perfecto caballero, un buen marido, un hombre recto y próximo a Dios. Vaya una manera de empezar.»
    Helen H. Gardner (1853-1925), escritora norteamericana y activista pro derechos de las mujeres

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  15. masabadell dice:

    Carmen, cuando dices «estoy en contra de todo aquello que suponga destruir la vida» ¿te refieres a toda vida? ¿margaritas y camellos incluidos? ¿Al pavo de estas navidades? ¿o te refieres a vida humana? Porque si es así, ahí está el quid de la cuestion: ¿es un embrión un ser humano? Y una claración: quisiera saber en qué puntos el post es, como dices, simplista y demagógico. Y el experimento mental que propongo es de una claridad meridiana. Según tus posturas, supongo que tú salvarías los embriones…¿o no?

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  16. Carmen dice:

    Rawandi,

    Soy imaginativa, no lo voy a negar, pero afortunadamente, te aseguro que para nada conspiranoica… al referirme a ello no pretendía acusarte de nada, lo dije con ironía… habrá sido casualidad tu alusión a temas religiosos, pero da igual el porqué lo hayas hecho, eso no cambia nuestros argumentos ni el sentido de lo que tú dices tú y de lo que yo digo, y eso el lo importante cuando se debate sobre algo…

    Conozco muy bien la diferencia entre potencial y real, no era necesaria tu aclaración… lo que me alucina, como ya dije, es que apliquéis esos adjetivos de igual forma a la semilla de un árbol que a un embrión… las implicaciones éticas, morales y hasta psicológicas no son las mismas, y no lo serán nunca… y reitero que eso no es una cuestión religiosa…

    En ningún momento he negado mi origen en un óvulo y un espermatozoide, eso sería absurdo, y aunque no sea científica, te aseguro que mis conocimientos sobre biología al menos llegan hasta ahí… cuando dije lo de proteger la vida en su origen evidentemente me refería a embriones, que para mí, repito que son mucho más que semillas de árboles…

    Respecto a lo que dices del sentido o no de conceder derechos al feto porque no sufre, eso sería muy discutible… lo que me parece una barbaridad es que consideres que a un embrión humano se le de el mismo tratamiento que a embriones animales de otras especies o a plantas…

    Hay una ética universal que no responde a una mitología religiosa, afortunadamente, sino que va mucho más allá de eso… la filosofía del Derecho, por ejemplo, puede ilustrarte sobre ello…

    No hace falta que me copies pasajes de la La Biblia… ya sé que dice muchas cosas que no comparto, y no sólo eso, sino que son diametralmente opuestas a lo que pienso… pero hay que situarla en el contexto histórico adecuado, y teniendo en cuenta la época en que fue escrita, lo extraño hubiera sido que dijera otra cosa distinta… el problema es que algunos creen que los creyentes no somos capaces de pensar por nosotros mismos, de ser críticos y autocríticos, y ése es vuestro gran error…

    Y por último, has omitido comentar muchos de los argumentos que expuse, y sobre los pocos que me has vuelto a rebatir, o no me has leído bien, o no me has entendido, o no me has querido entender… de cualquier forma, no quiero repetirme más, y a pesar de las diferencias, gracias por tus opiniones y un saludo…

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  17. José Benito dice:

    He leído esta columna en la página 25 del «Muy Interesante» de este mes, y me he quedado perplejo ante la poca capacidad de reflexión que se necesita para que te publiquen, y para que los lectores se convenzan de que esto es lo «políticamente correcto».

    Creo que confunde “políticamente incorrecto” con “equivocado” a secas. Dice tal sarta de majaderías que no sé cómo se atreve a publicarlas. Además, muchas de las aseveraciones que vierte allí son precisamente las políticamente correctas, ocultando la parte más dura y para que el público de pensamiento cómodo y gratuito, que abunda hoy, lea lo que le gusta leer y descanse creyendo que piensa así por algo. Es lamentable que se propaguen tantos errores. Y todo esto, entiéndase, sin la menor animadversión hacia su persona, de cuyas buenas cualidades no es mi intención dudar.

    Sr. Sabadell: analicemos de cerca algunos puntos de su columna, y aprenda usted lo que es políticamente incorrecto decir porque nadie se atreve, ante la avalancha de facilidad para escandalizarse provocada por la ideología pseudocientífica y antirreligiosa que nos desborda:

    1. “La vida humana es sagrada”. Siempre me han olido a cuerno quemado frases tan grandilocuentes y universales. ¿Si toda vida humana es sagrada, por qué muchos que se oponen a la investigación con células madre no hacen lo mismo con la pena de muerte?

    (Aparte de que me parezca que la interrogación debería empezar antes del “por qué”). Pregunta demagógica, que prepara el terreno a su pseudorrazonamiento posterior. Contestación: ¿será porque, a lo mejor, ésos que se oponen a la investigación con células madre NO son todos los que argumentan para ello que LA vida humana sea sagrada? Pero, como se verá, ni siquiera tiene intención de considerar esta posibilidad. Después de “células madre”, el Sr. Sabadell debería haber añadido “por esa razón”, pero no lo hace por algo. Y aunque lo hiciera, seguiría sin dejar clara cuál cree él que pueda ser la relación entre la afirmación del carácter sagrado de la vida humana con estar en contra de la pena de muerte o de la investigación con células madre, de ambas o de ninguna, simplemente porque primero tendrá que definir qué entiende tras el concepto “sagrado”. Esta palabra en el ateísmo significa “intocable”; pero para una religión es “que depende directamente de Dios”, que no es igual. Es lógico que los no creyentes trasladen a otras cosas los rasgos que crean atribuibles a Dios (aunque muchos procuran que no se note, por razones obvias). Frecuentemente los asimilan a la vida humana. Por esto, a los “ateos”, agnósticos y otros, no se les puede hablar en términos de lo “sagrado”. Cuando la religión católica, mayoritaria en este país (de ahí que la escoja como ejemplo), recurre a este término, se dirige a los creyentes; no a ateos ni a agnósticos, que están por naturaleza o deseo incapacitados para entender “sagrado” si no es a su manera. Así, el no creyente hará mejor absteniéndose de interpretar este punto. Consuélese; pues, honestamente, ya causa problemas traducirlo de unas a otras religiones. En éstas, dependiendo de cómo se entienda, lo “sagrado” incluso puede ser precisamente lo que haya que “sacrificar” (palabras que por algo están etimológicamente emparentadas). Tal vez el problema de los jerarcas eclesiásticos sea que estén demasiado embelesados por sus propios conceptos como para comprender que fuera de ellos existe gente que, cuando le hablan según la terminología que ellos manejan, no la entiende igual. Pero son igual de inconscientes los elementos que, desde el exterior, pretenden interpretar ese vocabulario sin antes averiguar qué significa exactamente para el clero que lo utiliza.

    2. «¿Qué hacer frente a tal dilema? Añadir la coletilla de “vida humana inocente”.»

    Vaya cacao mental. Podemos admitir que la “vida humana es sagrada”, muy bien. Entonces, me temo que, si se la oyó a alguien de la jerarquía católica, la distinción entre “vida humana” y “vida humana inocente” para que ésta sea sagrada y la otra no, la escuchó de algún cura de pueblo que ya no recuerda sus estudios en el seminario acerca del tema. Lo sagrado sigue siéndolo aunque se maneje mal, y la vida humana no va a ser una excepción. Es más: si alguien está haciendo abuso de algo sagrado, quien le tenga respeto a lo sagrado debería hacer lo posible por retirárselo. Fíjese, precisamente qué buen argumento para apoyar la aplicación de la pena capital a quien está haciendo mal uso de su vida en prejuicio de la de los demás. Con la añadidura de que la Iglesia cree en una existencia más allá, algo que el ateísmo tampoco comprende: por tanto, la vida terrenal no es, desde el punto de vista religioso, lo más valioso de que se pueda privar a un ser humano. Incluso, aunque la mayoría de los agnósticos y ateos digan que para ellos sí lo es (frase “grandilocuente y universal”, por cierto), también es falso. Verán: señor Sabadell, desde su punto de vista “científico” háblenos de qué opina sobre la eutanasia, por ejemplo. Si es lícito quitar la vida en ciertos casos, es que puede cambiarse por algo: ya estamos anteponiendo este algo (en este caso, el supuesto beneficio de un estado psicológico o moral) a su posesión. Por tanto, ya que resulta no ser lo más valioso, ¿por qué no quitársela a quien la utiliza para perjudicar al prójimo? Supongo que tendrá usted alguna “coletilla” para romper su propia regla, porque lo que no vale para los demás (añadir coletillas, en este caso para quienes defienden al embrión) valdrá para usted, claro.

    Si es porque se trata de que uno decida sobre “su” propia vida (“la vida de uno le pertenece a sí mismo”: argumento “grandilocuente y universal” donde los haya, e indemostrable científicamente, exactamente igual que lo es el opuesto), ya puede justificarme Vd. la bondad del suicidio. Suicidio libre: dígame qué mayor expresión que ésta para ejercer “nuestro” derecho a “nuestra” forma de morir (frase “grandilocuente y universal” como no hay otra, para la que supongo tendrá Vd. también “coletilla”).

    Y puntualizo, por si acaso no se ha dado cuenta (lo he hecho a propósito). Vea qué contradicción: le he preguntado “qué opina” “desde el punto de vista científico”. Supongo que estará Vd. de acuerdo en que lo que es ciencia ya no es opinión. Pretendo decirle que éste es el mal de nuestro tiempo: confundir “saber” con “opinar”. Si a Vd. le preguntan cuánto es dos por tres, ¿dice lo que sabe o da su opinión?
    En realidad, la cuestión está no en que sólo la vida inocente sea sagrada, sino en que aplicar un castigo, en este caso la muerte, a un poseedor de vida humana al que se sabe inocente, es una aberrante y clara injusticia. Incluso aunque la punición vaya en nombre de la ciencia. ¿No será éste el argumento que el Sr. Sabadell tergiversa? A lo mejor es que el meollo no consiste en razones sobre la sacralidad de la vida humana para quitarla o no, sino de Justicia. Pero con los duros de oído hemos topado, querido Sancho. De hecho, para el creyente, ¿no debería comportarse la Justicia a imitación de lo que haría su Dios? No sé si entenderá esto, claro. ¿Precisamente no se está protestando continuamente desde los sectores creyentes, contra la frivolidad y la corrección política con que se legisla? Otra cosa es que las ideas del Sr. Sabadell en torno a lo que es frívolo y políticamente correcto, no coincidan con las de los creyentes. En este caso, como veremos más abajo, será coherente si no es partidario de la pena de muerte. Y ahí estamos de acuerdo en condenar la pena de muerte, verá usted.

    3. «Claro que decidir quién es inocente tiene su miga; si no, dense una vuelta por los juzgados».

    Me parece la más peligrosa de todas sus falacias, y que revela los mecanismos que le han llevado a todo el erróneo sistema lógico anterior. Además, o bien evidencia falsía por utilizar un razonamiento que sabe sofístico, o bien ignorancia, o bien descuido. Prefiero que sea este último, Sr. Sabadell, pero entonces revise lo que escribe, aunque tarde más en publicarlo. Mire: precisamente es justo al contrario: lo que tiene su miga es decidir quién NO es inocente. De ahí la reserva para apoyar la pena de muerte; e incluso, si existiere, para aplicarla. Esta reserva se asegura en contra de tal pena cuando se trata de emplearla con alguien que no haya sido juzgado. Lo cual me hace volver sobre el punto anterior: desde luego que muchos en principio partidarios de la pena de muerte, la reprueban ahora mismo. Es lógico y necesario que así lo hagamos todos, por la falta de seriedad con que se legisla y, lo que es peor, por el poco sentido de justicia existente y la parcialidad con que se aplican las leyes. Como están hechas para parecer bonitas a la mayoría, uno no suele darse cuenta hasta que las tiene que sufrir. En la antigüedad se tenía por norte la Justicia divina. Ahora carecemos totalmente de modelo para imitar: se legisla a voleo, según convenga para aplacar la conciencia de la mayoría y ganar votos, o apuntalar a los que mandan. Si la mayoría es injusta, da igual. Legalicemos la injusticia, que así será justicia. Cien mil millones de moscas en el mundo comen mierda; pero, como son mayoría, no pueden estar equivocadas: la mierda es buena. La mayoría no se puede equivocar. Esta confusión de justicia con injusticia legal o apoyada por la mayoría, la estamos sufriendo diariamente. Creo que este último pensamiento está en la mente de muchas personas, lo que pasa es que aquí sí damos con algo políticamente incorrecto de decir. Por esto le ruego que no se corte. Sea valiente y suéltelo: “No creemos en la pena de muerte porque estamos seguros de que la justicia tarde o temprano se equivoca, lo que a la postre demuestra nuestra falta de fe en la justicia.” Totalmente de acuerdo.

    4. «El error es de bulto: la fecundación puede durar hasta 12 horas, y 14 días después de materializarse puede formar gemelos o trillizos. ¿Dónde queda la identidad bien definida? ¿O es que dos gemelos son la misma persona?»

    ¿Acaso conoce el Sr. Sabadell qué ocurre en el proceso de la fecundación del óvulo para que se pueda saber exactamente el número de días en que se va a producir (dentro de los que dice), y si hay o no factores previos que determinan si esa fecundación va a generar gemelos o no? Y le devuelvo la pregunta retórica para que compruebe una vez más su demagogia (que seguramente no será suya, y así lo espero, de verdad): ¿O es que dos gemelos siameses no son personas distintas porque compartan el mismo cuerpo? Lo honrado sería decir: “con los medios científicos actuales, pueden pasar hasta 12 horas sin que sepamos seguro si el óvulo y el espermatozoide se han convertido o no en embrión, y hasta 14 días hasta saber si éste dará gemelos o trillizos univitelinos (no viene mal añadir que hay más de un tipo de gemelos y trillizos).” Por cierto, se sospecha que este proceso de geminación tiene que ver con el de la reproducción asexuada (grosso modo, una especie de clonación natural). Si es tal, el Sr. Sabadell viene a afirmar un disparate más: que la estrella de mar que ha sido cortada para generar otras dos, ha dado éstas porque no era una estrella de mar. O que el rosal del que hemos cortado un esqueje para dar otro rosal, tampoco era rosal.

    5. Asegurar que unas pocas células arracimadas son un ser humano es decir que una semilla es un árbol. Pues lo ha entendido, mire usted… ¡pero lo retuerce a su favor! Una semilla no es un árbol, pero lo que no puede negar es que es el mismo ser en diferentes estados de su desarrollo vital. Contiene exactamente la misma información genética, única, que ni siquiera es exactamente igual que la de sus padres (sólo en la mitad de cada uno, y esto si no hay mutaciones) y que no le abandonará en toda la vida. Los seres vivos suelen sufrir metamorfosis, ¿sabe usted? Que van desde lo más simple a lo más complejo. Un renacuajo no es una rana, pero no por eso deja de ser un animal del mismo género y especie, vivo en ambos casos y portador de los mismos genes que cuando sea adulto. Cuando a una semilla le ha crecido raíz, tronco, ramas y hojas se llama árbol. Confunde el hecho de que sus propiedades físicas sean distintas con que sea un ser distinto. Un ser vivo es más que propiedades físicas sensibles a las formas y al tacto: es, al menos, una genética.

    6. «De ahí la prohibición renacentista de hacer autopsias».

    ¿? Yo diría que hay mucha película americana detrás de esta grandilocuente afirmación, con la que pretende dar el toque culto y sabio. Pero aquí sí que no pongo la mano en el fuego. Mi sabiduría no llega a tanto. Sólo sabía que precisamente la disección de cadáveres se había autorizado en 1488, precisamente con el inicio del Renacimiento (algunos protestantes la condenaron, eso es verdad, como los hugonotes: así le fue a Miguel Servet con ellos. De todos modos, éste no es necesariamente un rasgo renacentista: sigue habiendo sectas y grupos ideológicos que no la aceptan, e incluso personas particulares). Lo digo de memoria; la verdad, no tengo tiempo de ir a consultarlo. Pero no sé, supongo que el Sr. Sabadell se acordará más del tema y tendrá razón.

    7. «…pero tales minucias no impiden argumentar sobre cuándo un grupo de células, que no piensan ni sienten emoción alguna, pues carecen de sistema nervioso, es un ser humano.»

    (Yo suprimiría la coma después de “células”, porque imagino que la subordinada que sigue es especificativa y no explicativa). Ojo al dato. Es lo primero incorrecto políticamente hablando que leo en su columna, Sr. Sabadell. Pero no creo que sea una incorrección perspicaz. Esta frase serviría para argumentar que, si por un error genético, alguien naciera con esta deformidad de la falta de sistema nervioso (lo cual me suena que ya ha ocurrido tras accidentes o catástrofes como Chernobil o las bombas atómicas), para Vd. no sería un ser humano. Cuando nace alguien así, imagino que sólo durará de unos segundos a muy pocas horas, y con asistencia. Pues lo siento, pero ahí discrepamos. Para mí sí sería una persona humana (aunque con un grave problema físico, por supuesto). No sé para esos creyentes a los que Vd. se refiere. Sin embargo, una vez más, sólo hablamos de opinión, no de saber. Me parece que es indemostrable, y entonces pasa a ser cuestión de qué entendamos por persona; es decir, de fe. Claro que, leído su artículo, supongo que Vd. no coincidirá con los asuntos de fe. ¿O tal vez me equivoque?

    8. «Por comparación, un chimpancé es más un hombre que un embrión masculino. Pero qué políticamente correcto,»

    Sr. Sabadell. Afirmar de un embrión que sea “masculino”, para que no se nos mosqueen las feministas, que es lo que está de moda. Y vaya redundancia. “Embrión” es siempre masculino. Trasluce Vd. la influencia de esos grupos ideológicos de moda, ávidos por acaparar para su particular sistema semántico los términos masculino y femenino, que hasta hace poco eran sólo dos de los seis géneros tradicionales del castellano. ¿No sería más ingenioso inventar terminología nueva y dejar la vieja en su sitio, para que no se perdieran matices? Yo diría un “embrión macho”, o “varón”, en todo caso, pero en fin… Ahora, cada uno usa el lenguaje como quiere. ¿Y un “embrión masculino” de qué especie? ¿De rinoceronte? ¿Por qué no dice Vd.: “por comparación, un jabalí (sin especificar sexo) es más un ser humano (sin especificar sexo) que un embrión… humano” (sin especificar sexo)? Así se apreciaría mejor la barbaridad de esta afirmación. Un jabalí tiene cuatro miembros, músculos, cabeza, ojos, barriga, dientes, hígado, cerebro, sistema nervioso… exactamente como cualquier adulto humano normal. Pero ¿sabe qué ocurre, señor Sabadell? Que un “embrión masculino”, siempre que sea humano, porta unos genes exactamente iguales a los de un hombre adulto, pero diferentes a los del chimpancé (le concedo que en gran parte coincidentes; pero esto, aunque poco menos, ocurre también con el jabalí, por cierto). Vd. parece creer en cuatro miembros, un cerebro, una cara y ojos antes que en los genes. La diferencia de los que defienden al “embrión masculino” con Vd. es que ellos creen que el sistema genético es lo que nos acerca, mientras que Vd. lo cree de dos ojos, una boca y cuatro manos. Según su teoría, por comparación, una muñeca de sex shop es más una mujer que un “embrión femenino”. ¡Tome “políticamente incorrecto”! Pido clemencia a los lectores: lo que piensen estará en sus mentes, no en la mía. Y admita el Sr. Sabadell que no he hecho más que seguir su sistema lógico: una muñeca de sex shop tiene cabeza, ojos dos piernas, brazos, boca, barriga… y el embrión no, por supuesto.

    Sr. Sabadell: mire, para desagraviarle a Vd., le propongo un reto que, ya que confía tanto en su propia opinión, le proporcionará la oportunidad para tomarse la revancha por esta carta: cójase a su chimpancé, y yo al “embrión masculino”, ambos en condiciones comparativamente favorables; o mejor aún: me cojo el millón de embriones congelados a los que se refiere en el ejemplo siguiente de su texto, y empecemos desde hoy a trabajar con ellos. La única condición es que esos “embriones masculinos” sean humanos. Dentro de diez años me enseña Vd. a su chimpancé, y yo le enseñaré uno cualquiera de esos “embriones masculinos”, veremos a dónde han llegado su pupilo y el mío. Ya me dirá usted entonces cuál se parece más a un hombre. Quien haya conseguido menos méritos de su discípulo, usted o yo, paga prenda al otro. El valor de la apuesta lo dejo a su arbitrio. Faltaría más.

    9. Huelga copiar aquí todo el párrafo final, porque es pura especulación fabulística, de más acérrima y tendenciosa ejemplificación casuística. Yo le diría: póngase Vd. en lugar de ese personaje al que ha dejado solo en un pueblo, encerrado en una casa sin poder salir, y elija entre que le caiga el misil encima a Vd. o sobre la ciudad del millón de habitantes. Imagínese que el misil le va a dejar vivo durante algún tiempo pero horriblemente lesionado. Es muy bonito decir que escogería lanzar el misil sobre su propia persona (que es lo que, sin duda, todos diríamos). Pero ¿quién se conoce a sí mismo lo suficiente como para saber qué haría en el último instante? Es un dilema eterno, discutido por los filósofos de todos los tiempos. Sólo en las grandes catástrofes (piense en el Titanic, Sr. Sabadell, o en Chernobil) todo queda en su justo lugar, lo malo y lo bueno. Es muy fácil decidir sobre la vida de los demás. A lo largo de la historia podemos comprobar cómo repetidamente una sola persona ha enviado a millones a la muerte sin el mínimo escrúpulo. Así que no le extrañe que alguien dijera que lanzaría el misil sobre el millón de habitantes porque el personaje del pueblo solitario fuera su padre, su hijo, su cuñado o su perro, que hasta a esto hemos llegado.

    Y vuelve a ser políticamente correcto, Sr. Sabadell: de nuevo escoge el sexo de la persona rescatable frente al millón de embriones supuestamente asexuados (¿no será porque cuenta con la corrección política de los lectores para que escojan a la mujer por el hecho de que lo sea?, me pregunto). ¿Qué diría Vd. si alguien elige salvar los embriones? ¿Qué pasa si añadimos condicionantes a la mujer? Una enferma terminal inconsciente, que va a morir dentro de una hora y que no se entera de lo que ocurre a su alrededor, etc. Si hubiera dos mujeres, una doliente en este caso y otra sana, ¿a cuál escogería? ¿Y si hubiera dos sanas, exactamente iguales, y una de ellas fuera nuestra madre? Y si hubiera un millón de enfermas terminales frente a una sana ¿a cuál salvaría? ¿Y la madre de uno fuera una de ese millón de enfermas? ¿Y si, contra el millón de enfermas y la sana fuera nuestra madre? ¿Y si…? ¿Y si…? Y es que Vd. lo ha dicho, Sr. Sabadell: “quizá todos seamos seres humanos, pero algunos lo ¿son? ¿somos? (una vez más políticamente correcto, Sr. Sabadell: usted no, usted no es un ser humano, usted es Dios, que habla desde fuera, sin incluirse) más que otros.

    Quiero que quede claro que no deseo decantarme por las ideas contrarias a las que mantiene el Sr. Sabadell, sino dar a entender que en su columna no ha expuesto argumentos, sino dogmas, ya que son gratuitos. Espero no haberme hecho pesado, y un saludo (si han conseguido llegar hasta aquí), especialmente para él, que tanto me ha hecho pensar. Muchas gracias, Sr. Sabadell. Hoy, pensar es un valor, frente a quienes dicen lo último que han leído en una columna periodística.

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  18. Carmen dice:

    Miguel Ángel,

    El quid de la cuestión para mí no está las preguntas que tú me haces, creo que el error parte precisamente de ese planteamiento equivocado, para mí, la cuestión es otra y te lanzo también unas preguntas al respecto: ¿cómo debe ser considerado y tratado un embrión humano? ¿cómo cualquier otro embrión animal, cómo las semillas de un árbol, como vosotros decís, sin más?, de ahí parte la polémica, y por eso interviene la Ley, porque aún aceptando que un embrión humano todavía no es una persona, tampoco es sin más lo que vosotros decís… yo no tengo toda la razón, ni todas las respuestas, pero los que defendéis posturas opuestas a la mí, tampoco las tenéis…

    Y respecto a la segunda parte de tu comentario, en ningún momento he puesto en duda la claridad del post, se entiende perfectamente, otra cosa es que no esté de acuerdo con la forma en que tratas este asunto… precisamente lo que me parece demagógico y simplista de tu post tiene que ver con lo que acabo de argumentar antes, y no puedo extraerte un punto porque todo el post está escrito del mismo modo, desde la primera línea hasta la última… pero seré más concreta poniéndote algunos ejemplos… cuando utilizas términos como “sagrada” o “alma” estás mezclando el tema religioso en algo que no tiene porqué implicar creencias, y no creo que sea casual, porque precisamente las posturas más “radicales o fanáticas” vienen de ese sector, lo cual te facilita la defensa de tu postura… pero además, al plantear ejemplos y preguntas como los que planteas, como:

    “… un misil nuclear va a caer sobre España y debe decidir entre dos objetivos: una ciudad de un millón de habitantes y un pueblo abandonado donde vive una única persona. ¿Qué haría?”,

    “… ahora imagine que entra en un hospital en llamas y solo tiene una oportunidad para salvar a alguien. En una habitación hay una mujer y un recipiente con un millón de embriones congelados. ¿Haría la misma elección que en el caso anterior?”,

    …. creo que reduces a algo simple lo que es mucho más complejo, y veo en ello cierta demagogia, sí, porque expones situaciones extremas, donde el margen de acción es muy limitado… y por ello, mi respuesta a tu última pregunta, por supuesto, evidentemente, es que salvaría a la mujer… si hubieses dicho que era un hombre, me lo habría pensando… ¡por favor, es broma! también lo habría salvado, aunque fuese ateo y científico 🙂

    La supervivencia implica crear y destruir vida, pero pienso que cuando hablamos de seres humanos, hay que hacer distinciones y matices importantes a esa ley de la naturaleza… y para eso tenemos principios éticos y morales, y leyes… sé que no es fácil, a veces incluso es muy complicado, pero merece la pena hacer el esfuerzo, por lo que está en juego, y desde luego, las generalizaciones, las posturas radicales y los prejuicios tanto en un sentido como en otro, no ayudan… respecto al aborto, por ejemplo, hay medios para no tener que destruir una vida, se puede evitar la concepción de muchas maneras, y en caso de que ya sea un hecho, hay otras opciones posibles, como la adopción… y aún así, como dije anteriormente, puedo entender ciertas posturas en situaciones excepcionales, pero nunca como norma habitual… yo creo que el problema es que mucha gente parte de la idea errónea de que son los padres quienes tienen derecho a tener un hijo, y es el niño el que tiene derecho a tener padres… tener o no un hijo no es un derecho, es una posibilidad…

    Saludos.

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  19. Carmen dice:

    Vaya!!! parece que ha aparecido alguien que escribe más que yo jeje… José Benito, no sé quién eres, pero gracias por hacerme parecer breve jeje, creí que nunca lo conseguiría…

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  20. Déjame que te proponga otro experimento mental:

    Si un hombre muere en pleno coito, y deja a la mujer embarazada, ¿el niño que nazca heredará al muerto, o se fastidia y no hereda porque en el momento de la muerte no era mas que un triste embrión de pocos minutos?

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  21. Rawandi dice:

    Carmen, tú no debates para buscar la verdad. Por ejemplo, te he señalado una afirmación equivocada y tú, en lugar de reconocer el fallo o cuando menos dejarlo correr, has recurrido a la burda excusa de que tenías intención «irónica». Además, faltas demasiado a la verdad en tu último mensaje del día 7. A la vista de tu total carencia de argumentos no tiene sentido seguir dialogando. Simplemente te felicitaré por no ser una cristiana hiperliteralista. Tu criterio de atribuir al infalible Dios los pasajes bíblicos que te gustan y achacar al «contexto histórico» los pasajes que te repelen no es muy lógico, pero ciertamente resulta menos nocivo socialmente que el criterio de los creyentes hiperliteralistas. Un saludo.

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  22. José Benito dice:

    De nada por lo que dices, Carmen.

    Por cierto, tengo que reconocer varios fallos en mi texto: puse, al principio de todo «políticamente correcto», cuando debería ser «políticamente incorrecto», y más adelante «prejuicios» en lugar de «perjuicios», además de algunos errores tipográficos que espero no causen problemas de inteligibilidad. Y podemos seguir disfrutando.

    Lo siento, Sr. Sabadell, pero es que de entrada me parece un texto tan mal argumentado que, analizado desde un punto de vista silogístico, mueve a lo cómico.

    Me temo que sigue Vd. unos parámetros de razonamiento totalmente equivocados. Y lo peor es que cuelan, porque son hoy lo que gusta oír, y la gente (en general) prefiere apoyar lo que le gusta oír antes que lo que le invite a pensar, porque esto cuesta trabajo. Es muy sencillo desenmascarar sus erróneos procesos silogísticos con unos cuantos ejemplos:

    Primero, le voy a plantear un dilema exactamente igual que los suyos, que posiblemente (para Vd. sería seguro) nos “demostrará” que es Vd. partidario de la pena de muerte a destajo: supongamos que tiene que condenar a morir en la silla eléctrica a una persona o, por no hacerlo, morirá el millón de habitantes de una ciudad entera. ¿Qué escogería usted?

    Segundo, voy a utilizar directamente un argumento suyo, sin modificarlo, para decir exactamente lo contrario: “definir qué es ese ser, cómo llega al embrión o de dónde viene son cuestiones no resueltas, pero tales minucias no impiden argumentar sobre cuándo un grupo de células que no piensan ni sienten emoción alguna, pues carecen de sistema nervioso, todavía no es un ser humano.” (Como si una persona que está en coma ya no fuera un ser humano, por no pensar ni sentir emoción alguna).

    Tercero, le voy a “demostrar” que, ante una botella de whisky y un teléfono, debemos escoger éste para guardar Coca-cola: existe (y es real) un modelo de teléfono que ha sido diseñado exactamente para ser confundido con una botella de Coca-cola, incluso de cerca. Luego, por comparación ese teléfono es más una botella de Coca-cola que una de Chivas (y conservo la expresión tal y como Vd. la redacta, para que se aprecie su ambigüedad. Entiéndala al alimón cada lector).

    Cuarto, rellenaré su propio razonamiento sobre los términos “sagrado” y “vida” con otro argumento, para que se haga idea del abismo que hay entre su concepto de ambos y un supuesto punto de vista religioso. No espero que lo entienda, y no me extraña; esto sí que “tiene miga”, porque evidencia lo absurdo del conjunto: “banco” en inglés se dice “bench”. Si todo banco es “bench”, entonces ¿por qué los hablantes de inglés, para decir que van a guardar dinero en el banco dicen que van a guardar dinero en el “bank”? Y no sólo me refiero al eterno anglohablante Bush, sino también al Papa cuando habla en inglés, que retira esa palabra de su vocabulario cuando habla en italiano pero no la eliminó de su léxico idiomático habitual hasta que dejó de hablar en alemán cotidianamente y pasó a hacerlo en italiano, cuando se trasladó al Vaticano por haber sido elegido pontífice. Eso sí, en el diccionario de Oxford, página 80, aparece “bank” con la acepción “an organization or a place that provides a financial service”, la cual no se contempla en la página 99 para “bench”. ¿Significa o no “bench” un banco, todo banco?

    En fin, no me extiendo más… Creo que ya es suficiente.

    Un saludo.

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  23. Rawandi dice:

    «Como si una persona que está en coma ya no fuera un ser humano, por no pensar ni sentir emoción alguna»

    Cabe la posibilidad de que un paciente en coma sea persona, pues al menos posee un cerebro en el que están almacenados sus recuerdos y deseos de persona. No ocurre lo mismo con el feto humano, el cual carece de recuerdos porque no tiene cerebro y en consecuencia no puede ser persona.

    En el caso del paciente comatoso, todo depende de que si el coma es reversible o irreversible. Un coma reversible viene a ser como un sueño prolongado. El paciente comatoso reversible no deja en ningún momento de ser persona. En cambio, un coma totalmente irreversible equivale a la muerte en vida. El cuerpo del paciente comatoso irreversible debe ser tratado con respeto porque fue persona, pero en realidad ya ha dejado de ser persona.

    En caso de que no se pueda determinar con seguridad si estamos ante un paciente comatoso reversible o irreversible, habría que concederle el beneficio de la duda y tratarlo como si fuera una persona.

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  24. José Benito dice:

    Pues, ¿sabe qué le digo, Sr. Rawadi?

    Coja Vd. a un paciente en coma irreversible y, sin retirarle los aparatos que le mantienen vivo, clávele un cuchillo en el corazón, a ver si permanece en el mismo estado. ¿Qué le parece el experimento? ¿Cómo le llamaría Vd. al cambio observado? ¿»Muerte definitiva»? ¿Es que considera Vd. que hay alguna muerte que no sea definitiva?

    Me pregunto si ha estado Vd. alguna vez en coma; y si, en caso de que así haya sido, se acuerda Vd. de algo. Supongo que, si un coma reversible es como un sueño prolongado, se podrán observar en él las mismas fases que en un sueño normal (creo que son SOL, REM y NREM). Supongo también que, si un comatoso se despierta en la fase REM, se acordará de lo que estaba soñando, ¿no? Esto todo ya tiene que estar científicamente estudiado. No creo que sea tan difícil.

    En fin, señor Rawadi, ya que sabe Vd. tanto sobre estados alterados de conciencia, lo que es tener cerebro y lo que no, le propongo este caso, para que siga pensando:

    http://blogs.periodistadigital.com/larosablanca.php/2007/09/26/p117926

    Mientras tanto, deje que me siga dirigiendo al Sr. Sabadell y sus «impecables» argumentos, que aún se me quedan algunas cosas en el tintero. Con su inmarcesible filosofía nos habla de no sé qué falacia del continuo, pero me pregunto si sabrá lo que es falacia. Él, que no era partidario de la pena de muerte para nadie hasta que condenó a ella a un pobre hombre inocente al que encerró en un pueblo, mediante el método atroz de lanzarle encima un misil nuclear (eso sí, por no hacerlo sobre una ciudad entera) –este ejemplo suyo, por cierto, sí es una falacia de manual, de las llamadas “informales”; es decir, de las que apelan a los sentimientos humanos para sustentarse- ¿de verdad se cree que, al cabo de dos mil años de historia, en la Iglesia no ha habido personajes tan inteligentes como él que hayan pensado ya en eso? ¿Cree seriamente que la inteligencia de las personas inteligentes de la Iglesia ha sido tan poco inteligente (redundancia adrede) como para no haber triunfado ya después de tanto tiempo y resplandecer esas grandísimas verdades que comenta? ¿Vienen ahora él y sus correligionarios y coideólogos a decir que, porque están tomando los medios de comunicación de masas y pueden proclamar a voces las tonterías que proclaman, ya tienen más razón?

    Ande, léase a Aristóteles, Sr. Sabadell, y la filosofía escolástica; estúdiese los silogismos y practíquelos, y aprenda a pensar desde cero. Y luego entérese de qué significa cada término para cada hablante y diríjase a él en su mismo idioma, o deje de criticar lo que no entiende para que sean los destinatarios de los obispos quienes lo hagan, si algo hay criticable. No interprete lo “sagrado” desde las creencias de Vd., sino desde las de la Iglesia; y, si no las conoce bien, entérese o absténgase (le advierto que enterarse de verdad “tiene tela”, porque a veces son muchos años de documentos, concilios y decisiones). La Iglesia seguramente sea contradictoria para usted, pero no para sí misma, y eso es lo importante. Claro que, si interpretamos su lenguaje como nos da la gana, podemos colgarle al criticado todos los muertos que queramos, y eso es lo que a Vd. le interesa. ¿O me equivoco?

    Para la Iglesia, lo “sagrado” es lo que nos debe recordar especialmente a Dios cuando lo manejemos. Lo “sagrado” no es necesariamente nada intocable, que haya que adorar. Cada cosa sagrada lo es por diferentes razones y, dentro de la consideración y reverencia, merece un trato distinto. Es sagrado el cáliz que utiliza el sacerdote en la misa, y el recinto, y las imágenes, y la vida humana. Pero, por el hecho de ser sagrados estos elementos (y otros muchos), obviamente no se va a comportar Vd. igual hacia todos ellos. Si entra en un templo y roba un cáliz, este objeto quitado a la Iglesia pasa a ser de su posesión, y hará con él lo que le dé la gana. El cáliz es sagrado únicamente por haber sido dedicado a determinado uso. Los fieles católicos (si de veras lo son, claro) creen que, a partir de la Consagración, contiene la sangre del mismo Dios. Por eso, este cáliz está especialmente reservado a un uso considerado superior, y, por simple lógica, si Vd. lo destina a otro, comete sacrilegio para estos fieles. ¿Entra Vd. en el despacho de su jefe y, sin permiso de éste, le coge la cristalería de gala del mueble bar y se la utiliza de diario? Pues imagínese qué será hacerle esto a su Dios, para un creyente. Puede que, a la hora de la verdad, Dios no le dé tanta importancia al hecho (igual que puede ocurrir con su jefe), pero los humanos pensamos así y, de todos modos, no tenemos que meternos en el pensamiento y lógica de Dios, que es asunto suyo (y vuelvo al caso de su jefe). Si él lo quiere de otro modo, que nos lo diga.

    Claro que, si Vd. no cree en el Dios cristiano y tampoco le ha interesado enterarse, entiendo que el término “sagrado” le traiga connotaciones exóticas, de primitiva adoración e intocabilidad, ésas que habrá visto en las películas de Hollywood sobre tiempos remotos a los que nadie puede volver para comprobar in situ si es verdad lo que cuentan, o sobre nativos de la Polinesia o de África, también normalmente demasiado lejanos en el espacio para los espectadores. Pero le aseguro que es todo mucho menos misterioso en términos de razonamiento.

    Yo le pregunto: cuando se le quita la vida a alguien, ¿pasa a ser posesión del que la ha quitado, como el cáliz del que antes le hablé? ¿A dónde va? ¿De verdad controla uno la vida humana, incluso la suya propia? ¿Se muere uno cuando y como quiere? ¿Se pone uno enfermo cuando quiere, o sufre un accidente de tráfico en el momento más oportuno para no llegar a su destino, y así no verle la cara a su cuñada? Medítelo, y comenzará a vislumbrar qué es “sagrada” para la Iglesia, cuando se refiere a la vida.

    Usted puede contestar que no va a ningún sitio, que la esencia de la vida, de los sentimientos, de la avidez por aprender, del pensamiento y del arte se acabó en ese cuerpo y desaparece por arte de birlibirloque. Que toda la asimilación de conocimiento y sabiduría permitida por y para una vida no tiene, al final, ningún objetivo más que el de contribuir a la misma acumulación en otros y que, al final, cuando se haya extinguido la especie humana y no permanezca rastro de ella en el universo sensible, será como si no hubiera existido. Pero entonces debería cerrar la boca en sus críticas, ya que esta diferencia de opinión (indemostrable por ser cuestión de fe en ambos puntos de vista, si se fija) tiene consecuencias para las conclusiones finales del razonamiento. Si hay libertad de culto, deje a cada uno creer en sus premisas de fe y llegar a las conclusiones a las que deberían llevarles siguiendo un razonamiento correcto. Lo que hay que combatir son los razonamientos incorrectos; y, de raíz, las premisas nocivas y erróneas (en cuestiones de ciencia; en las de fe, positiva o negativa, siempre es erróneo lo que cree el otro, porque si no lo considerásemos así, no mantendríamos nuestra postura), no las que no hacen daño a nadie. Per se, creer en el alma y en una vida más allá, a mí me parece inocuo; e incluso, en ciertos casos, beneficioso.

    Admitida la existencia de que la vida continúa después de este mundo, a algún sitio tendrá uno que ir a pasarla (o no pasarla, como veremos): al cielo o al infierno. Según la filosofía cristiana, nosotros, con nuestros actos o arrepentimientos, tenemos que demostrar a Dios si deseamos acogernos a su salvación o no. Pero esta decisión de salvarnos, en última instancia, es privativa del propio Dios. Desde este punto de vista, el único dueño de la vida humana es Dios. Por esto es sagrada la vida humana. Ir al cielo significa ir a Dios. Ir al infierno es como no ir a ningún sitio: supone la verdadera muerte, esa pulverización que, para quienes no creen en la existencia del alma, se produce tras la “muerte terrenal” de los creyentes. Esto deviene en que, si Vd. no cree en Dios, según sus propias creencias va directamente a lo que, para los cristianos, es el infierno. Así que no tiene por qué parecerle mal que un cristiano se lo diga. Si se fija, en el Cristianismo existe mucha imaginería y literatura descriptiva acerca del infierno, pero no un dogma definido en cuanto a su naturaleza física, ya que se trata de un estado espiritual (mejor, la negación del mismo) más que de un lugar físico. Así, como la imaginación funciona con parámetros físicos, cada creyente se lo figura según sus antecedentes culturales le dan a entender (en su época o en su entorno social).

    Ahora, si ha entendido mínimamente qué significa que la vida sea sagrada según los obispos, puede comenzar a comprender que no es lo que Vd. propugna en su libelo. Si lo “sagrado” tuviera esa connotación terrible que Vd. le atribuye, probablemente la Iglesia, siguiendo un silogismo correcto, se vería obligada a concluir el imposible de que un asesino nunca obtuviera el perdón de Dios hasta que devolviese la vida al muerto. Que a lo mejor es lo que le conviene a Vd.

    Y la Iglesia tampoco puede manifestarse radicalmente frente a temas como el de la pena de muerte, porque esto la obligaría a contradecirse a sí misma en ciertos casos, llevándole a errores como el que ha cometido Vd. con su “ejemplo ejemplar”, en el cual se muestra partidario de esa pena en el supuesto de que haya que cambiar una vida por muchas, incluso aunque el ejecutado no haya cometido ninguna falta que le haga merecedor de castigo alguno. Hay que tener en cuenta que la moral nos plantea casos infinitos, para los cuales la Iglesia tiene que dar soluciones lo más universales posible. ¿Qué haría usted si consiguiera atrapar a un asesino muy peligroso, con potencial para causar cientos, tal vez miles de bajas en su población, y no tuviese un lugar donde mantenerle prisionero y alejado con un mínimo de seguridad para todas esas personas? Pues este caso es real, se ha dado en las guerras.

    Como podrá Vd. deducir al respecto, esta postura obliga a la Iglesia a sostener también un modelo divino para la justicia, ya que sólo la imitación de ésta tal y como Dios la entienda puede justificar ese “adelanto” de estado de una vida terrenal a otra ultraterrena que supone la muerte física. Pero éste es otro debate, con el que pienso que en el futuro lo pasaré muy bien leyéndole y pensando sobre Vd., también.
    Y también debo decirle una cosa, para su tranquilidad por haber matado a un pobre inocente con un misil: en la Iglesia católica, la disyuntiva de sustituir una vida por muchas, si no hay un tema de justicia por medio, todavía es un caso abierto a la discusión. Ante este caso, no nos obliga a seguir una conducta definida. La razón es que, si uno verdaderamente se arrepiente ante él, el Dios católico no perdona menos por haber matado a un millón de personas que por haberlo hecho con una sola. Aquí sí que, o se perdona o no se perdona. De modo que se reduce a un tema de moral personal, no religioso. ¿De qué forma le va a costar a Vd. menos arrepentirse? Tal vez un día Dios baje en persona y les diga a los obispos cuál es la mejor solución, y cómo funciona eso de los grados en el perdón de las culpas. Si a Vd. se lo ha dicho, avise.

    Un saludo de nuevo.

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  25. José Benito dice:

    Post Data:

    De todos modos, Sr. Rawadi, me da exactamente igual que el coma sea reversible que irreversible. Se va por los cerros de Úbeda. Tan inconsciente está quien padece uno de ambos como el otro. Con que uno de los dos sea persona, ya me basta.

    Un saludo.

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  26. El pequeño Richard dice:

    Has visto, Miguel Ángel, en cuanto entro yo se le anima el foro. Y es que hay personas con magnetismo, y eso que no han visto mi físico y mi químico.
    Soy una persona bastante simple, no pienso casi, me dedico a satisfacer las necesidades ajenas, es la esclavitud de la belleza, claro que ustedes no pueden saberlo…

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  27. masabadell dice:

    Resulta cansino tener que eliminar el grano de la paja de los requiebros lingüísticos. Pero hagamos unas pocas puntualizaciones.
    Quienes se oponen a la investigación con células madre embrionarias humanas son, esencialmente, personas provenientes de entornos religiosos. Una pequeña prueba son las dos personas que han criticado esta columna.
    ¿Si toda vida humana es sagrada (entiéndase como inviolable para los ateos/agnósticos o como “que depende directamente de Dios” para los creyentes) por qué se acepta la pena de muerte? Si es un universal, no existen excepciones, que la Iglesia sí ha hecho (y no hace falta citar a la Inquisición o los ahorcamientos legales hasta el pontificado de Pio IX) y hace (sin ir más lejos, diversos obispos mexicanos apoyan la pena de muerte en casos excepcionales, apoyándose en el Catecismo y en lo que dijo el mismo Juan Pablo II matizando su postura abolicionista en la Evangelium Vitae de 1995). Claro que uno no entiende por qué en ese momento la vida deja de ser dependiente directamente de Dios para pasar a ser propiedad de un tribunal humano.
    Por otro lado, la mayor parte del comentario es sobre los dilemas éticos sobre lo que se puede hace o no con un ser humano, o lo que puede hacer un ser humano consigo mismo. Esa no es la cuestión: no hablamos de suicidio, ni penas de muerte, ni de eutanasia. El fondo es si un conjunto de 8 células indiferenciadas es un ser humano.
    Por cierto, lo de que es un ser humano “desde la concepción” es un añadido moderno. Para Tomás de Aquino (y no hace falta señalar su importancia teológica) el embrión recibe el alma en el cuadragésimo día de gestación y hasta entonces es como un vegetal o un animal, no un ser humano.
    Pero insisto, la cuestión fundamental es si el embrión es un ser humano. El pre-embrión no puede ser considerado un individuo real durante la primera quincena posterior a la concepción. Primero, porque cada una de las células del pre-embrión son totipotentes. Segundo porque, gracias a ello, puede dividirse en gemelos monocigóticos (o dos pre-embriones fusionarse y formar una quimera) y, por tanto, no está bien definido. El juego de palabras del Sr. José Benito sobre la incapacidad técnica de saberlo es gratuito: simplemente puede o no puede darse del mismo modo que un átomo puede o no desintegrarse transcurrida su vida media. Pero es que además no responde a la pregunta. ¿donde queda la identidad bien definida cuando pueden ser UNA, DOS, TRES o CUATRO?
    Parece ser que para el Sr José Benito un cuerpo humano sin sistema nervioso (y por tanto sin cerebro) es un ser humano, aunque no argumenta por qué. Y lo mejor es que más adelante me acusa falazmente de definir humano como algo con ojos, boca, manos… ¡que es lo que está defendiendo él!
    Eso sí, ante el simple dilema mental del bombardeo, un método más que habitual utilizado para discutir problemas éticos, elige no responder y le sirve para escribir líneas y líneas irrelevantes. ¡Responda al dilema! Yo le respondo al otro (Nótese la diferencia del sanguinario presupuesto de José Benito: la mía es una propuesta que debes elegir salvar a uno a un millón. La suya es matar a uno para salvar a un millón. Esa sutil diferencia hace que sea un problema de teoría de decisiones diferente): si con la muerte de un ser humano se salvan efectivamente la vida de un millón, no seré quien para acusar a nadie de asesino. Y si tuviera que matarlo efectivamente yo… bueno, eso no podría responderlo con seguridad. Tendría que enfrentarme realmente al dilema del bombardeo de Coventry (sí, ya sé que no sucedió…) ¿Quiere decir eso que apruebo la pena de muerte? Para José Benito sí, porque su modelo ético católico se basa en el estricto cumplimiento de una serie de normas. Y lo que hace ese modelo es abrir las puertas al fanatismo, la intolerancia y el sufrimiento. Dividen todo en blanco y negro, bueno y malo, como si no existieran escalas de grises. La ética real exige saber escuchar, reaccionar, mostrar empatía y transigir: los modelo srígido s no permiten nada de eso. Lo que está mal, está mal y punto. ¿Por qué? Porque lo ha dicho Dios (aunque en realidad no lo ha dicho a no ser que José Benito o Carmen sean de los que dice que Dios les habla directamente de manera regular) Un ejemplo: muchos mirarían mal a una persona que escogiera salvar a una persona en lugar de a mil; pero seguramente se aplacaría su enojo si supieran que ese uno que ha salvado es su madre.
    El problema planteado es bien simple. Si un embrión es un ser humano (que es lo que defienden Carmen y José Benito), es obvio que deberían salvar el millón de embriones. ¿Por qué no lo dicen así y dejan de subirse a la parra y dedicarse a descalificarme? ¿O es que tienen miedo de decirlo? Es un puro ejercicio mental, no les estoy imponiendo que lo hagan de verdad. Sean congruentes y honestos en la respuesta. Lo que temo es que no quieren decirlo porque salvarían a la mujer (o al hombre, que me da igual. El Sr. José Benito ve el fantasma de la manipulación lingüística por todos lados). Si no, no entiendo la reticencia.

    Cuestiones laterales:
    Lo de la vida sagrada le ha dado bastante juego para desautorizarme, incluso cuando digo que para salvar el problema de la pena de muerte (o el de la guerra o cualquier otro) se le añade lo de inocente. Le recomiendo que deje sus retruécanos lingüísticos y cuasiteológicos a un lado y lea la Evangelium vitae de Juan Pablo II: «La vida humana es sagrada porque desde su inicio comporta la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término. Nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente». (Y nótese lo de inocente). Al parecer, los asesinados en la cruzada albigense no debía ser seres humanos inocentes.

    Gracias por todas esas acotaciones de lingüista bien formado. Al menos eso he aprendido. Por lo demás, no son otra cosa que un modo de introducir ruido en el sistema sin aportar nada a la discusión sobre si un pre-embrión es un ser humano.

    Respecto a la prohibición de hacer autopsias, es cierto que la disección fue permitida en el XV, de hecho se hacía ocasionalmente desde el XIII. Pero esa permisividad estaba sujeta al permiso de las autoridades eclesiales.

    Finalmente, el Sr. José Benito hace gala de esa facilidad que tienen los teólogos de hablar mucho sin decir nada valiéndose de la retórica para estirar y retorcer los argumentos hasta hacerlos irreconocibles. Lo que me demuestra algo que se dijo hace tiempo: la teología es el instrumento que tienen los sacerdotes para mantener a los ateos dentro de la iglesia.

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  28. Carmen dice:

    Miguel Ángel,

    Te contesto únicamente a los momentos en los que tan equivocadamente me has nombrado, y te aclaro ciertas cosas…:

    1. “Quienes se oponen a la investigación con células madre embrionarias humanas son, esencialmente, personas provenientes de entornos religiosos. Una pequeña prueba son las dos personas que han criticado esta columna”.

    En ningún momento me he posicionado a favor o en contra de la investigación con células madre embrionarias humanas, simplemente maticé la consideración y tratamiento que debe tener un embrión humano… ni respecto a eso ni respecto al aborto o la eutanasia adoptaría una postura absolutista, pero no voy a repetir lo que ya dije en mis comentarios anteriores que parece que no has leído, visto lo visto… además, después de leer tu última intervención, me doy cuenta de que se repite en varias ocasiones eso de atribuirme cosas que no he dicho, sólo por ser creyente o por otros motivos… parece ser que también sabes practicar eso que tanto te molesta de subirse a la parra o irse por los cerros de Úbeda, inventando, tergiversando, o simplemente obviando, lo que dicen los demás…

    2. “¿Quiere decir eso que apruebo la pena de muerte? Para José Benito sí, porque su modelo ético católico se basa en el estricto cumplimiento de una serie de normas. Y lo que hace ese modelo es abrir las puertas al fanatismo, la intolerancia y el sufrimiento. Dividen todo en blanco y negro, bueno y malo, como si no existieran escalas de grises. La ética real exige saber escuchar, reaccionar, mostrar empatía y transigir: los modelo rígidos no permiten nada de eso. Lo que está mal, está mal y punto. ¿Por qué? Porque lo ha dicho Dios (aunque en realidad no lo ha dicho a no ser que José Benito o Carmen sean de los que dice que Dios les habla directamente de manera regular)”.

    Vuelves a incluirme en algo con lo que no me identifico, como evidencia todo lo que siempre digo y escribo, lo cual no deja de asombrarme de alguien que define con tanta exactitud lo que la ética real exige, “saber escuchar, reaccionar, mostrar empatía y transigir” dices, lástima que conmigo no has sido capaz de practicarlo… supongo que es más cómodo y rápido meterme en ese mismo saco y ponerme esa etiqueta, no exenta de cierto menosprecio, que tanto te gusta poner a todos los creyentes en general… y luego los prepotentes, radicales y fanáticos somos los demás… con afirmaciones como ésa de si Dios me habla directamente no me ridiculizas a mí, sino que te retratas tú y tu sentido del respeto…

    3.”El problema planteado es bien simple. Si un embrión es un ser humano (que es lo que defienden Carmen y José Benito), es obvio que deberían salvar el millón de embriones. ¿Por qué no lo dicen así y dejan de subirse a la parra y dedicarse a descalificarme? ¿O es que tienen miedo de decirlo? Es un puro ejercicio mental, no les estoy imponiendo que lo hagan de verdad. Sean congruentes y honestos en la respuesta”.

    Primero, me gustaría que me dijeras en qué momento te he descalificado… es alucinante que digas eso… ni siquiera voy a defenderme de algo así, porque es quien acusa quien debe demostrar lo que dice… en segundo lugar, de nuevo, yo no he dicho eso que me atribuyes, yo no he dicho que un embrión es un ser humano, lo que dije está bien claro en mis comentarios anteriores y no voy a repetirlo porque, además de que está muy claro, veo que es inútil… así que no me subo a la parra como dices, ni tengo miedo de decir lo que pienso, de hecho, contesté claramente sin rodeos a las preguntas de a quién salvaría en los ejemplos que pones y además lo argumenté… y tercero, podré estar equivocada a veces, pero soy congruente y honesta en mis respuestas, siempre lo he sido y tú deberías saberlo…

    Si no te gusta lo que digo o no estás de acuerdo, me parece perfecto, pero tus alusiones hacia mí son injustas además de falsas, tal vez influido por tu enfado con otro comentarista, que he pagado también yo sin motivo, o tal vez sólo por ser también creyente… no has contestado ni a una sola de mis argumentaciones, y muy hábilmente has utilizado comentarios de otras personas para eludir responder al mío, mezclando oportunamente todos ellos, y atribuyéndome cosas que no he dicho… así que, por favor, me gustaría que te ciñas a lo que digo, si no es mucho pedir, especialmente cuando me nombres, así evitamos situaciones como ésta…

    Antes podía discrepar contigo desde el respeto, y hasta desde el afecto, pero veo que ahora ya no es posible, ya sea por falta de atención a lo que digo, o por prejuicios hacia mi persona… sea como sea, es una lástima…

    Un saludo.

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  29. Rawandi dice:

    Sr. José Bendito, por definición, un paciente en estado vegetativo irreversible ha perdido completamente su vida mental y nunca va a poder recuperarla. Por tanto, ese paciente ya ha dejado de ser persona.

    Un embrión humano no puede tener vida mental porque carece de cerebro. Un embrión humano y un paciente en estado vegetativo irreversible tienen en común que ninguno de los dos es persona. Ambos son pues seres no personales. Puede decirse que ambos son “seres humanos” únicamente en el sentido pedestre de que pertenecen a la especie ‘Homo sapiens’, pero de ningún modo son personas.

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  30. Javier S. dice:

    La vida misma, o lo que es muy similar, la naturaleza, nos ofrece continuamente perspectivas para que e ser humano, desde su inteligencia y capacidad, continúe avanzando en la erradicación de los males y enfermedades que lo arredran. El uso de células madre embrionarias es una de esas perspectivas.

    Para quienes no creemos en dios ni en lo sobrenatural, pero sí creemos que la bondad y la excelencia pueden ser identificadas objetivamente; para quienes pensamos que la razón, la compasión y el método científico son las herramientas más poderosas para construir el paraíso en esta vida; para todos nosotros, que no somos simplemente ateos, nuestro programa de vida es el más comprensible y afectivo para forjar buenas vidas en un universo que resulta no haber sido creado por una deidad. Y en ese programa se encuentra el debate respecto a cualquier hecho o idea que consideremos adecuada para el avance de la sociedad en su conjunto, y el de sus individuos en lo particular.

    Y que quede bien claro. No intoxicamos. No somos tan petulantes como para hacer observar a los demás desde una supuesta ignorancia. No somos por ello prepotentes ni déspotas. En todo caso se podrá criticar nuestro librepensamiento, de igual modo a como nosotros criticamos otras ideas y opiniones. No somos simplistas ni demagógicos, aunque no siempre atinemos con el fondo y la forma de las cuestiones. Nuestras ideas no nacen de la frivolidad sino de nuestro compromiso humano, pues es ilusorio etiquetarnos como nihilistas o subjetivistas o relativistas. No discernimos sobre las cosas por atrevernos a soltar majaderías, sofismas o gratuidad sin reflexión. Algunos de nosotros, que no todos, lo admito, pensamos que el hecho religioso es una de los derechos de cada ser humano en cuanto a elección voluntaria y razonada. Pero por mucho que admitamos y defendamos la libertad de credo, con ello no estamos otorgando más razón ni más verdad ni más certeza o infabilidad.

    Y concluyo. Quienes profesan la fe cristiana, o se sirven de cualesquier otros preceptos religiosos similares, tienen perfecto derecho a cuestionar el uso de células madre embrionarias atendiendo al argumento teológico de la vida humana en potencia. El mismo derecho que nos asiste a otros cuantos a plantear que la aritmética de almas no tiene sentido, y que no podemos permanecer callados al observar cómo se extiende una intuición moral oscurecida por la metafísica religiosa.

    El debate es esto. Y es lo que ha planteado el Dr. Sabadell, que cada cual entienda luego lo que desee. Faltaría más.

    Postdata: Carmen. Las alusiones a tus intervenciones no creo que estén suscritas desde el prejuicio o la descalificación. Más bien tratan de orientar uno de los polos de este debate. Yo, al menos, lo aceptaría de esa manera.

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  31. Pepelu dice:

    Uyyyyy… me parece notar en la tal Carmen un despecho… que traspasa las fronteras del blog, cuando menos…

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  32. Carmen dice:

    Uyyyyy… otro que se apunta a eso de la adivinación y los poderes sobrenaturales… Pepelu no has podido ser más retorcido, pero al menos podías haber sido más original a la hora de inventar hipótesis… además de entrometido, machista… hay cosas mucho más provechosas en las que podrías invertir tu gran imaginación… triste, muy triste… en fin, como la vida misma en tantas ocasiones…

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  33. Pepelu dice:

    Pero niña, ¿tú te has leído detenidamente? Creo que no.

    ¿Entrometido? Si no quieres que nadie se entrometa, no publiques tus comentarios personales en un blog público y envia un correo privado, como hace todo el mundo.

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  34. Carmen dice:

    ¿Niña? seguimos con la adivinación y el machismo… ahora también opinando sobre mi edad… en fin, todo menos argumentos… y luego la de los comentarios personales soy yo… te has retrato bien, sí señor, qué poco coherencia… y sí, me he leído detenida y perfectamente, el que no ha leído bien eres tú… debes haber soñado con esos comentarios personales míos que crees haber visto… por cierto, antes de darme consejos sobre dónde y cómo debo escribir, podrías aplicarte tú alguno y empezar por aplicar el respeto a la hora de intervenir en un blog público… y aquí termina el tiempo que pienso dedicarte… chao

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  35. Pepelu dice:

    Señora mía, qué agresividad tan manifiesta la suya y qué poco sentido del humor. Ríase un poco más de todo, incluída usted misma y verá que le va mucho mejor en la vida.

    Agur, madame.

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  36. José Benito dice:

    Estimados Sres. Ravandi y Sabadell:

    En este mensaje me dirigiré al primero, por ser más breve. Si no ha leído bien mi primera intervención, por favor, hágalo. Tampoco parece haberlo hecho con la URL que le propongo. Sigue repitiéndose como un disco rayado en sus mismos argumentos, y no parece entender qué es lo que le estoy diciendo.

    Si a lo que se está refiriendo Vd. al hablar de «coma irreversible» es al mantenimiento funcional del cerebro por medios totalmente artificiales con la total imposibilidad, sabida y manifiesta, de la recuperación de la consciencia, estoy totalmente de acuerdo con lo que Vd. dice acerca de que esa persona está muerta. Lo mejor es, por tanto, desconectarla.

    Por otro lado, tampoco veo en qué se diferencia eso de la doctrina de la Iglesia. Ésta misma habla de la inconveniencia del «ensañamiento terapéutico», citado expresamente en el catecismo. Por tanto, lo de usted es atacar por atacar. Desde el punto de vista religioso, incluso puede haber justificación: cuando es seguro que alguien no va a volver a la vida, podemos deducir que la muerte es lo que Dios mismo desea ya para esa persona.

    En lo que ya no estamos de acuerdo es en que, por estarse en coma irreversible, se deje automáticamente de ser persona: «muerte en vida», Vd. mismo lo ha dicho, no yo. Vd. le llama «muerta en vida», y yo le llamo «muerta sin dejar de ser persona». Que el hecho de carecer de cerebro funcional, e incluso totalmente del mismo, nos autorice a decir que alguien no es persona, eso es lo que veo dudoso, y para que Vd. mismo lo compruebe le he puesto el enlace. Según el dogma de fe que Vd. me propone, hay que aceptar que no se es. Pues mire, yo no lo creo (vuelvo al enlace), y si he de aceptar el razonamiento que Vd. me propone, he de deducir que Vd. tampoco.

    Según Vd., resumiendo, alguien que está en coma aún es persona cuando va a recobrarse, y ya no lo es cuando el coma es irreversible. Vd. me está diciendo, en suma, que la única diferencia que existe entre quien sufre un tipo de coma con la que sufre el otro para ser persona o no, es que una va a ser consciente de su propia vida en el futuro, y la otra no.

    Además, ya que tan vida ha sido la del comatoso reversible como la del irreversible antes de entrar en ese estado, se deduce así que el hecho de una vida anterior no es lo importante para ser persona o no durante el mismo. Lo relevante es lo que les espere en el futuro: reanimarse o no. Luego, está Vd. afirmando para el enfermo en coma precisamente la razón que le niega al embrión o al feto: ser persona en el futuro, sin que sea relevante lo que haya ocurrido antes. No me vale que existan o no recuerdos, porque precisamente una de las consecuencias de un coma puede ser una amnesia total.

    Veamos: si lo anterior no importa, ¿es o no es persona todo aquél a quien le espera una vida después de sus vivencias actuales? Lo que no puede uno es aceptar para unos lo que les niega a otros, y luego ir por la vida de igualitario. No sé si lo habrá entendido ahora.

    La réplica del Sr. Sabadell exije una respuesta aparte, por eso lo dejo para otro mensaje.

    Un saludo a ambos, y también al resto de los interlocutores de este tema tan apasionante.

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  37. Rawandi dice:

    Sr. Bendito, su error principal se encuentra en la frase siguiente: «ya que tan vida ha sido la del comatoso reversible como la del irreversible antes de entrar en ese estado, se deduce así que el hecho de una vida anterior no es lo importante para ser persona o no durante el mismo». Pues no. Esa «deducción» suya es completamente falaz. Un organismo en estado de inconsciencia únicamente debe ser considerado persona si se cumplen dos condiciones: 1ª, que el organismo fuera persona ‘antes’ de entrar en ese estado, y 2ª, que el estado de inconsciencia sea ‘reversible’. Usted ha pasado por alto la primera condición, que hace referencia al pasado del organismo. En contra de lo que usted afirma, el pasado del organismo es muy relevante.

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  38. José Benito dice:

    Sr. Rawandi:

    No ha entendido Vd. el razonamiento en absoluto. Se lo explicaré de otro modo: es evidente para cualquier mente que no sea la suya, que no existe ningún paciente en coma, sea éste el que sea, que antes no haya sido persona. Por tanto, esta condición puede eliminarse por no ser distintiva entre el hecho de que un paciente esté en coma irreversible o no. Sólo queda la otra.

    Un saludo.

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  39. José Benito dice:

    Sr. Sabadell:

    Gracias por haberme contestado. Voy a responder cumplidamente a todas y cada una de las incoherencias que ha pasado a afirmar después de mis intervenciones. Aunque estoy seguro de que Vd. todavía será capaz de encontrar algún hueco por el que colar nuevos subterfugios.

    1.- Quienes se oponen a la investigación con células madre embrionarias humanas son, esencialmente, personas provenientes de entornos religiosos.

    -No especifica Vd. de qué religión. Sea más explícito, por favor. Hay religiones diferentes. Hay incluso una secta que va por ahí diciendo que clona gente. A lo mejor está Vd. suponiendo mal, y la religión a la que Vd. pretende aludir no es opuesta a esa investigación que Vd. dice.

    2.- Una pequeña prueba son las dos personas que han criticado esta columna.

    -Si con una de esas dos personas se refiere a mí, supongo que se lo habrá dicho el mismo que le informó de que, porque Bush acepte la pena de muerte y la Iglesia Católica no niegue su posibilidad en casos extremos, Bush y la Iglesia Católica la justifican con las mismas razones y caben en el mismo saco. Paralelamente, no sé dónde le he dicho que no sea partidario de la investigación con células madre. Hasta ahora sólo he mantenido que Vd., por lo que he deducido al oír a la otra parte, pone en labios de los contrarios a ella argumentos que no son los que verdaderamente aducen; o, si lo son, los retuerce a su manera. Además, repito, no está bien enterado para sostener lo que sostiene con respecto a la religión. Toma fragmentos parciales. Si yo digo: “hay que matar al cerdo para comérselo, que está muy gordo” y Vd. coge sólo “hay que matar”, puede ir por ahí tachándome de asesino con una cita mía. Y eso es lo que hace.

    3.- ¿Si toda vida humana es sagrada (entiéndase como inviolable para los ateos/agnósticos o como “que depende directamente de Dios” para los creyentes) por qué se acepta la pena de muerte? Si es un universal, no existen excepciones…

    -Pues claro que no existen excepciones a que la vida humana sea sagrada. Estamos de acuerdo. Pero sigue Vd. sin darme una explicación coherente de por qué este hecho es contrario a aplicar la pena de muerte. Quitemos toda “coletilla”. Explíqueme por qué “sagrado” tiene que conllevar “contrario a la pena de muerte”. ¿Por ser esto un tópico para los mismos para quienes “nórdico” tiene que conllevar obligatoriamente “alto y rubio”? Ahora deduzca también que soy partidario de la pena de muerte por pedir respuesta a estas preguntas.

    4.-…que la Iglesia sí ha hecho (y no hace falta citar a la Inquisición o los ahorcamientos legales hasta el pontificado de Pio IX) y hace (sin ir más lejos, diversos obispos mexicanos apoyan la pena de muerte en casos excepcionales, apoyándose en el Catecismo y en lo que dijo el mismo Juan Pablo II matizando su postura abolicionista en la Evangelium Vitae de 1995).

    -Es falso. La Iglesia no ha hecho excepciones a que la vida humana sea sagrada. Esas excepciones que Vd. dice son a ser inocente, que es diferente a ser sagrada. El hecho de que algo sea sagrado no significa que el que lo maneje no esté sujeto a la justicia por haberse desviado del uso correcto de ese algo. Otra cosa es que el concepto de lo que constituye falta susceptible de implicar culpabilidad haya cambiado a lo largo del tiempo, o lo haga según el entorno o la cultura. Su ejemplo de la Inquisición lo muestra muy claro: en la época en que ésta regía, no espere de ninguna institución, religiosa, militar o civil, que obrase de forma diferente a ella para mantener lo que entonces se entendía por justicia y orden. Entiendo que, aún así, se alzaron voces desde dentro de todos esos estamentos abogando por nuevos valores, pero siempre de personas particulares. La mayoría no pensaba como éstos; y, desde luego, las instituciones como tales, menos. Olvídese de su mundo (¿blanco y negro, como Vd. dice?) de buenos y malos, representados éstos por la Inquisición: era (para nosotros) de malos y peores. Pero lo que está fatal, es tratar de interpretar la Historia metiéndonos en ella y viéndola con los ojos de nuestro tiempo y entorno. “¿Por qué eran tan bestias los romanos?” Pues mire Vd., no es que fueran bestias; simplemente veían el mundo de una manera muy diferente a Vd. y a mí, y les parecía lo normal. La gente estaba acostumbrada a una vida más dura y a otro tipo de dolor. Y la vida era así por obligación misma. Simplemente ganarse la vida no era estar tranquilamente sentado al teclado de un ordenador escribiendo. Había que salir a pelearse físicamente por los medios vitales, como las bestias. En la misma página 47 del “Muy Interesante” de este mes viene una reseña sobre los dentistas que le puede dar una idea. Pruebe Vd. a que le arranquen una muela del juicio sin anestesia, o, sin ésta también, a que le operen de cataratas, como le hicieron a Bach (y a Haendel, qué casualidad). Se han escrito bibliotecas enteras tratando de explicar los cambios de mentalidad y de postura ante el dolor, de la visión del mundo y de la justicia en las culturas y en el tiempo. Por otro lado, volvemos a lo mismo: “sagrada” para la Iglesia no significa “intocable” con esas connotaciones terriblemente primitivas que Vd. le atribuye. La vida sigue siendo sagrada igual aunque se le aplique la pena de muerte. Parece no haberse leído Vd. todo lo que le he dicho sobre el significado de “sagrado”.

    5.- Claro que uno no entiende por qué en ese momento la vida deja de ser dependiente directamente de Dios para pasar a ser propiedad de un tribunal humano.

    -Pura demagogia. Es gratuito afirmar que el administrador tenga que ser necesariamente propietario de lo administrado. Y yo le digo que, si algunos son los que menos, se trata precisamente de los tribunales, que han sido inventados para administrar cosas que no son suyas. Dígame a qué juez pertenece la justicia que administra, o las personas que la reciben. ¿Pertenece siquiera la justicia al Estado? Yo la veo como un derecho moral universal, del que el Estado, a través de sus instituciones, hace administración (no pocas veces mala, desafortunadamente, pero esto ya lo he comentado antes). En todo caso, desde un punto de vista religioso, debería pertenecer a Dios también. ¿A qué tribunal de oposiciones pertenece la plaza vacante? ¿Tienen en cuenta, por cierto, que, para algunas personas, esta plaza puede significar la vida? Pero además, resulta que administrar cosas que realmente no son nuestras es lo que hacemos todos desde que nacemos hasta que morimos. Todo son préstamos. Que hable el primero que se haya llevado consigo algún objeto de aquí al otro lado de la tumba.

    6.- Por otro lado, la mayor parte del comentario es sobre los dilemas éticos sobre lo que se puede hace o no con un ser humano, o lo que puede hacer un ser humano consigo mismo. Esa no es la cuestión: no hablamos de suicidio, ni penas de muerte, ni de eutanasia. El fondo es si un conjunto de 8 células indiferenciadas es un ser humano.

    -El tema de la pena de muerte lo introdujo Vd., no yo. Y lo hizo tratando de desautorizar con él. Por tanto, yo introduje otros para que se vea que Vd. no piensa distinto, que no es mejor que los que critica. Creo que el derecho es el mismo. Además, el hecho de que la Iglesia admita que pueda haber razones inesperadas que justifiquen la pena de muerte no significa que la apruebe, como bien podrá comprobar cualquiera que lea al completo los artículos 2266 y 2267 de su citado Catecismo. Copiando trocitos a conveniencia, todo puede decir lo que a uno le interese.

    7.- Por cierto, lo de que es un ser humano “desde la concepción” es un añadido moderno. Para Tomás de Aquino (y no hace falta señalar su importancia teológica) el embrión recibe el alma en el cuadragésimo día de gestación y hasta entonces es como un vegetal o un animal, no un ser humano.

    -Para Galileo (y no hace falta señalar su importancia científica –como científica también en lo opuesto a lo teológico, que es lo que aquí interesa oponer habiéndose citado a Tomás de Aquino-), el sol se estaba totalmente quieto en el universo. Lo de que se mueve con el resto de la galaxia es un añadido moderno. ¿Qué le parece ésta?

    8.- Pero insisto, la cuestión fundamental es si el embrión es un ser humano. El pre-embrión no puede ser considerado un individuo real durante la primera quincena posterior a la concepción.

    -Bingo. Es que, si se fija, yo en ningún momento he defendido la tesis contraria a Vd. sobre el embrión. Simplemente he atacado sus erróneas premisas y razonamientos. Pero de repente, veo que al llegar aquí su lenguaje se me ha vuelto confuso. Pasa de una frase en la que habla de “embrión” a otra en la que se refiere al “pre-embrión”, como Perico por su casa. Vd. no hablaba en su artículo de “pre-embrión”, sino de “embriones descartados de la reproducción asistida”.

    9.- Primero, porque cada una de las células del pre-embrión son totipotentes.

    -(Yo diría “es totipotente”). ¿Pues no me diga? Creo que Vd. es incapaz de apreciar el portento de lo que está explicando. Si quiere que le hable por mi gusto personal, le diré que no me interesa tanto si cada célula puede convertirse en generadora de otras de cualquier órgano del cuerpo, como si también puede cambiar a discreción la información que porta en cuanto a sexo, y color de pelo, y de ojos, y estatura del individuo cuando sea adulto, de si lleva escrito “cinocéfalo” o “persona”.

    10.- Segundo porque, gracias a ello, puede dividirse en gemelos monocigóticos (o dos pre-embriones fusionarse y formar una quimera) y, por tanto, no está bien definido.

    -Volvemos al tema anterior. Según este razonamiento, en la reproducción asexuada por sección, la identidad del animal original no está bien definida. Como probablemente sea posible conseguir clones de cualquier ser vivo incluido el hombre, supongo que en ninguno debe existir la identidad bien definida.

    11.- El juego de palabras del Sr. José Benito sobre la incapacidad técnica de saberlo es gratuito: simplemente puede o no puede darse del mismo modo que un átomo puede o no desintegrarse transcurrida su vida media.

    -Evidentemente, el juego de palabras es gratuito. No debería hacer falta ninguna explicación para que sepamos reconocer cuándo podemos saber, y cuándo no, que controlamos los mecanismos de un proceso hasta el punto de poder asegurar cuál es la razón por la que se da, si efectivamente la hay o no. El ejemplo del átomo es muy bueno. Si a un átomo le toca desintegrarse antes, después de su vida media, o justo en ésta, no se puede predecir. Esto no quiere decir que no haya ninguna razón para que escoja desintegrarse en uno u otro momento, sino simplemente que la desconocemos. Tal vez esté en algo que ni siquiera se nos ocurra sopesar: a lo mejor no la hay, pero tampoco podemos asegurarlo con certeza. Dogma de fe, llamaría yo a aceptar gratuitamente que esa razón no existe. Me parece que Vd. tiene sus dogmas de fe, y trata de imponerlos.

    12.- Pero es que además no responde a la pregunta. ¿donde queda la identidad bien definida cuando pueden ser UNA, DOS, TRES o CUATRO?

    -No nos metamos a la ligera en temas de filosofía. Primero habría que discutir qué entendemos por identidad; ya que, si estamos hablando de diferentes cosas, no nos entenderemos nunca. Por mi parte, le digo: ¿por qué no puede haber un donante original, que se quede con la identidad primigenia? Cuando se produce una reproducción asexuada, como la que le he citado de la estrella de mar, ¿dónde queda la identidad bien definida del ser original? ¿Dónde queda, en la clonación, la del primer donante? Pues contésteme Vd. ¿Por qué no puede tener su pregunta la misma respuesta que éstas? Si se fija, ya se las hice antes, pero aún espero su réplica. Además, existe el agravante de que las razones expuestas no tienen por qué excluir otras que se puedan descubrir en el futuro.

    13.- Parece ser que para el Sr José Benito un cuerpo humano sin sistema nervioso (y por tanto sin cerebro) es un ser humano, aunque no argumenta por qué.

    -Es que éste es el leitmotiv del Sr. Rawandi. Si está interesado en las respuestas que le doy a él, puede leerlas desde la primera. Por razones obvias, es conveniente que no me repita. Ahora bien, ¿qué me diría de un sistema nervioso, o un cerebro, sin cuerpo humano?

    14.- Y lo mejor es que más adelante me acusa falazmente de definir humano como algo con ojos, boca, manos… ¡que es lo que está defendiendo él!

    -No cuela. Si Vd. me acusa de defender al embrión, que carece aún de estas características físicas, no puede ser serio con esta afirmación. El que salió con la idea del chimpancé fue Vd. En cambio, una persona que nace sin cerebro posee una información genética que la define como ser humano, incluso aunque deforme, mucho más que la de su monito; y Vd. (y cualquiera que lea bien mis intervenciones) sabe bien que eso es lo que yo estaba defendiendo. Hablé de cerebro y nervios directamente cuando hice referencia al jabalí. Diga Vd. a los padres de la criatura sin cerebro que su hijo no es un ser humano. Lea bien lo que escribo. Ser persona es mucho más que todo eso que dice Vd. cuando habla de su querido simio. Pero de nuevo coge el rábano por las hojas. Es la estrategia del “contamina, que algo queda”, muy cara, por cierto, al proceder de cierto conocido grupo político. No traiga aquí los trucos inventados por sus políticos favoritos, ande.

    15.- Eso sí, ante el simple dilema mental del bombardeo, un método más que habitual utilizado para discutir problemas éticos, elige no responder y le sirve para escribir líneas y líneas irrelevantes. ¡Responda al dilema!

    -Simplemente elegí no responder porque, a decir verdad, me pareció que Vd. se dirigía contra la Iglesia Católica en concreto, y ésta no se pronuncia al respecto en un tema así. Si acaso, lo pueden hacer sus integrantes a título particular. Es, por tanto, demagogia que Vd. se sirva de mis respuestas como particular, para atacar a una religión que, con razón o no, cree que profeso. Ya le planteé el verdadero problema que preocupa a la religión como tal: ¿perdona Dios más al que comete un asesinato que al que comete un millón? Si Dios es infinitamente misericordioso, la calidad de ese perdón debería ser la misma. Por eso, la religión no contesta el ejemplo que Vd. plantea, y debe ser uno mismo quien decida su solución según su conciencia ¿Qué le parecería a Vd. que le preguntase cuál cree que debería ser la respuesta a ese dilema religioso, y usted me contestara con toda su mejor intención, para argumentar yo acto seguido que Vd. también es católico, utilizando su respuesta? Vd. quiere emplear un argumento que pertenece a la ética personal de cada uno, para atacar a una religión. Y resulta que no hace falta ser religioso para tomar una decisión u otra. ¿A qué viene esa querencia de personas como Vd., que presumen de contrarias a la pena de muerte, de poner a la gente en situación de tener que aplicársela forzosamente a alguien, sea un millón o una sola persona, sólo cuando les conviene? ¿No se da cuenta de su puerilidad? Le vuelvo a repetir que esta vida no es lo más importante desde un punto de vista religioso (tampoco lo menos, matizo por si acaso, visto cómo interpreta Vd. las cosas). Su problema, por lo que veo, es que Vd. no es ateo: cree que la vida es Dios. Su latría se dirige a esta vida, y a todo lo que trae consigo. Pero le recuerdo que no hace falta la pena de muerte para que se acabe. Al final es un dios de cartón – piedra, al menos tan falso como el que Vd. acusa de adorar a las religiones. Con respecto a la solución del dilema según Vd. lo plantea, yo le diré lo que pienso: salvar a la mujer no es cuestión de número, como Vd. dice (hasta en esto trata de engañar a los lectores), sino de evitar el sufrimiento a quien es consciente del mismo. Aun así, escogería salvarla a ella porque nadie sabe si pueda ser, con el tiempo, el origen de tantas o muchas más vidas que el millón de embriones amenazados. No nos embaúque: un millón o uno, no es lo que importa aquí. Ni siquiera es asunto de número visto desde la perspectiva que Vd. pretende decir que tiene, porque, si fuera así, como simples masas de células, la mujer sola suma muchísimas más que ese millón de embriones a los que Vd. se refiere. Cuando Vd., si de verdad se siente en lo que dice, argumenta que un millón de embriones son más que una sola mujer, está tratando de engañarnos. Y lo siento, pero es una respuesta tan válida como decir “al millón de embriones, porque la mujer está en coma irreversible”; pero, como ninguna de ambas se basa en las premisas que Vd. esperaba, mucho me temo que las vaya a utilizar gratuitamente para sus fines, sin especificar las razones expuestas. Para Vd. sólo importaría que se salvaría a la mujer: cómo se llega a ello, lo borraría y diría que es según Vd. se lo imagina. No me diga que no, porque junta a Bush con la Iglesia Católica sin preocuparle por qué caminos cada uno de ambos llega a conclusiones que a Vd. le parecen iguales. Como el chino Cao-Lin y el zulú N´Gomba se han encontrado en Roma, hablan el mismo idioma, son iguales y han llegado por el mismo camino. Para Vd. no puede llegarse a sitios iguales por caminos distintos, las razones tienen que ser las que Vd. imponga, sus dogmas. ¿Ve ya de una vez por qué son torticeros sus razonamientos?

    16.- Yo le respondo al otro (Nótese la diferencia del sanguinario presupuesto de José Benito: la mía es una propuesta que debes elegir salvar a uno a un millón. La suya es matar a uno para salvar a un millón. Esa sutil diferencia hace que sea un problema de teoría de decisiones diferente): si con la muerte de un ser humano se salvan efectivamente la vida de un millón, no seré quien para acusar a nadie de asesino. Y si tuviera que matarlo efectivamente yo… bueno, eso no podría responderlo con seguridad.

    -Y yo podría decirle, como Vd. a mí: ¡No me contesta! Sólo me dice que, al que lo hiciera, no le acusaría de asesino. Vd. no es partidario de la pena de muerte, pero al menos en ese caso sí, y no quiere reconocerlo (siempre según su método, repito: no me lo achaque a mí). Me estoy comportando igual que Vd. ¿Qué le parece? Ahora bien, ¿usted justifica matar en defensa propia? Pues le pregunto ahora la segunda parte: si Vd. o alguien tuviera que aplicar la pena de muerte a un millón de personas en un caso de defensa propia, porque le están agrediendo injustamente, ¿lo debería hacer? ¿Cuenta el número aquí?

    17.- Tendría que enfrentarme realmente al dilema del bombardeo de Coventry (sí, ya sé que no sucedió…) ¿Quiere decir eso que apruebo la pena de muerte? Para José Benito sí, porque su modelo ético católico se basa en el estricto cumplimiento de una serie de normas.

    -El modelo ético de Vd., ateo, cuyo dogma de fe es la no existencia de Dios, le permite aplicar la pena de muerte a un millón de personas si es en defensa propia. Para Vd., el hecho de que salve a la mujer significa que considero que los embriones son menos personas (repare en su ya suposición de base de que yo considere que los embriones sean personas). Tengo exactamente las mismas bases lógicas para afirmarlo que Vd. para decir lo que dice de mí. La diferencia es que yo temo estar equivocado en algo, y Vd. no; Vd. lo dice con el aplomo que le dictan sus dogmas.

    18.- Y lo que hace ese modelo es abrir las puertas al fanatismo, la intolerancia y el sufrimiento. Dividen todo en blanco y negro, bueno y malo, como si no existieran escalas de grises. La ética real exige saber escuchar, reaccionar, mostrar empatía y transigir: los modelo srígido s no permiten nada de eso. Lo que está mal, está mal y punto. ¿Por qué? Porque lo ha dicho Dios (aunque en realidad no lo ha dicho a no ser que José Benito o Carmen sean de los que dice que Dios les habla directamente de manera regular)

    -En cuanto a la primera frase, yo más bien diría lo contrario: lo que abre las puertas a todo eso son precisamente la irracionalidad y la falta de lógica. En cuanto al resto, ¿qué me dice de: “sagrado = imposible aplicar pena de muerte, como dogma. No sagrado = posible aplicar pena de muerte, pero vamos de guays y no lo hacemos, aunque para lo que nos conviene sí, pero no queremos reconocerlo.” “Número mayor = más derecho a la vida. Número menor = menos derecho a la vida”. “Modelo religioso = rígido. Modelo no religioso = modelo no rígido”. Y, lo que es ya kafkiano: “razonamiento = decir las cosas porque lo ha dicho Dios. No hay blanco ni negro. Equivocación.” “No razonamiento = diálogo, tolerancia, escala de grises”. Por fin, vuelve a achacarme algo de lo que no tiene ni idea. Lo que está mal, lo está dígalo Dios o no. El hecho de que para Vd. lo que esté mal no coincida con lo que diga determinada religión, no significa que ésta opine que lo que dice estar mal lo sea porque lo diga Dios. Y bueno, no sigo porque cae por sí solo, Sr. Sabadell.

    Lo que viene después está ya suficientemente comentado arriba, si uno lee con cuidado. Vd. ve obvio que yo defiendo la humanidad de los embriones porque ataco su erróneo razonamiento. Se basa en una versión sofisticada de la falacia del millón de moscas para argumentar que un millón de personas tiene más razón para vivir que una sola, y hace suposiciones gratuitas que para nada se basan en lo que yo he dicho y atacado. La manipulación lingüística es real, puesto que, si se hacen elecciones (de sexo, por ejemplo) en una argumentación, no me parece que sea por casualidad. Si se molesta en escribir “masculino” detrás del embrión, será por algo, a no ser que no sepa Vd. lo que dice. Son “coletillas”, como afirma Vd. de “inocente”.

    19.- Le recomiendo que deje sus retruécanos lingüísticos y cuasiteológicos a un lado y lea la Evangelium vitae de Juan Pablo II: «La vida humana es sagrada porque desde su inicio comporta la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término. Nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente». (Y nótese lo de inocente).

    -Pues claro que es necesario notar lo de inocente. Y es Vd. repetitivo: lea mis argumentaciones anteriores. Pero sigue sin explicarme por qué el mero hecho de que para la Iglesia sea sagrada la vida porque sólo Dios puede controlar en ella lo que Vd. atribuye al azar (“sólo Dios es Señor de la vida desde el comienzo hasta su término”, Vd. lo ha copiado ahí) impide quitarla, con razón o sin ella. Puede ser que la voluntad de Dios, a fin de cuentas (y hablo siempre desde el sentido religioso) acabe llevándole a uno a morir ejecutado injustamente en un país en el que se encontraba de turista. ¿Cómo puede nadie directamente condenar a otro, si admite que éste puede haber obrado como instrumento de un Dios cuya existencia reconoce? Y tenga en cuenta que, en el sentido religioso, “quitar” la vida no existe igual que para Vd. Sin embargo, sí es argumentable por qué el hecho de ser inocente nos debe disuadir de cometer esa muerte. Uno no puede arogarse a sí mismo el ser instrumento de Dios, ni del no-Dios, en algo tan terrible: estas cosas suelen ocurrir sin que el propio interesado se percate.

    20.- Al parecer, los asesinados en la cruzada albigense no debía ser seres humanos inocentes.

    -No tuve el placer. Pero, habida cuenta de cómo se comportaba el mundo de aquella época en general, cuáles eran las ideas y el pensamiento, lo que parecía normal y lo que no; y dado que, desde un principio, los albigenses tenían literalmente la idea de que la Iglesia era la encarnación del demonio (no me extrañaría que en esto también coincidieran con Vd., por eso los saca a colación), me cabe admitir que, siendo inocentes a su manera, quizás tampoco los encontrásemos mucho mejores que sus persecutores católicos, si tuviéramos oportunidad de regresar al pasado entre ellos y verlos a todos con nuestros ojos de hoy.

    21.- Respecto a la prohibición de hacer autopsias, es cierto que la disección fue permitida en el XV, de hecho se hacía ocasionalmente desde el XIII. Pero esa permisividad estaba sujeta al permiso de las autoridades eclesiales.

    -Pues sí: se podría decir que lo renacentista es precisamente la autopsia (bueno, su abuela, la disección). No sé por qué “renacentista” tiene que ser peyorativo: dígamelo Vd., y yo le diré por qué no. Y nos ha fastidiao. Pues muy bien, han cambiado las atribuciones. Para hacer autopsias, hoy hay que tener permiso del Estado. Tampoco puede cualquiera. Es como si yo digo: “la permisividad de una autopsia está hoy en día sujeta al permiso de las autoridades civiles”. No entiendo qué pretende Vd. con la puntualización. De aquélla parecía normal que un cadáver fuera cosa más religiosa que civil, y hoy es al revés. ¿Se da cuenta de su afán por meter sus narices del siglo XXI en la mentalidad del XV?

    22.- Finalmente, el Sr. José Benito hace gala de esa facilidad que tienen los teólogos de hablar mucho sin decir nada valiéndose de la retórica para estirar y retorcer los argumentos hasta hacerlos irreconocibles. Lo que me demuestra algo que se dijo hace tiempo: la teología es el instrumento que tienen los sacerdotes para mantener a los ateos dentro de la iglesia.

    -Muchas gracias por el elogio, que me ensalza el doble, ya que le aseguro que no tengo ni idea de teología. Sólo pienso que, quienes lo hacemos tan mal, deberíamos dejarlo en manos de los profesionales y cerrar la boca, que estaríamos mejor.

    Un saludo.

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  40. Rawandi dice:

    Sr. Benito, la relevancia de la condicion de persona de ningún modo «puede eliminarse» meramente porque no resulte «distintiva» en algún aspecto concreto. Esa «eliminación» que usted propugna constituye un disparate.

    Un organismo ‘que no es persona’ sigue sin ser persona cuando entra en un estado de inconsciencia. Buen ejemplo de ello son los insectos que se congelan en la época fría pero vuelven a la actividad cuando retorna el calor. La discusión acerca de las personas inconscientes tiene relevancia ética justamente porque antes de entrar en el estado de inconsciencia eran personas en vez de, por ejemplo, insectos.

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  41. manuelabeledo dice:

    Como siempre, el tema del aborto no es que dé mucho juego pero sí bastante escandalera.

    A veces me pregunto por qué un amasijo de células con un 30% de posibilidades de llegar a ser algo más complejo gozan de esa protección especial, mientras los primates, simios con los que incluso podemos llegar a comunicarnos, resultan tan poco atractivos a la hora de iniciar un simple debate.

    En fin, puesto que es obvio que los defensores de los derechos de óvulos fecundados y otros estados larvarios son en su mayoría religiosos confesos, supongo que su objetivo es renovar las poblaciones que los gerifaltes de sus respectivas confesiones han ayudado a minar.

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  42. Pepelu dice:

    Y muchas veces los defensores a ultranza de los derechos de los óvulos fecundados son los que miran a otro lado cuando ven las matanzas de niños en la Franja de Gaza, o los tsunamis, o los terremotos en la India, o la hambruna en Africa…

    Mucha pena, sí…pero ellos siguen comiendo tranquilamente, verdad?

    Qué país de hipócritas, redios…

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  43. El pequeño Richard dice:

    Pero vamos a ver, señores no mezclen las cosas, sean serios. No es cuestión de religión, está claro que es un tema que tiene que ver con la ética. No se trata de un simple grupo de células, si así fuera los señores que defienden el aborto no se molestarían si su pareja les comentase que ayer fue al hospital a deshacerse del embrión que llevaba en su vientre, «no te importará, cariño, sólo son un grupo de células…»
    El Código Penal defiende la vida humana dependiente, y ésa es la palabra clave: DEPENDIENTE. Se da por hecho que es un ser con vida, y establece tres supuestos para la interrupción del embarazo. Yo estoy de acuerdo con el aborto en caso de violación, sólo faltaría, pero los otros dos casos son más discutibles, sobre todo el que abre las puertas de la eugenesia.
    Y luego se cae en contradicciones, así por ejemplo se guardan embriones fecundados de linces para evitar su desaparición y se establecen penas para quien los destruya, ¿en qué quedamos?

    Es un tema muy complejo, y ni siquiera yo puedo establecer una solución general, habrá que estar al caso particular. Hasta luego, cabrones, bueno con excepciones.

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  44. José Benito dice:

    Sr. Rawandi:

    Se dedica Vd. a marear la perdiz. No me extraña que los dogmas expuestos por el Sr. Sabadell le parezcan “brillantes razonamientos”. ¿En qué curso de la ESO está Vd? Yo que el Sr. Sabadell, ya comenzaría a preocuparme sólo por tenerle a Vd. aplaudiéndome.

    Si en un razonamiento se introduce una sola premisa errónea, a partir de este momento se puede demostrar cualquier cosa que a uno le dé la gana (que es lo que claramente le interesa a Vd.). Si el razonamiento está bien planteado, con premisas correctas, no podrá demostrar cualquier cosa, pero funcionará se lo vea desde el ángulo que se lo vea. Incluso aunque el resultado no nos guste, y aunque se lo contemple desde el ángulo del contrincante. De modo que, si éste persiste en contradecirlo, ESTA CONTRADICCIÓN SE EVIDENCIARÁ COMO UN DOGMA. Por eso es importante razonar bien, para que se vea que los puntos de vista del antagonista son simples dogmas irracionales: su religión, en suma. Que se vea de él que es todo lo que achaca a los demás. Que no pueda decirnos que el suyo es el modo correcto de pensar, ni en el falso nombre de la Ciencia (ya que, al no ser lógico no es científico), ni en el de la tolerancia, ni en el de nadie. Es lo que estoy haciendo con el Sr. Sabadell. De paso, ya comprobaremos si tiene caballerosidad para dejarme hacerlo hasta el final sin imponerse por la fuerza que le da el ser dueño de este foro (ya ha hablado de “subírsele a la parra”: malo, eso sugiere concepto de superioridad autoritaria por su parte); si, llegado cierto momento, sigue tan dialogante como dice que es. Si esto es así, al menos será un gran punto hacia su persona (de la que ya he dicho desde mi primer mensaje que no tengo razones para dudar). Es posible que los errores que comete sean de buena fe, y no realmente con ánimo de intoxicar (aunque también es verdad que en ese caso debería reconocer que no sabe suficiente, y ser más prudente). Así pues, no desvirtúe al Sr. Sabadell presentándose aquí para jalearle con dislates.

    De modo que le voy a mostrar a Vd. sin miedo por qué es falso que le importe el “pasado del organismo”, partiendo para ello de su nueva perspectiva: si alguien despierta de un coma, todo coma (hay que excluir “reversible”, porque es gilipollez decirlo, ya que no se puede despertar de uno que no lo sea) siendo persona, es que antes ya era persona. Paralelamente, si uno se despierta de un coma, todo coma, no siendo persona, es que antes ya no era persona. Por tanto, lo que se haya sido antes del coma queda obviado, con tal de que se sepa lo que se es después. Y lo que queda obviado, no hace falta especificarlo: consecuentemente, se debe eliminar por superfluo, por verdad de Perogrullo. ¿Contento?

    ¿Qué es lo malo?: el coma irreversible queda excluido de este razonamiento suyo ya por su propia naturaleza, porque de éste no se vuelve, independientemente de lo que se haya sido antes del mismo. Por eso dice, con razón, que en este tipo de coma no le importa el “pasado del organismo”. Así, y aunque Vd. crea lo contrario, en realidad ¡el pasado del “organismo” no le importa nunca! Y, si lo que le importa es el pasado del organismo, va a resultar que lo que no importa es el futuro, porque también quedará obviado (éstas son las posibilidades: 1.-si se era persona antes del coma, se vuelve de él siendo persona; 2.-si no se era persona antes, ya no se vuelve de él siendo persona; 3.-del que no se vuelve, no se vuelve igual si se era persona que si no se era). Esto tampoco le conviene a Vd., porque quiere decir que, en un coma irreversible, se será lo mismo que se era antes del mismo (es decir, persona-no persona).

    Su propia definición queda reducida a: ES PERSONA TODO AQUÉL QUE VUELVE DE UN COMA SIENDO PERSONA. No obstante, como Vd. mismo se da cuenta (y de ahí su insistencia en afirmar lo perogrullesco para dar rimbombancia a lo que dice), esta definición suya, además de que evidencia la importancia del futuro sobre el pasado (y esto, claro, no le interesa, Sr. Rawandi) deja en el misterio lo que se sea durante cualquier coma, lo cual convierte en DOGMA DE FE su afirmación de que durante el reversible se es persona y durante el no reversible no se es. No es científico.

    De todos modos, vuelvo al comentario mío que motivó esta conversación entre Vd. y yo sobre el coma:

    “Segundo, voy a utilizar directamente un argumento suyo, sin modificarlo, para decir exactamente lo contrario: “definir qué es ese ser, cómo llega al embrión o de dónde viene son cuestiones no resueltas, pero tales minucias no impiden argumentar sobre cuándo un grupo de células que no piensan ni sienten emoción alguna, pues carecen de sistema nervioso, todavía no es un ser humano.” (Como si una persona que está en coma ya no fuera un ser humano, por no pensar ni sentir emoción alguna).”

    Como ve, y precisamente a consecuencia de la indiferencia ante el “pasado del organismo” para todo tipo de coma, funcionará igual aunque, si a Vd. le gusta más así, coloquemos una “coletilla” que diga “reversible” después del coma. De modo que, acorde con lo que le he dicho sobre la veracidad de un argumento en el segundo párrafo de este mensaje, el comentario funciona igualmente. Como razonamiento es correcto; luego: si no lo acepta, acepta lo ilógico, incurriendo en dogma, gústele o no.

    Un saludo.

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  45. José Benito dice:

    Sr. Pepelu:

    Déjese de perogrulladas y de hipocresía, como que es muy bueno diciendo lo que dice. Vd., como sus correligionarios, ve sólo lo malo en la Iglesia. No es por defender a ésta, pero la madre Teresa de Calcuta también era Iglesia, que propugna eso de lo que Vd. se manifiesta en contra. Si Vd. piensa como dice, no se meta en esta conversación para discutir el tema, y váyase a salvar a esos niños con las monjas de la orden de la madre Teresa. También puede escoger otra orden religiosa, que hay más; o, si prefiere lo civil, una ONG. Pero no se meta con quienes luchan en dos frentes. Estar en uno no significa abandonar el otro.

    Un saludo.

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  46. José Benito dice:

    Sr. Pequeño Richard:

    Eso es lo que estoy tratando de que entienda el Sr. Sabadell. Si defiende que el embrión humano no es un ser humano (fíjese la contradicción), no puede empezar por decir a la religión cómo tiene que entender un término religioso como es «sagrado». Debe partir de la base de que el ser humano no es sagrado, y punto.

    Estoy intentando reducir sus términos, a ver qué entiende él por cada cosa, y que elimine aquéllos en los que no cree para poder hablar ambos en el mismo idioma. Por eso no quiero entrar directamente en el tema hasta que me clarifique su posición.

    Si dice que él sabe tanto de la mía, me parece muy bien. Pero, si no cree en el alma, ¿por qué le interesa defender que la vida humana es sagrada? Tenemos todos que partir desde los mismos supuestos.

    Un saludo.

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  47. José Benito dice:

    Cuando he dicho en el primer párrafo del mensaje anterior «Debe partir de la base de que el ser humano no es sagrado», quise decir «que la vida humana no es sagrada». No se nos vayan a confundir.

    Un saludo de nuevo.

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  48. Rawandi dice:

    Sr. Benito, que un organismo sea persona o no lo sea antes de entrar en un estado de inconsciencia no resulta de ningún modo «superfluo». Si ese organismo es persona, entonces tiene derecho a la vida; en cambio, si ese organismo no es persona, entonces carece de derecho a la vida. La diferencia entre ambas posibilidades es notable y me asombra que usted se empeñe en negar algo tan evidente.

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  49. Pepelu dice:

    Oiga, Sr. Benito, yo he mencionado a la Iglesia en algún momento? Hablo de los defensores a ultranza de los óvulos fecundados e imagino que también los habrá que no pertenezcan a la Iglesia y/o ni siquiera sean creyentes.

    Yo no me creo bueno para nada, señor mío. Todo lo contrario: Los que se creen buenos son ustedes y los que se dan golpes en el pecho son ustedes diciéndole a los demás lo que han de hacer con sus vidas, porque, al fin y a la postre, quien tiene la última palabra para decidir tener hijos o no es la madre. Y nadie mejor que ella sabrá lo que tiene que hacer. Pero queda chupi decirle a una madre que tenga el hijo porque si no es una asesina y cambiar de canal cuando se ven las matanzas de niños en Gaza.

    Eso no es hipocresía, qué va…

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  50. José Benito dice:

    Sr. Rawandi:

    Me asombra que siga Vd. pertinaz contra lo evidente. Y ahora añade una nueva burrada: «Si ese organismo es persona, entonces tiene derecho a la vida; en cambio, si ese organismo no es persona, entonces carece de derecho a la vida». Sin comentarios, Sr. Rawandi.

    Voy a enseñárselo de una nueva forma:

    ¿Cuál es la diferencia entre un coma reversible y uno irreversible? ¡Que de el primero se vuelve y del segundo no se vuelve! Es decir, lo que le ocurrirá en el futuro a aquél que lo padece.

    Si sólo importa el pasado, tendrá que admitir que quien ha sido persona lo ha sido igual antes de cualquiera de ambos. ¡No habrá diferencia entre un coma y otro!

    Por tanto, si, según la teoría de Vd., por ser persona antes de un coma reversible se es persona durante el mismo, no existe nada en que apoyarse para admitir que no se es durante uno irreversible. Lo admite Vd. por dogma de fe. Y viceversa: si no se es persona antes de un coma reversible, tampoco se es durante el mismo; por tanto, no habría ninguna razón para pensar que el mismo ser lo sea durante el irreversible.

    Luego, si admitimos que durante el irreversible no se es persona aunque se haya sido antes, ¡estamos admitiendo algo que se contradice con lo que acabamos de decir!

    Si admitimos que el futuro de un ser es irrelevante para lo que sea en ese momento, ¡también tenemos que admitirlo con su pasado! Y, si admitimos que el pasado de un ser es relevante para lo que sea en ese momento, ¡también tenemos que admitirlo con el futuro! Por tanto, para lo que se sea durante un coma hay que olvidarse de lo que se haya sido antes o se será después.

    Si Vd. admite que se es persona durante un coma reversible, ¡tendrá que hacerlo con el irreversible! Y si Vd. no admite que se sea persona durante un coma irreversible, es que tampoco se es en el reversible. ¡Y eso es lo que yo le digo!: Que un ser es lo que sea durante el momento del coma, ¡y ya está! Olvídese de lo que haya sido antes y de lo que vaya a ser después. ¿Que Vd. ve una persona? Pues será una persona. ¿Que Vd. no ve una persona? Bueno: si Vd. lo dice…

    De otra forma: Vd. junte las dos: “es persona durante el coma todo aquél que era persona antes del coma sólo siendo éste reversible” y obtendrá una tautología, es decir, una afirmación que consiste en la repetición inútil de una misma verdad.

    Verá por qué: ya que el coma reversible es aquél del que se vuelve, se puede reenunciar esta afirmación así: “es persona durante el coma sólo todo aquel que era persona antes del coma y vuelve del coma”. Como ser persona antes del coma es el antecedente obligatorio que Vd. pone, es obvio que, si se vuelve del coma habiéndolo sido antes, también se tiene que ser persona a esa vuelta. Por tanto: “es persona durante el coma sólo todo aquél que es persona antes del coma y vuelve del coma siendo persona”. Luego, ambas verdades son la misma. Por eso, todos los problemas que quiera ver en una de ellas van a ser también vistos en la otra. No se van a resolver juntándolas a ambas. Será más embrolloso tratarlas (por eso yo he preferido separarlas), pero seguiremos llegando a los mismos resultados.

    Por eso, si Vd. añade: “pero si el coma es irreversible, no se es persona durante el coma”, está negando una de las dos afirmaciones que hacía antes… ¡por tanto, ambas!

    Así, no tiene ningún sentido considerar lo que se haya sido antes o después del coma. Y es por lo que le he dicho que para mí, quien haya sido persona antes del coma (o lo sea después, da igual que Vd. se empeñe en uno o en otro), es SIEMPRE persona… ¡sea el coma reversible o irreversible! Y me da igual que lo coja como que estoy diciendo que no importa lo que se haya sido antes o después… ¡porque el resultado será el mismo! ¡Cualquiera que sea persona, incluido Vd. o yo, lo es independientemente de lo que haya sido antes o después! Y, si quiere cogerlo como que no, ¡funcionará igual!

    ¡Mírelo por donde lo mire Vd., no tiene salida, Sr. Rawandi! Me sorprende muchísimo que no se dé cuenta, porque cualquier alumno de Bachillerato lo entiende cuando se le explica en Filosofía.

    En fin. Cosas veredes, querido Sancho…

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  51. José Benito dice:

    Sr. Pepelu:

    Vd. se dedica a disparar contra tiros y troyanos. Se burló de Carmen, y luego dice que, al fin y al cabo, es la madre… etc., etc. Yo le respondería: al fin y al cabo, quien decide si va a asesinar o no, es el que tiene la pistola en la mano. Es exactamente la misma forma de razonar, Sr. Pepelu.

    Quienes son hipócritas son quienes hacen que una mujer embarazada por haber sido violada se sienta mal por eso. Como si fuera culpa suya o del futuro bebé que lleva dentro, Sr. Pepelu. Esos que hacen que se sienta avergonzada hasta el punto de que quiera extirpar al feto como si, porque el padre es un cabrón, no fuera también hijo suyo. Ese es el problema que habría que solucionar, sin ir en menoscabo de los niños de Gaza que Vd. dice. Es muy fácil hablar de los niños que están a miles de kilómetros de aquí. Pero a los que están a nuestro lado, nos olvidamos ¿verdad?

    Qué país de hipócritas, rediós.

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  52. Rawandi dice:

    Sr. Benito, quizá nos entendamos mejor con un ejemplo real.

    Un ejemplo de persona que dejó de serlo lo tenemos en la italiana Eluana Englaro, de 37 años, que se encuentra en estado de coma irreversible desde 1992. Eluana ya no es persona porque su cuerpo ha perdido de modo irreversible la capacidad de continuar con la vida autoconsciente de la que gozó antes de 1992.

    El Tribunal Supremo de Italia ya ha autorizado que se le retire a Eluana la sonda que le suministra comida y bebida, pero el reaccionario Gobierno de Berlusconi ha vetado la sentencia. Y es que en Italia la jerarquía católica aún cuenta con un inmenso poder.

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  53. José Benito dice:

    Sr. Rawandi:

    Parece no haberse leído en absoluto todo lo que le he dicho hasta ahora. Es que este ejemplo no me está contradiciendo nada. No tiene nada que ver con que Eluana aún sea persona o no lo sea. Le dije en un mensaje anterior: «Vd. prefiere llamarle «muerto en vida», yo le llamaría «muerto sin dejar de ser persona».

    Y también le dije (búsquelo Vd.) que a una persona en ese estado, lo mejor es desconectarla y dejarla morir, y que incluso este último extremo (por mucho que a Vd. le fastidie) estaba de acuerdo con lo que decía la doctrina de la Iglesia en torno al «ensañamiento terapéutico», que aparece contemplado en el propio Catecismo. Le adjunto el artículo completo:

    2278.- La interrupción de tratamientos médicos onerosos, peligrosos, extraordinarios o desproporcionados a los resultados puede ser legítima. Interrumpir estos tratamientos es rechazar el “encarnizamiento terapéutico”. Con esto no se pretende provocar la muerte; se acepta no poder impedirla. Las decisiones deben ser tomadas por el paciente, si para ello tiene competencia y capacidad o si no por los que tienen los derechos legales, respetando siempre la voluntad razonable y los intereses legítimos del paciente.

    Así pues, como todo en él, el gobierno de Berlusconi está siendo hipertrofiadamente escrupuloso en ese tema, si realmente es culpa suya. La Iglesia Católica sigue siendo una cosa, y el gobierno de Berlusconi otra, por mucho que les reviente a quienes pretenden identificar una cosa con la otra (cuando es para mal. Si es para bien, no, claro; entonces es mérito de otros). De hecho, son muchos los católicos que no están de acuerdo con gran parte de las cosas que hace Berlusconi. Así que tampoco me sirve como ejemplo.

    Parece que pretende Vd. írseme por las ramas; o, lo que es peor, por donde dije digo digan Diego, así que voy a clarificarle la posición que estoy manteniendo hasta ahora:

    Yo NO intento negarle que una persona lo sea durante el coma porque lo haya sido antes del mismo. Que el antecedente del “organismo” sea todo lo importante que Vd. quiera atribuirle se lo puedo aceptar, si Vd. se queda contento así. Lo que llevo un montón de mensajes explicándole por activa o por pasiva, es que si admitimos esta premisa para el coma reversible… ¡tenemos que admitirla también para el coma irreversible! Y no es que lo diga yo: es que la razón nos obliga. Y lo siento, pero el razonamiento está bien hecho; y, si lo está, será viable siempre desde cualquier punto de vista que Vd. quiera exponerme, desde cualquier hoja por la que quiera Vd. coger el árbol. Si Vd. dice que no, será un dogma suyo que, lo que es peor que si fuera un dogma religioso, ¡va contra la razón! Porque un dogma religioso se pierde en lo irracional, pero este dogma suyo se pierde en lo antirracional, que no es lo mismo. Y lo que lleva a las peores de esas consecuencias graves que dice el Sr. Sabadell es precisamente esto: obligar al contrario a aceptar algo antirracional. No los dogmas religiosos, que ni la razón ni la sinrazón nos pueden obligar a creer o a no creer, que no va a pasar nada. Si a uno le vienen amenazando con la fuerza bruta, puede admitir que los cree sin creerlos, que nadie le puede demostrar que no los crea, ni que sean verdad (igual que tampoco se puede demostrar su no veracidad, también es cierto). Y aun así, está mal obligar a nadie a creer ningún dogma, incluido uno religioso; pero si va contra la razón, como pretende Vd., todavía está peor, porque se reirán de uno por tonto.

    ¡Lo que estoy tratando de explicarle es el “epur si muove” galileano, Sr. Rawandi! Los eclesiásticos que hablaban con Galileo estaban confundiendo una verdad científica con un dogma religioso, y no estaban teniendo en cuenta que son cosas distintas. Pretendían obligarle a retractarse de algo racional, visible y tangible. Igualmente que ellos, Vd. está confundiendo un dogma suyo con algo razonable, Sr. Rawandi. Así se puede vencer si se es más fuerte, pero no convencer.

    Quien es persona antes de un coma reversible, también lo es antes de un coma irreversible. Ambos tienen el antecedente de ser persona, pero Vd. dice que no se es persona durante el segundo. Dígame por qué, pero olvídese del “futuro del organismo”: no me vale que uno vaya a «recuperar su vida autoconsciente» y el otro no, porque eso es cosa que ocurrirá en el futuro, no es asunto del estado de coma en su momento mismo. No se me desdiga. No se me ocurre cómo puede haber relacionado la definición de persona con estar en coma sólo reversible: pero si aplica el mismo sistema igualmente al irreversible, seguro que le sale también con éste. Si Vd. acepta sólo el pasado del “organismo”, entonces no puede hacer distinción entre el coma reversible y el irreversible, porque la diferencia entre ambos es precisamente el futuro del “organismo” (que a Vd. no le conviene tener en cuenta por todos mis razonamientos en los mensajes anteriores).

    Lea con cuidado todo lo que hemos escrito ambos hasta ahora, y sacará en conclusión que, de acuerdo con la razón, hay dos posibles soluciones correctas:

    a) Que se es persona o no durante el coma, independientemente de lo que se sea antes o después.

    b) Que es persona durante un coma quien lo haya sido anteriormente al mismo, pero entonces debemos aceptarlo tanto para el reversible como para el irreversible.

    Cualquiera de las dos proposiciones es correcta, Sr. Rawandi. Me vale. Escoja Vd. la que mejor le parezca: me da igual, y parta de ahí.

    Lo que lógicamente no tiene sentido es coger de una de ambas la parte que nos convenga y desechar o contradecir el resto. Si uno decide tomar sólo esa parte porque sí, me parece muy bien, pero que no vaya por ahí presumiendo de ecuánime, y mucho menos de que ha escogido la opción razonable. Será una proposición arbitraria y dogmática: por lo tanto, ha dado fin taxativamente a la discusión. No habrá entrado en razón. Si cree Vd. que quien ha cometido un error de lógica soy yo, razónemelo a su vez, no me lo diga dogmáticamente, como está haciendo. Pero seguro que sólo va a añadir nuevos errores, porque la solución está muy clara.

    Yo, por mi parte, escojo cualquiera de las dos opciones. Me es indiferente. Con la idea que tengo de “persona”, las dos me valen. ¿Y Vd.?

    Como Vd. sin duda comprende, en el caso a), ser persona durante el coma depende directamente de la definición de “persona” que uno proponga. Defina Vd. “persona”, Sr. Rawandi. A lo mejor deberíamos empezar por ahí. ¿No le parece?

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  54. Rawandi dice:

    Sr. Benito, su último comentario revela que usted no sabe nada del caso de Eluana Englaro. Por favor, infórmese un poco y comprobará que al haberse mostrado usted partidario de “dejarla morir” ha contravenido frontalmente a las directrices del Vaticano, directrices que el católico Berlusconi sí conoce y obedece. El Vaticano ha declarado que desconectar a Eluana es un “asesinato”. Ese es el motivo por el que el papista Berlusconi ha vetado la sentencia del Tribunal Supremo.

    Una persona es un organismo autoconsciente. Un estado de inconsciencia ‘reversible’ (como en el sueño, la anestesia o el coma reversible) equivale a congelar temporalmente la autoconciencia sin destruirla; de ahí que en dicho estado siga existiendo la persona. En cambio, un estado de inconsciencia ‘irreversible’ (como el estado vegetativo de Eluana) implica la destrucción total de la vida autoconsciente. El estado de inconsciencia irreversible equivale a la muerte de la persona aunque su cuerpo siga vivo.

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  55. José Benito dice:

    Sr. Rawandi:

    Vamos por partes. En primer lugar haré un comentario sobre el asunto de Eluana Englaro. No, la verdad es que no tenía ni idea de su caso, así que me he documentado. Pero tampoco es de lo que estaba yo hablando, la verdad. Me dijo Vd. que estaba en coma irreversible, y yo me fié de Vd., pero es falso.

    Esa señorita se encuentra en estado vegetativo, que es diferente del coma. El estado vegetativo tiene alternancias de fases de sueño y actividad cerebral equivalente a la vigilia. Lo único que se sabe del estado vegetativo es que la persona que lo padece no puede utilizar la parte voluntaria de su cuerpo en absoluto. Se puede volver de un coma y quedar en estado vegetativo, e incluso al final recuperar el pleno uso de las facultades de nuevo. El cerebro de las personas en este estado reacciona si se les habla. De modo que no podemos asegurar para él ninguna de las premisas de las que estábamos hablando hasta ahora, ni siquiera las de “falta de autoconsciencia” que Vd. dice. Aun más: cuando se trata de esto, el único apoyo que se tiene para decir si es irreversible o no, es su larga duración. De hecho, el momento a partir del cual se considera que se está en estado vegetativo crónico es meramente legal, no científico. Pero el desenlace de un estado vegetativo es totalmente impredecible.

    Aun encima, este caso plantea un problema distinto al que nos ha traído hasta aquí: no consiste en suprimir una medicación, sino en quitar “comida y bebida”, como Vd. mismo ha dicho. En realidad, hay diferencia entre tener que mantener un cuerpo artificialmente por medio de ingeniería médica, y simplemente nutrirlo. Es decir, que la solución propuesta es, literalmente, dejarla morir de hambre, lo cual también va contra los principios cristianos. He visto que el Vaticano propone que, si lo que se está haciendo es medicarla, lo mejor es suprimirle esta medicación. A esto me refería yo. Hay también diferencia entre una cosa y otra. Habría que meterse en otro berenjenal para discutir este caso, Sr. Rawandi: y a lo mejor es lo que a Vd. le conviene, a ver si le va mejor que hasta ahora.

    Claro, que si me metió Vd. el gobierno de Berlusconi de por medio, nada raro me extrañaría, ya que en este señor todo es exagerado. Le ha tenido que salir un partido desplazado hacia el Vaticano dentro del suyo propio, porque él mismo es más papista que el propio Papa.

    Ahora voy a ponerle a Vd. un poco los puntos sobre las íes. Otra equivocación: ¿Qué es lo que pierde una persona en coma irreversible? No el derecho a la vida, sino el DEBER de seguir viviendo. Derecho a vivir lo tiene cualquier perro, Sr. Rawandi. ¿Es un perro autoconsciente? ¿Es un perro una persona? ¿Dejaría morir Vd. de hambre a un perro? ¿Por qué a un perro no, y a Eluana Englaro sí?

    ¿Por qué los partidarios de la eutanasia se muestran, en general, tan reacios a dar su opinión sobre el suicidio? Yo se lo diré. Sr. Rawandi: porque, en el fondo, se ven en el compromiso de tener que admitir que es ilegítimo debido a que, al igual que tenemos derecho a la vida, es deber nuestro esforzarnos por seguir viviéndola, al menos mientras las facultades no nos fallen. Porque no nos debemos a nosotros solos, sino a otras muchas circunstancias de la vida misma, por las cuales no podemos renunciar gratuitamente a ella. Pero el problema es que aquí todo el mundo quiere hablar de derechos; pero nadie se acuerda de nuestros deberes, ya que éstos suponen obligaciones, Sr. Rawandi. Es muy bonito hablar de derechos olvidándose de las obligaciones.

    Hay veces que perdemos los deberes sin necesidad de perder nuestro derecho a desempeñarlos. Por ejemplo, es derecho de todo ser humano trabajar; pero, si está enfermo no pierde ese derecho, sino el deber, es decir, la obligación de hacerlo. Un parte médico exime a uno de la obligación de ir al trabajo, no del derecho. Incluso puede suponer la obligación de no ir, si se padece una enfermedad contagiosa. Pero ni siquiera esto quiere decir que quede rescindido nuestro derecho a trabajar. Sólo una circunstancia voluntaria (como la comisión de un delito) podría hacerlo. Si, padeciendo una enfermedad contagiosa y muy grave, me presentase en el trabajo, sería este delito (o falta, habría que discutirlo según el código legal) lo que me haría perder mi derecho a ir, no la enfermedad en sí misma. Volvemos a la discusión “inocente – no inocente”, Sr. Rawandi. ¿Qué es lo que me hace perder mi derecho a trabajar: estar enfermo o no ser inocente?

    Por eso, la llamada “declaración de los derechos humanos” no supone sino otra hipocresía más de todo este entramado en el que, queramos que no, se nos ha obligado a enredarnos a toda la Humanidad. Si, paralela a ella, hubiese otra que dijera “deberes humanos”, los derechos quedarían en papel mojado. Fíjese: es muy fácil y bonito decir que un derecho humano es trabajar, pero si no hay una cláusula al lado que la declare como deber, podemos tranquilamente justificar el desempleo nacional, y hasta mundial (como ahora estamos viendo que lo hacen algunos políticos), y también el hecho de que haya tanta gente viviendo bien sin dar palo al agua. “Es un derecho, pero no una obligación”, nos dirán (¡y mienten!). Lo mismo puede decirse del derecho a la vida, Sr. Rawandi. Detrás oculta una cruda realidad: su deber, que pocos se atreven a reconocer abiertamente pero que está ahí.

    Una persona en cierto estado de salud como es un coma irreversible que ya se tiene seguro por tal, pierde el deber de seguir viviendo, no el derecho, Sr. Rawandi. Y le voy a dar otra pista para que acabe de entenderlo: si alguien (una persona, obviamente) hubiera dejado escrito en su testamento que, aunque quedara en coma irreversible, le mantuvieran así indefinidamente, ¿quién iba a ser el guapo que se lo negase y le cortara los aparatos que le mantienen vivo? Si, como Vd. dice, no fuera persona y (especialmente) “¡no tuviera derecho a la vida!” (sic. Vd.), no causaría ningún problema desobedecer ese testamento. ¿Cómo vamos a tener escrúpulos en mantener vivo algo que NO tiene derecho a la vida? Pero dígame: ¿Vd. lo haría? Y, sobre todo: ¿por qué? El hecho de cargar a los médicos y a los herederos con este “muerto”, ¿debería ser, en su efecto, equiparable al legado de una herencia corriente, de cosas que pasan a ser propiedad de personas vivas? Éste sí que es un experimento mental, no el que nos proponía el Sr. Sabadell, Sr. Rawandi.

    Y aun más. Su primaria definición de “persona”, Sr. Rawandi. Boecio, en el siglo V, la definió mejor: “sustancia individual de naturaleza racional”. Por mi parte, me declaro totalmente kantiano: “la persona humana es dignidad”. Léase al completo toda la primera parte de la “Crítica de la razón práctica”. Persona no es sólo autoconsciencia: es lo que cada uno tenemos de incomunicable a los demás. Qué curioso, aquí coincide con Tomás de Aquino: “persona est subsistens distinctum in natura intellectuali”. Parte directamente de la definición de Boecio y va haciendo silogismos.

    Si quiere Vd. saber lo que es persona de verdad, Sr. Rawandi, léase a Kierkegaard, que debe ser el filósofo que más páginas dedicó al tema. ¿”Pienso, luego existo” significa que primero pienso y después existo, o que el hecho de que piense me demuestra a mí mismo que existo? ¿Se queda Vd. sólo aquí, Sr. Rawandi?

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  56. Rawandi dice:

    Sr. Benito, el estado vegetativo permanente es un tipo de coma irreversible, concretamente es un coma irreversible en el que existe cierta actividad cerebral pero sin actividad del córtex cerebral, lo cual implica que no existe ya autoconciencia. O sea, que un ser humano en estado vegetativo permanente ya no es persona.

    Usted confunde un derecho con un deber. Un derecho es algo que uno puede escoger ejercer o no. Existe el derecho a la vida, no la obligación de vivir. Otro ejemplo: existe el derecho a tener hijos, no la obligación de tener hijos.

    No hay objeción para mantener a alguien en un estado de coma irreversible siempre que esa persona haya proporcionado previamente el dinero para los gastos de dicho mantenimiento. Pero nadie tiene derecho a exigir gastos irracionales por parte del Estado y está claro que el capricho de mantenerse el máximo tiempo posible en un estado de coma irreversible constituye un uso del dinero completamente irracional.

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  57. José Benito dice:

    Sr. Rawandi: en primer lugar, mis excusas, porque, como ya habrá podido Vd. darse cuenta, tengo dificultades para acceder a Internet excepto los jueves y los viernes.

    Su gravísimo problema es que Vd. no sabe leer, Sr. Rawandi. Vuelva a repasar lo que le he dicho sobre derechos y deberes y verá que lo que dice Vd. en este párrafo no tiene ningún sentido:

    «Usted confunde un derecho con un deber. Un derecho es algo que uno puede escoger ejercer o no. Existe el derecho a la vida, no la obligación de vivir. Otro ejemplo: existe el derecho a tener hijos, no la obligación de tener hijos.»

    Precisamente, Sr. Rawandi. Tenemos las dos cosas: el derecho y el deber de vivir. El derecho nadie nos lo puede quitar (con la pena de muerte se debate si se puede o no, igual que se quitan otros derechos, como la libertad, en caso de que se cometan delitos; pero esta sería otra discusión). Del deber de vivir nos pueden eximir ciertas situaciones (como alguna de la que estamos hablando), pero no del derecho. El derecho es nuestro; el deber es para con nuestro entorno, para con los demás. Claro que, con su primaria definición del ser humano, Vd. no entiende que una persona no es sólo ella misma, sino también sus circunstancias (ya lo dijo Ortega). Un caso muy claro: un padre de familia, de quien dependan siete hijos para vivir ellos mismos. ¿Qué le parece que se suicide?

    Aunque Vd. no lo crea, y la mayoría de la gente ni siquiera lo sepa (porque la hipocresía de la sociedad se encarga de no recordárselo), tenemos el deber de vivir. Por cosas que ni siquiera tienen por qué ocurrírsenos. Se acordará del caso del Sr. Sampedro, aquél al que Amenábar le hizo una película. A millones de personas (empezando por mí) nos hubiera hecho un favor mucho mayor si hubiera seguido viviendo, Sr. Rawandi. A juzgar por la obra que nos dejó, podía haber sido un muy buen escritor, un gran artista. Pero prefirió privarnos a todos de la cota a la que pudiera haber llegado. Ese señor hizo más vivo que muerto. Eso es un ser humano, Sr. Rawandi: también lo que nos regala o enseña su presencia, aunque tengamos que cuidar de ellas.

    Y, en cuanto al coma y al estado vegetativo. Ya sabía yo que el DINERO era lo que estaba detrás de todo. ¿Por qué será que las penas por faltas contra el dinero en esta sociedad están más penadas que las faltas contra las personas, Sr. Rawandi? Este tema lo guardaba para más adelante, si seguíamos discutiendo.

    Cuando la falta contra algo está más penada que contra las personas mismas, Sr. Rawandi, ese algo se convierte en su Dios. ¿No será que estamos adorando al dinero? Vamos al fondo de todo, Sr. Rawandi. El dinero va a ser que es Dios. Así nos va, Sr. Rawandi.

    Pero el caso de Eliana añade un agravante, Sr. Rawandi. Se han ofrecido incluso monjas a mantenerla gratis, pero su familia se ha negado. Quieren hacerla morir (no dejarla: quitar la alimentación es hacer morir, no dejar morir, Sr. Rawandi. ¿Es que no ve la diferencia?), sin tener en cuenta su derecho, que le pertenece a ella. El hecho de que no pueda expresarse porque no puede mover un solo músculo voluntario de su cuerpo, no quiere decir que no se entere de lo que le está pasando, Sr. Rawandi. El caso es hacerla morir a toda costa, porque a sus padres les molesta que ya no sea como era. También a Sampedro le molestaba ser como era, y por eso se suicidó.

    Y lo siento, pero ahí discrepo con Vd. Un estado vegetativo NO es un coma; y, además, seguramente la persona es autoconsciente durante el mismo. Puede venir de un coma y acabar en otro coma: eso sí. Quiere Vd. hacerme escribir. Pues lo ha logrado, Sr. Rawandi.

    ¿Por qué hay tanta gente como Vd., que se empeña en que las cosas han de ser como se ven, simplificadas desde el punto de vista profano con el que las están enfocando? Al acercarse y ver los hechos desde poca distancia, suelen ser mucho más complejas de lo que quienes tienen en su poder la información han querido pintarnos, Sr. Rawandi. Vds. etiquetan y a todo estado alterado de conciencia le llaman “coma”, sin más, sin tener en cuenta que unos son muy diferentes de otros.

    Un coma irreversible supone que, quien lo padece, al final se va a morir de los daños que le están manteniendo en ese estado. Igualmente, para curar un coma hay que atacar sus causas. Éste no es el caso: si hay causas para que la persona hubiera estado en coma, han remitido. Lo que se va a hacer con Eliana es que un cuerpo que se puede mantener vivo sin otro auxilio que el de la comida o bebida se muera de hambre, exactamente igual que se nos podría hacer a cualquiera de nosotros.

    Los periodistas tampoco tienen mucha idea de qué hablan, lo hacen sesgadamente mostrando subliminalmente su opinión y mezclan conceptos que no tienen nada que ver dando ideas muy superficiales para que cualquier profano entienda por encima qué es lo que está ocurriendo, pero no en profundidad. Tampoco entienden muy bien la discusión, que es en términos médicos, demasiado técnicos para que una persona de la calle pueda opinar. Pero volvemos a lo mismo que le decía yo al Sr. Sabadell: en estos tiempos hemos llegado a confundir opinar con saber. Los adolescentes lo reflejan: lo vemos diariamente quienes nos dedicamos a la enseñanza. Estamos hartos de preguntar materia en los exámenes, y de ver cómo los alumnos nos llenan papeles dándonos su opinión. Pero, ¿y dónde están los conocimientos que te habías tenido que estudiar? Un misterio, Sr. Rawandi.

    Volvemos a lo fácil: decir “yo haría” y “yo dejaría de hacer”. Pero si la discusión sobre qué hay que hacer en este caso existe a nivel académico, por algo es. No vivimos en los tiempos de Galileo, Sr. Rawandi. No es medicina contra teología. Ahora se puede discutir de medicina con argumentos médicos. Entonces, los teólogos sólo eran teólogos y punto. Pero a los “científicos” de entonces también hay que reconocerles que se sacaban unas cosas de la chistera que ya les llegaba. ¿Qué habría dicho Galileo si otro científico le hubiese discutido su idea de que el sol estaba quieto en el centro del mundo, diciéndole que ni se estaba quieto ni en el centro?

    El Vaticano también tiene médicos, ingenieros y astrónomos, con objeto de servir de asesores. Yo le pondré un ejemplo con el que va Vd. a estar de acuerdo: esa banca vaticana que supuestamente funciona tan bien, no creo que la maneje gente cuya única carrera sea precisamente teología (si es que han estudiado ésta), Sr. Rawandi. Si los economistas y empresarios que asesoran a la Iglesia son tan “buenos”, ¿por qué han de ser peores los médicos? ¿Acaso porque le interesa a Vd.? Y le aseguro que, discutiendo este tema de hasta dónde un coma lo es o no lo es; y, sobre todo, de si se tiene “autoconsciencia” o no, se está metiendo en un terreno en el cual la información no es fácil de obtener. Incluso los propios médicos no lo tienen claro. Por eso le digo que lo que crea Vd. en torno al tema es problema suyo, pero que es irracional. El acceso a una información satisfactoria tampoco está disponible en Internet (al menos en páginas abiertas, que yo sepa), o en libros accesibles a la mayoría del público. Váyase a los libros de texto de la Universidad. Pero si Vd. quiere meterse por este terreno, sea también, hombre.

    Un coma es algo mucho más corriente que un estado vegetativo. De hecho, el 30% de la gente muere en coma. Y un estado vegetativo crónico es todavía más escaso. Si cree Vd. que Eliana padece un coma, para que Vd. pueda escoger cuál es, yo le voy a explicar resumidamente todos los comas que existen, Sr. Rawandi. No hablaré por mí mismo: citaré a un experto, Farreras Valentí (no al doctor House). No le copio, resumo (no cabrían aquí todas sus indicaciones). Vd. me dirá.

    Según el grado de profundidad, el coma se clasifica en cuatro estadios: vigil, tipo, carus y sobrefasado. Si recuerda, en uno de mis primeros mensajes le pedí que me explicara si un coma tenía las fases del sueño, para que pudiera Vd. compararlo con éste tan alegremente. La ignorancia es atrevida: coma y sueño son cosas muy diferentes; para empezar, el primero es un estado alterado de la mente, cosa que no puede ser considerado el segundo, ya que forma parte de la vida normal de dicha mente. Además, en el coma vigil uno es todavía consciente de que algo raro le está pasando, e incluso capaz de moverse. En el otro extremo, el coma sobrefasado, se ignora en realidad si uno es consciente o no; pero se supone que no, porque la actividad cerebral está prácticamente anulada y, cuando uno vuelve de él, no tiene recuerdos sobre el tiempo pasado en ese estado. Mi padre estuvo varios días en este tipo de coma en febrero de 1981 (casualidades: coincidiendo con el golpe de Estado); durante ese tiempo no hubo fases de nada: encefalograma plano. Como podrá Vd. suponer, todavía se ignora más si uno es autoconsciente, como Vd. dice. Pero puede uno morirse en coma vigil, de la misma forma que puede hacerlo en sobrefasado.

    Al contrario que el estado vegetativo, un coma necesita tratamiento médico específico para él mismo. Así que los comas tienen tratamiento propio: no es sólo dar de comer o beber al organismo. Desde este punto de vista, todos los comas que existen caen dentro de una de las siguientes tipologías:

    a) Comas tóxicos exógenos (son los rutinarios, frecuentes y de fácil profilaxis):
    1- Etílico: se produce cuando la cifra de alcohol en la sangre supera 150 ml. por 100 cc. Se pierde la regulación de la temperatura, con peligro de morir de frío. El tratamiento es: lavados de estómago, ingestión de café, estimulantes circulatorios: coramina, cardiazol, etc.
    2- Por barbitúricos: otro de los más frecuentes. A simple vista parece un sueño profundo, pero nada que ver. Si no han pasado más de tres horas, es importante lavar el estómago, liberar las vías respiratorias y aplicar oxígeno. Hay que estimular los centros nerviosos con medicamentos como megimide o lobelina, y aplicar tónicos periféricos: cardiazol, estricnina, etc. Puede ser útil la picrotoxina, sustancia antitóxica de los barbitúricos. Se debe mantener al paciente en ambiente caliente y aportarle unos 2.500 a 3000 cc. de líquido por vía intravenosa.
    3- Por óxido de carbono (v. gr. de estufas, coches, etc.). este gas se une a la hemoglobina formando carboxihemoglobina, que no transporta el oxígeno. El rostro se pone de color cereza. Colóquese al intoxicado en zona aireada, o aplíquese oxígeno.
    4- Por morfina: es, como sabrá, el alcaloide más tóxico del opio. La dosis terapéutica habitual por vía subcutánea es de 1 a 2 cg. Si la dosis oral pasa de 0,40 g., el coma es mortal por parálisis de los centros respiratorios. En su fase vigil, se produce depresión de la respiración, cianosis (color azulado de la piel), edema de pulmón, descenso de la temperatura, pulso flojo e irregular, miosis (pupilas pequeñas), que cuando se agrandan (midriasis) indican desenlace fatal. El tratamiento es parecido al del coma por barbitúricos.

    b) Comas tóxicos endógenos: los productos que los originan vienen del propio organismo.
    1- Urémico: es el estado final de los procesos que afectan a la función del riñón. Aliento urinoso, palidez terrosa de la piel, contracción de las pupilas, respiración profunda. La causa del coma no es la urea en la sangre, sino que éste es un factor sumado a otros: perturbación oxidativa de varios ciclos metabólicos y aumento en la sangre de sulfatos, fosfatos, magnesio, potasio, etc. Éste sí es un estado terminal (se sabe que es coma irreversible: se muere de él, Sr. Rawandi), por lo que se debe prevenir: diálisis, riñón artificial, transplantes, etc.
    2- Hepático: lo mismo, pero con la función del hígado, debido a hepatitis, cirrosis, cáncer, etc. En la fase vigil se producen alteraciones psíquicas: euforia, cambio de carácter, desorientación, inversión del ritmo del sueño, temblor de manos, etc. Entonces hay que suprimir proteínas y dar antibióticos que actúen sobre la flora intestinal (neomicina), junto con otros medicamentos: argenina, ácido glutámico, coenzima, etc. Pasa como con el coma urémico: llegada cierta fase ya no vale nada de esto para mantener con vida al paciente: morirá de la enfermedad.
    3- Diabético: debido a una oxidación inadecuada de la glucosa y, como consecuencia, una degradación incompleta de las grasas que producen un exceso de compuestos ácidos y cetónicos (acetona), lo que produce una intoxicación ácida, cetosis o coma diabético. Comienza con una intensa apatía, inapetencia, náuseas, vómitos y dolores de estómago. También puede aparecer sin avisar. El aliento huele a acetona, respiración profunda, ojos hundidos y con poca tensión, piel caliente, pulso muy débil y tensión arterial baja. Datos analíticos fundamentales: aumento de la glucosa en sangre, presencia de glucosa y acetona en la orina, etc. Tratamiento: administración de insulina, suero salino y glucosado.

    c) Comas endocrinos: aparecen raramente, en casos extremos (v. gr.: panhipopituitarismo o síndrome de Simmonds-Sheehan, mixedema hipotiroideo, hipertiroidismo, insuficiencia corticosuprarrenal o enfermedad de Addison, etc.
    1- Hipoglucémico: traído como ejemplo de uno de los más frecuentes. Se debe a un aumento de insulina en la sangre: por ejemplo, en los diabéticos suele ser resultado secundario de la medicación. También puede ser inducido por el tratamiento de otras enfermedades: esquizofrenia, asma bronquial… Existe natural, por una afección de las células pancreáticas productoras de insulina (v. gr. un adenoma o tumor en las mismas). Suele aparecer bruscamente, precedido de una sensación de hambre, sudoración, sofocos, piel roja, temblor, disminución de la capacidad intelectual y tensión arterial elevada. Con el aumento de estos síntomas se llega al coma total (sobrefasado), que puede amenazar la vida del paciente. El tratamiento de los estados hipoglucémicos es: ingestión de bebidas y alimentos azucarados o aporte intravenoso de sueros glucosados.

    d) Comas por transtornos hipoxémicos y circulatorios del encéfalo: son debidos a la hipoxemia (disminución de oxígeno en la sangre) durante más de cinco minutos, evento que puede ser causado por muchos factores (pues el tejido nervioso es muy sensible a la falta de oxígeno): estados de asfixia en general (ahogamientos incluidos), ciertos tóxicos, alturas superiores a los 4000 metros, etc. En este caso aparece el coma junto con alteraciones cerebrales irreversibles (no necesariamente lo es el coma en sí mismo: puede uno volver en sí, pero disminuido psíquicamente, por ejemplo).

    e) Comas por enfermedades propias del encéfalo y sus cubiertas: son muy importantes, por su gravedad y frecuencia:
    1- Apoplético: originado por tres circunstancias: embolia cerebral, hemorragia y trombosis, a veces difíciles de distinguir. Se caracteriza por una pérdida brusca del conocimiento. Rostro congestionado y con sudoración, respiración estertorosa y profunda, abombamiento de un carrillo similar a cuando se está fumando en pipa, que se distiende al respirar, debido a la parálisis del nervio facial; mirada desviada hacia el lado de la lesión cerebral. Suele acompañarse de hemiplejia (parálisis de una mitad del cuerpo), al que la inconsciencia del sujeto hace difícil de apreciar (se logra saber qué lado es por la resistencia a los movimientos pasivos de unas u otras extremidades). El tratamiento consiste en mantenerse el estado general, con el aporte de líquidos y alimentos y facilitando la eliminación de excretas. Hay que tratar de mantener la tensión en cifras normales y aplicar vasodilatadores cerebrales.
    2- Meníngeo: producidos generalmente en meningitis, sobre todo meningocócidas y tuberculosas, y en las hemorragias subaracnoideas. Aparte los síntomas de la enfermedad causal, hay rigidez de nuca (no se puede doblar la cabeza sobre el tronco), junto con el resto de los síntomas meníngeos: cefaleas, vómitos y estasis papilar por la hipertensión endocraneana. El diagnóstico se confirma con punción lumbar.
    3- Otros tipos de comas cerebrales aparecen en la encefalitis y en la fase final de los tumores cerebrales (éstos sí son comas irreversibles: ellos mismos son los que acaban matando al individuo).

    f) Comas por causas físicas: los originan éstas, al actuar sobre el cerebro. Pueden ser: traumatismos craneoencefálicos (fracturas o lesiones de cráneo y cerebro), y en la conmoción cerebral sin evidencia de lesiones. El paso después del traumatismo de un tiempo más o menos largo (intervalo libre) antes de que se produzca el coma (es lo que le ocurrió a Jesús Neira), es característico de hematomas intracraneales, en los que se va aglomerando la sangre hasta que se hace una compresión cerebral. Le diré que, eliminado el hematoma, el coma remitirá (como tal: otra cosa es que luego se caiga en otro estado diferente); pero, como siempre, no debemos etiquetar, Sr. Rawandi, porque el cerebro es muy delicado y no siempre es posible intervenir quirúrgicamente. Otra causa física que puede originar la pérdida de conciencia es el calor: por insolación (irradiación solar excesiva sobre el cráneo), con gran temperatura corporal y previa cefalea intensa. Debe trasladarse al paciente a sitio fresco y aplicar compresas frías sobre su cabeza. El otro coma calorífico es el “coma por golpe de calor”, que afecta a sujetos en presencia de ambientes muy calurosos, en los que el organismo no puede refrigerarse: hornos, calderas, fundiciones, etc. Temperaturas muy altas en el organismo, delirio y pérdida de conciencia. Las primeras medidas son retirar al paciente de ese ambiente y refrigerarlo poco a poco.

    Y éstos son todos los tipos de coma que existen, Sr. Rawandi. Puede Vd. completar, si quiere, con unos ejercicios prácticos: si alguien toma cianuro, ¿de cuál de estos comas morirá? Averígüelo. Yo ya lo sé.

    Un saludo.

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  58. Rawandi dice:

    Sr. Benito, según he leído, la corteza cerebral de Eluana ha perdido irreversiblemente su actividad. Por tanto Eluana ya no tiene autoconciencia y en consecuencia ya no es persona.

    De todas formas, como no existe el «deber de vivir», incluso en caso de que Eluana fuera autoconsciente ella tendría derecho a acabar con su vida. En las democracias más avanzadas, como Holanda, este derecho de los pacientes terminales ya se respeta.

    Parece que el Vaticano y el resto de la derecha italiana siguen empeñados en impedir la muerte de Eluana. Ese atajo de reaccionarios oscurantistas constituye una vergüenza para Europa.

    Un saludo

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  59. José Benito dice:

    Sr. Rawandi:

    No tiene Vd. ni idea de derechos, deberes u obligaciones. Y aun encima escribe este último mensaje para acabar de rematarla. Indica cómo hace caso de la propaganda progre al uso, de lo políticamente correcto, de la moda y, por tanto, de la publicidad en este mundo en el que si no se tienen dieciocho años para poder lucir minifalda o musculitos, no se va al gimnasio y no se tienen cuatro perras, la vida ya no vale la pena de ser vivida y hay que tirarse desde un puente. En resumen: de su falta de personalidad. Además, ¿qué esperan con morirse quienes piensan así? ¿Que van a volver a vivir para ser como les hubiera gustado ser? ¿No se llama esto una religión? ¿Pero no presumen de ateos, las más de ellos?

    Por otro lado, se va Vd. por peteneras: no tiene ni idea de los fundamentos de pensar de dónde viene ni adónde va, ni por qué las cosas son como son, ni le importa, y tampoco tiene inquietud por plantearse cómo deberían ser y por qué. Si todo esto es verdad, como me temo, no sé cómo se atreve a opinar contra gente que tiene ideas. Por lo menos que tuviera Vd. la fe del carbonero, y creyese ciegamente en una religión cualquiera, pero ni eso…

    Por lo que me dice de su negación del deber de vivir, le haré una observación: hay que tener en cuenta que, si se admite que no tiene capacidad para sufrir, tampoco tiene ningún sentido decir que es por su propio bien el hecho de dejarla morir. Será, en todo caso, egoísmo de quienes no quieren verla así, que se arogan el derecho de tomar la decisión por ella sin que sea culpa suya el habérselo ganado.

    Con respecto a esto, un consejo: mire Vd. para Stephen Hawking y compárelo con Sampedro. No creo que Hawking esté mejor que estaba él cuando se suicidó. A lo mejor tampoco es religioso, pero él cree en algo y ha sabido dar sentido a su vida. Según los médicos, hace unos veinte años que debería de estar muerto. Si les hubiera hecho caso entonces y se hubiera suicidado pensando que su vida no valía la pena, no nos habría dado a tantos motivos para seguir pensando. Ése sí que es una persona para admirar.

    Y ahora, al grano: lo siento, pero excepto en lo de que no sea persona, no va contra la Iglesia (y mucho menos contra mi criterio) que siga Vd. con su opinión con respecto a Eluana. No sé a qué viene esa querencia por parte de quienes se presumen ateos de que sólo se puede pensar de determinada forma siéndolo, e incluso de permitirse decir a las religiones cómo tienen que entender términos estrictamente religiosos (como el Sr. Sabadell con «sagrado»). Si son ateos, no tiene ni medio dedo de frente que se erijan de intérpretes de vocabulario religioso, y tampoco de ideas religiosas (como pretende hacer Vd.)

    Hasta ahora, en esta discusión me he posicionado en este lado para ver si Vd. es capaz de darse cuenta claramente de que:

    a) por más que le fastidie, puede Vd. seguir diciendo que se debe hacer morir a Eluana, sin miedo de contradecir a la Iglesia. El hecho de que una persona quede eximida del DEBER (más abajo le hablaré de ello) de vivir, no quiere decir que haya perdido el derecho, ni mucho menos que haya dejado de ser persona. Puede haberse perdido el deber, la fuerza moral que nos tiene que empujar a seguir viviendo y luchar por ello. En ciertos casos, no es ilícito dejar morir, ni siquiera para la Iglesia. Le he aportado incluso los puntos del catecismo en que se contempla: ¿qué más quiere?

    b) La católica es una religión, no una ciencia exacta. Por causa de los puntos del Catecismo que le he citado, y frente a todas las causas que ya le he aportado en mensajes anteriores, la Iglesia está abierta al debate de si se debe dejar morir a Eluana o no. Y, de hecho, el debate existe dentro de la propia Iglesia: el arzobispo emérito de Foggia, Giuseppe Casale, se ha manifestado públicamente partidario de la muerte de la joven, y nada le ha pasado. Pero hay que tener en cuenta que el cardenal Lozano ha sido el primero en manifestarse públicamente: él representa a determinada corriente, y tampoco queda bien que los obispos empiecen a contradecirse públicamente unos a otros. El silencio que hay en torno a esto es un ejemplo más de la tendenciosidad de la prensa, a la que Vd.

    c) Dice Vd. que Berlusconi trata de evitar que muera Eluana porque se lo dice la Iglesia. Como habrá visto al leer el punto b), es más falso que un billete de seis euros. En este caso, Berlusconi habría hecho elección del bando eclesiástico que le conviene. Pero ni siquiera esto. Lo que está haciendo es defender la actual legislación italiana, que no tiene capacidad para dar legalidad a un acto así. En Italia no existe una ley que ratifique la legitimidad de esa muerte, y éste es otro desconocimiento que los periodistas no se encargan de divulgar como deberían. Es bastante interesante al respecto que Vd. se lea esta entrevista:

    http://www.farodevigo.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009020500_8_294349__Sociedad-y-Cultura-Pablo-Simon-Lorda-Eluana-sufrira-cerebro-tiene-capacidad-para-sentir-dolor

    Verá que ni siquiera este entrevistado, a pesar de ser quien es, de lo menos sospechoso de ser religioso y amigo del Vaticano, se atreve a decir que Berlusconi hace lo que le dice la Iglesia. Y me permito copiar aquí unas palabras interesantísimas suyas, que confirman claramente la razón de lo que digo en el punto a):

    «Las palabras del cardenal Lozano van incluso contra la propia moral de la Iglesia. Si uno lee el catecismo, este caso está dentro de lo que la propia moral católica recoge.»

    Usted las puede leer, Sr. Rawandi. Compruebe que, desde el primer momento, no le he mentido.

    Y, por último, le diré que, además de lecciones de Medicina, se merece Vd. unas cuantas de Filosofía.

    1.- Derecho: se dice de todo acto cuyo ejercicio no rompe con el orden establecido. Luego, si el orden establecido es que no se cometa ese acto, no se tiene derecho a él. Por ejemplo: la vida es un derecho universal, porque simplemente viviendo no se rompe ninguna norma para que el universo siga en orden. Fumar es un derecho en algunos locales públicos porque no rompe el orden establecido en esos locales; pero no es un derecho en otros, porque el orden establecido en éstos lo prohíbe. Si en un local se prohíbe fumar sólo a los menores de dieciocho años, el orden establecido dentro del mismo es éste: no fumar los menores; por tanto, no tendré derecho a fumar si tengo menos de dieciocho años, y sí si tengo más. Elegir es también un derecho universal, porque simplemente eligiendo no se rompe ninguna regla en el orden establecido en el universo. Otra cosa es la elección escogida: ésta sí puede ir contra el orden establecido, según dónde y cómo se haga. Por ejemplo: si elijo fumar en un local donde está prohibido, he ejercido mi derecho legítimo a elegir para decantarme por una opción ilegítima (o ilegal, que no necesariamente es lo mismo; pero que, en todo caso, rompe el orden establecido allí) por no ser un derecho. En otras palabras: habré elegido algo que no tengo derecho a hacer.

    2.- Libertad: se dice de lo que tiene el ser para ejercer un derecho; es decir, de la propiedad que, en posesión del ejecutante, hace que el derecho ejecutado pueda ser considerado como tal. Un ejemplo: si en un local tengo derecho a fumar, se dice que ahí tengo libertad para hacerlo. Si en un local no tengo derecho a fumar, se dice que ahí no tengo libertad para hacerlo. ¿Puede ser que uno tenga libertad para hacer una cosa a la que no tenga derecho? Algunas personas creen que sí, porque lo parece; pero es sólo una ilusión. Esta ilusión proviene de la confusión de libertad con libre albedrío. Pensemos: ¿cómo puede uno hacer libremente aquello a lo que no tiene derecho, si precisamente la falta de este derecho viene determinada por la falta de libertad para hacerlo? No tiene sentido: es imposible hacer libremente una cosa para la que no se es libre. Por eso se dice que quienes actúan equivocadamente han sido libres en su elección de conducta, pero no son libres al ejercerla. Fíjese qué extraño: ¡Un acto malo, de por sí no es libre, aunque sí lo sea su elección! Piense, piense…

    3.- Libre albedrío: se dice de la capacidad propia de cada uno para ejercer la libertad de elegir (que, como hemos visto, es un derecho universal). Por ejemplo: si estoy psíquicamente afectado y no sé qué es lo mejor o lo peor para mí, se dice que carezco de libre albedrío, porque estoy incapacitado para elegir. O también si desconozco el significado de las opciones que estoy eligiendo. Por el contrario, si estoy en plenitud de facultades mentales y psíquicas y elijo con conocimiento de causa, se dice que tengo libre albedrío. Hay otras razones por las que se puede carecer de libre albedrío. Es muy importante lo siguiente: como se puede observar si se tienen en cuenta los dos puntos anteriores, la falta de libre albedrío supone falta de cualquier libertad, porque nos impide elegir nuestros derechos y, por tanto, ejercerlos sabiendo lo que hacemos. Sin embargo, cualquier libertad no implica que se tenga libre albedrío. Por lo tanto, puede darse el caso de que una persona tenga mucha libertad a su disposición, pero ella misma no sea libre para ejercerla porque carezca de libre albedrío.

    4.- Obligación: es todo acto que se debe ejercer para no romper con el orden establecido. Por ejemplo: en España es obligación pagar a Hacienda cuando se cumplen ciertas condiciones, porque el orden establecido en el Estado español para esas condiciones se rompería si no se hiciera así. Las obligaciones se dividen en dos: deberes e imposiciones. No es incompatible que una obligación sea un deber con que sea una imposición, ni tampoco su viceversa. Como se puede observar, toda obligación es siempre un derecho, ya que, al ser impuesto por el orden establecido, no rompe con éste. Es muy importante tener en cuenta este detalle.

    5.- Deber: es una obligación moral. Es muy importante observar que los deberes son obligaciones, pero que no todas las obligaciones son deberes. Del hecho de que una obligación sea un derecho, se deriva que un deber también lo es.

    6.- Imposición: se trata de una obligación que ha de ser llevada a cabo sin tener en cuenta el libre albedrío del ejecutante. Pero una imposición no rompe con el orden establecido del sistema que la ordena: por tanto, también es un derecho ejercerla, como buena obligación que es. Pero ignora el derecho universal de elegir, lo cual, de acuerdo con lo visto en el punto 3, hace que la ejecución de una imposición no pueda ser por ella misma un acto libre, incluso aunque la acción ejecutada sea buena. Paradójicamente, esto convierte a la ejecución de un derecho en contrario a la libertad. Por consiguiente, así como veíamos en el punto 2 que no puede existir un acto malo que de por sí pueda considerarse libre… ¡pueden existir actos buenos ejercidos bajo la falta de libertad! De hecho, según se deviene de todo lo anterior, ejercer cualquier derecho sin libre albedrío para hacerlo es una imposición. Sin embargo, también se aprecia claramente el carácter de derecho de una imposición (ya sea la impuesta una obra buena o mala), ya que, para ejercerla, hay que estar bajo el orden establecido que la ordena, no yendo ella, por tanto, contra éste. Toda imposición es una obligación, pero no toda obligación es una imposición.

    Ahora que ha leído y pensado en todo lo anterior, le invito a que medite: ¿a cuál de todas las anteriores, de 1 a 6, pertenece la vida? ¿Por qué está Vd. aquí? ¿Ejerció Vd. su libre albedrío para nacer? ¿Ha nacido Vd. por un acto voluntario propio? ¿Alguien le dio a escoger si quería o no? ¿Venir a este mundo o no, vivir o no? Claro que la vida es un derecho: pero ¿un simple derecho, que no obedece a ninguna tipología concreta? ¿Obligación? Si es ésta, ¿es un deber o una imposición? Escoja, Sr. Rawandi, lo que más le guste.

    Otra: ¿ser “persona” es ser “autoconsciente”? Dígame, Sr. Rawandi: yendo a un extremo, ¿sabe Vd. seguro en qué diferencia a la persona esta definición, de la que se pueda postular para cualquier otro animal? ¿Sabe Vd. positivamente que el resto de los animales no son autoconscientes, que esa definición “define” precisamente a la persona? ¿No será como cuando se define a un perro como “un animal que muerde”, definición que puede corresponder también a un oso, a un gatopardo, al hámster de mi vecinito o a mi vecinito mismo, que ayer le sacudió una buena dentellada a la portera cuando ésta le atrapó después de que le hubiera dado un balonazo al cristal de la ventana del primero A? Y, en el otro extremo, ¿está Vd. completamente seguro de que Vd. mismo es autoconsciente? ¿Que la consciencia que tiene de ser Vd. no corresponde a otro? ¿Que no será “pienso; luego, existe aquél que creo que soy”? ¿Cree que alguien se conoce tan bien a sí mismo? ¿Entiende Vd., o al menos conoce el teorema de Gödel? ¿Ha oído Vd. decir que “Roger Penrose (matemático contemporáneo fundamental) ha señalado que la comprensión de la sentencia de Gödel, que demuestra su propia indemostrabilidad, es la marca de la consciencia humana? Esto es bastante peculiar: implica que cualquiera que no pueda captar el significado y verdad de la sentencia de Gödel no es en cierto sentido completamente consciente. ¿Qué pasa con los niños? ¿O con los no matemáticos?” Todo lo que he encerrado entre las comillas no son palabras mías: son de otro matemático, John D. Barrow, en su libro “Por qué el mundo es matemático”. A mí me parece, Sr. Rawandi, que ser humano es mucho más que ser autoconsciente. No sé: Vd. verá.

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  60. Darkman dice:

    Impresionante debate, lo e ido siguiendo desde el principio pero no intervine (ni hace falta) para que no se pierda este interesante hilo, sin embargo, como excepción y sin que sirva de precedente voy a decir algo sobre este tema:

    Definir lo que es ser «persona» o no serlo, creo que es innecesario, lo puntual a mi modo de ver, es que en un estado vegetativo prolongado (es evidente que no vamos a «eliminar» a cualquiera que esté inconsciente dos días), del cual determinamos que es irreversible (en este caso tenemos que fiarnos del diagnóstico médico) resolver si en estos casos es lícito seguir manteniendo el cuerpo con vida gracias a los avances en medicina.

    En el caso de Eluana y otros en las mismas condiciones se determina que el cerebro ya no es consciente de sí mismo ni tampoco sufre al no recibir ninguna percepción exterior, ¿es lícito vivir años en estas circunstancias?

    Desde luego que no lo es. La muerte debe aceptarse como un estado natural e inevitable, es absurdo alargar inútilmente una situación en la que una persona (para mí sigue siendo una persona en un estado distinto) vive más como una planta que como un ser humano con capacidad para decidir.

    En la Ética médica es permisible no alargar inútilmente un estado de vida si ésta no tiene calidad, es decir, es más importante la calidad de vida que la «cantidad» de vida (vivir más tiempo pero como un vegetal), esta es una de los temas que se debaten entre los médicos en la nueva legislación de la Ética Médica.

    Claro que una cosa es lo que decida la comisión de ética médica y otra las leyes legislativas, como suele ocurrir, que las leyes son retrógadas en algunos sentidos, precisamente porque en su momento se basaron en unos conceptos religiosos que como es evidente, a medida que la sociedad avanza, también lo hace la mentalidad de la mayoría de personas.

    Eso sí, siempre habrá una minoría que por creencias caducas piensan que la muerte digna es un asesinato, y no sólo nunca tomarían esa disposición (cosa que es respetable) sino que lo que es peor, quieren imponer su propio criterio a los demás, despreciando así la libertad y el respeto hacia otras personas y sus opiniones, las cuales deberían ser como mínimo respetadas si se supone que vivimos en un estado de derecho con plena libertad de expresión e ideología.

    Que como estamos comprobando, en Italia brilla por su ausencia.

    Un saludo a ambos, y seguiré leyendo el debate.

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  61. José Benito dice:

    Y, por cierto:

    si Eluana está en estado vegetativo, tiene que cumplir las condiciones del estado vegetativo, Sr. Rawandi.

    Un saludo.

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  62. Rawandi dice:

    Sr. Benito, ya van quedando claras algunas cuestiones. Para empezar, estaba usted mintiendo descaradamente, o bien se tragó las patrañas de algún correligionario suyo, cuando afirmó que Eluana no estaba en coma, que su estado no era irreversible y que poseía autoconciencia. Sus tres afirmaciones son falsas. En realidad, Eluana carece de autoconciencia precisamente porque se encuentra en un coma vegetativo irreversible, un estado que se diferencia del coma por muerte cerebral básicamente en que el comatoso vegetativo puede respirar sin ayuda de máquinas. Ambos tipos de coma implican la pérdida definitiva de la autoconciencia.

    El Vaticano y sus secuaces «provida» aplauden a rabiar la política liberticida de Berlusconi en el caso Eluana. Berlusconi y el Vaticano son cómplices en la tortura que están infligiendo a la familia de Eluana. Y también son cómplices en el desprecio a los deseos expresados por la propia Eluana, la cual prefería morir antes que vivir en su actual estado.

    Es persona todo organismo que posea vida autoconsciente, aunque no pertenezca a la especie humana. Tiene razón Manuel Abeledo en su comentario del 18 de enero cuando contrapone los embriones humanos a los simios no humanos. Según los etólogos, los grandes simios (bonobos, chimpancés, gorilas y orangutanes) poseen una autoconciencia elemental y en consecuencia deberíamos reconocerles los derechos básicos a la libertad, a la vida y a la integridad.

    A propósito, ¿sería mucho pedir que contralara usted un poco su colosal verborrea? No se ofenda, pero sea cual sea la materia que usted imparte, compadezco a sus alumnos.

    Un saludo

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  63. José Benito dice:

    Sr. Rawandi:

    Qué pena me da Vd. Una vez más, se ha comido la monda y ha tirado el plátano. Destila tirria y envidia. Como no tiene mejores argumentos que dar, y aun tiene miedo a documentarse, cosa a la que yo no temo en absoluto, me echa en cara que piense y me moleste en buscar documentación llamando «colosal verborrea» a los datos que aporto. Trata de imponer su pueblerina opinión como si fuera la sabiduría omnisciente del Mago de Oz. No me discute nada: se dedica a decir que las cosas son así porque sí, porque las dice Vd. y ya está. Impone su fatua opinión sin dar razones. Obligatorio creerle porque sí. ¿Ve como Vd. es más religioso que nadie, Sr. Rawandi? ¿Quién tiene más dogmas que Vd.? Vd. es más papista que el Papa.

    Y tampoco le tengo miedo a escribir. Seguiré escribiendo mientras haya alguien que pueda leer aunque no lo haga. De hecho, Vd. sabe que pudimos haber seguido esta discusión en mi blog pero preferí pasarme aquí porque no necesito ser leído por quien ve un texto largo y no se detiene a dedicarle el tiempo suficiente para reflexionar. Me da igual, Sr. Rawandi. Estos textos no son una clase: No tengo que enseñarle nada, que supongo que ya será mayorcito.

    Ahora descubro que Vd., siguiendo la teoría del Sr. Sabadell, entre la dichosa mujer del ejemplo y un elefante salvaría Vd. al elefante sólo porque, como es un amontonamiento de mayor número de células probablemente autoconscientes (ni siquiera es seguro) es más persona. Ha caído Vd. en lo hilarante, Sr. Rawandi. Seguramente habrá muchos riéndose al leer su espantoso ridículo. Si es verdad que el tal manuelabeledo (así lo escribe él) quiere decir eso que Vd. pone en su nota, debe ser un auténtico analfabeto, pero lo dudo. Lo siento, pero tiene más genes de ser humano la persona sin cerebro de la que habla el vínculo al que le envié que cualquier gorila, Sr. Rawandi.

    Creí que iba a sacar Vd. la deducción correcta, Sr. Rawandi, pero no lo hará porque molesta mucho a los vividores (no digo vivientes) de ese mundo fofo y desfondado al que Vd. pertenece, todo pura imagen pero cadáver podrido y maloliente por dentro, Sr. Rawandi. Podrido y maloliente: así hacen su agosto el “famoseo”, los roperos, modistos y maniquíes (los célebres “horteras” del siglo XIX, de donde nos viene la palabra: véanse las novelas de Galdós, “Fortunata y Jacinta”, v. gr.), las cirugías estéticas, los cosméticos, los desodorantes y los perfumes: nada más que pura fachada para ocultar las vergüenzas, que es lo que interesa a los subidillos a la parra, mientras los que no comulgamos con su sociedad de consumo peleamos para no morirnos de hambre explotados, en el paro o donde nos dejen arrinconarnos.

    Ahora vaya Vd. a apuntarse a la filosofía que le parezca. Es problema suyo. Yo, con avisarle, tengo bastante. Lo único que siento (y por eso empecé a escribir en este foro) es que gente que presume de atea se dedique a extender mentiras, realmente al servicio de dioses como Barleno (el del Sr. Sabadell, con todos los respetos) o Mamón (el de Vd.) Y que, aun encima, se dediquen a hacer labor de zapa y desprestigio a quienes tienen principios, retorciendo las verdades en trampas para paletos. Ahí le quería yo ver. Pero además, si aun encima son gente que tiene conocimientos (como estimo del Sr. Sabadell, no sé Vd.), es una pena porque resultan patéticos, pues el tener nociones de materias interesantes en un ámbito en el que se han especializado con anteojeras, no significa que se sepa de todo; y, con objeto de utilizar parcialmente su ciencia, están mezclando ésta con equivocaciones que la rebajan, haciéndoles inmerecidamente indignos de crédito en su propio campo ante gente que sabe más de los asuntos en los que se inmiscuyen. Como dice la famosa canción de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, “su realidad es sólo confusión”, simplemente porque sustituyen saber por opinar: el mal de nuestro tiempo, ya lo he dicho anteriormente. ¿Cómo pretenden decir que saben algo de cosas que ya desprecian aun antes de conocerlas a fondo? ¡Precisamente, éste es el motivo de las guerras: la ignorancia del otro, involuntaria o deliberada, añadida a la falta de raciocinio, Sr. Rawandi!

    Vd. no tiene ni idea porque no piensa. Le he dado todo tipo de datos y vínculos a páginas web, pero ha sido totalmente incapaz de relacionarlos. Le he invitado a pensar y, por supuesto, lo ha hecho igual que lo haría uno de esos amigos suyos chimpancés.

    ¿No será que se nace por imposición y se vive por deber? Dígame Vd. si hay otra elección, Sr. Rawandi. Y tanto la ejecución de lo impuesto como el ejercicio del deber son derechos. Sólo visto así tienen justificación actos como la defensa propia o el impedimento del suicidio (y, por supuesto, de la eutanasia, etc.) Y por eso también, el deber de mantenernos vivos pasa a quienes sean responsables de nosotros mientras no podamos valernos por nuestra propia mano, Sr. Rawandi. A nuestros padres, tutores, o quienesquiera que sean. A un bebé recién nacido, ¿usted por qué lo mantendría vivo, Sr. Rawandi? ¿Por el “pasado del organismo” o por su futuro? ¿Qué piensa un bebé recién nacido? ¿Sabe Vd. seguro, positivamente, que esa criatura es autoconsciente? ¿Se da cuenta de que, cuanto más avanzamos en nuestras reflexiones, más ridículos y hueros, faltos de soporte alguno, resultan sus argumentos, por mucho que haya por ahí gurúes machacándonos la olla repetitiva y gesticulantemente, como “hip-hoperos” con su retahíla, para que acabemos creyéndonoslos y todo?

    Todo el secreto está en cómo uno se tome ese deber de vivir. Lo demás es puro discurso retórico vacío y cuento chino, pompitas de colorines, darle vueltas a la noria como el asno, que se pasa el día sacando agua del pozo y se muere de sed sin pasársele por la mente que puede bebérsela. Y por eso le dije en otro mensaje que la declaración de los derechos humanos es incompleta y redundante. “Derecho a la vida…” ¡Pues vaya gilipollez! ¡Si nacemos porque la Naturaleza nos lo impone! Ni siquiera podemos decir que sean nuestros padres quienes lo hagan, porque tenemos el ejemplo de los animales y las plantas naciendo por ahí sin que sus progenitores tengan capacidad racional para imponerles nada. Pero, ¿qué clase de derecho es la vida? Éste es el verdadero “quid” de la cuestión, Sr. Rawandi.

    Hay más. Incluso me he servido para combatirle a Vd. de la entrevista a don Pablo, con objeto de que no me diga que soy parcial y que escojo las fuentes que me convienen. Me venía especialmente bien este ejemplo. Vea cómo ese señor no se corta en arremeter irreflexivamente contra la Iglesia todo lo que le da la gana, cual cornúpeta contra burladero, casi igual que Vd. Claro que, para Vd., la palabra de Dios son las opiniones premasticadas, no las que Vd. pueda formarse viendo todas las fuentes, incluidas las imparciales. Y las opiniones premasticadas que a Vd. le interesen. Da Vd. lástima.

    Después de haber tenido la oportunidad de ver la información que he aportado a lo largo de estos mensajes (y que no es ni mucho menos total), a la vista de ese artículo debería estar Vd. en una posición ventajosa para apreciar cómo alguien se dedica a exponer públicamente una opinión como si fuera el Gran Oráculo, en lugar de lo que se sabe sobre el tema. Buscando información en todos los bandos, no sólo en uno; y, sobre todo, en lugares ajenos a esta polémica, y con el simple conocimiento de una serie de nociones claras, todo o casi todo lo que dice ahí D. Pablo se puede discutir combatiéndolo con buenos argumentos. Le he aportado a Vd. en este foro, incluso vínculos hacia páginas donde se explican hechos del cerebro durante el estado vegetativo, y a una página que ilustra de cómo hasta es dudoso negar que sea humano alguien que haya nacido sin cerebro. Y va ese señor, y se atreve a decir con todo su aplomo lo que dice. Ni una palabra de toda la información imparcialmente deducible de lo que yo le he suministrado, Sr. Rawandi: que lo que ocurre en el cerebro de una persona en estado vegetativo se está aún desentrañando, que nadie sabe ni media palabra de nada en este tema, y que unos entendidos dicen unas cosas y otros otras. ¿Se da cuenta Vd. de cómo los medios y las personas interesadas y parciales tratan de modificar nuestra opinión? ¿Cómo puede alguien erigirse en poseedor de la razón, cuando se trata de temas candentes cuya solución se ignora? ¡Grave misterio, Sr. Rawandi! Vd. puede ser seguidor de lo que dice D. Pablo, y hasta yo mismo. Pero lo que no podemos afirmar es que el partido tomado a su lado deje de ser una simple opinión nuestra; o una simpatía, si quiere. De ahí a que tengamos razón, hay un abismo. ¡No podemos despreciar la postura contraria, en este caso tan fundada al menos como la nuestra, cuando no más (como se está viendo)! Y, ante este conflicto, sería de necios actuar de una forma imprudente. ¿Qué es lo prudente y qué no? Queda a su decisión, Sr. Rawandi. En lo tocante a Eluana, hay un grupo de obispos (no le niego que el que lleva la voz cantante, si quiere, pero sí que sea toda la Iglesia) que se ha decantado por ver en esa persona su necesidad de ser alimentada. En otros casos… pues habría que analizarlos por separado. Al igual que las personas, las variantes en las situaciones pueden ser infinitas. No sé por qué tiran contra la Iglesia por poner en práctica algo hoy tan de moda que los más tiquismiquis de esta sociedad no dejan de machacarnos perpetuamente con ello, Sr. Rawandi: la individualización. Quienes nos dedicamos a la enseñanza lo hemos sufrido especialmente.

    ¿Ha visto Vd. una película titulada “Johnny cogió su fusil”? Es del año 1971, y está basada en un “best seller” de entonces, por lo que ya se presenta evidentemente obsoleta en muchos de sus aspectos, pero aun así sigue siendo sumamente ilustrativa acerca de lo que se puede pasar por la mente de una persona en un estado físico y psíquico tan lamentable que no le permita comunicarse con el mundo exterior. Véala hasta el final. Entonces, ¿le habrá valido o no le habrá valido la pena esa experiencia, Sr. Rawandi? ¿Habrá aprendido algo de ella, que al fin y al cabo es lo importante? ¿Es o no es persona el protagonista? Creo que nos enseña algo muy importante, Sr. Rawandi: la persona está encerrada dentro, encarcelada aun en contra de lo que casi siempre creemos saber incluso de nosotros mismos. También se es persona mientras se pueda ser amado, amar y, sobre todo, aprender. No importa el estado. Lea esos “best sellers” y vea esas películas, en lugar de “El Código da Vinci”. Que me parece que tiene Vd. la cabeza llena de fantasías… mejor dicho, de fantasmadas.

    Y suma y sigue. El ser humano es religioso por naturaleza, Sr. Rawandi, circunstancia que se carcajea de lo mucho que a Vd. le repatee. De hecho, somos el único animal que tiene religión: es una característica propia nuestra. No se puede tener religión, si no hay razón. Dicho de otro modo: si la razón puede ser considerada como un sistema matemático, la religión es siempre la recámara para la obligatoria proposición metamatemática de Gödel. O si, basándonos en la autoridad de gente más sabia que nosotros (y aquí sí le concedo que es una postura escogida por mi parte, pero hay una razón: dígame una forma científica mejor de abordar el tema de la existencia o no existencia de Dios; es decir, tanto la religión en su sentido “tradicional” como el ateísmo), creemos que la matemática es efectiva porque representa el lenguaje subyacente del lenguaje humano y a la vez es la descripción más fiable del Universo, no puede haber solución a ese dilema: está demostrado matemáticamente que nunca la habrá. Lo han dicho personas mucho más inteligentes que todos los que estamos en este foro juntos, incluido el Sr. Sabadell. Quien se crea que la Ciencia lo va a resolver todo alguna vez, que se olvide. Hasta los científicos que presumen de más ateos. Einstein le dijo a Max Born: “usted cree en un Dios que juega a los dados, y yo en la ley y el orden absolutos”. Y el matemático Ian Stewart añadió: “Y, aunque Dios jugara a los dados, ganaría”. Si se fija, ninguno de los tres obliga a la no existencia de Dios, porque no puede. Más bien, al final Dios juega con la banca. Por esto, la religión acompaña obligatoriamente a la razón. De hecho, la religión sí que es definitoria de la persona, porque ésta profesa a aquélla incluso inconscientemente. Por esto, aunque se crea ateo, el que esto no sea una religión sólo es una ilusión de tantas. Vea: entre los “ateos”, unos hacen su dios de una simple botella de alcohol (recuerde el cuento de Stevenson de “El diablillo de la botella”), otros de una persona por la cual mantienen una pasión o de ésta misma (recuerde Calisto, en ”La Celestina”: “Melibeo soy y a Melibea adoro y en Melibea creo y a Melibea amo”), del dinero, de la ciencia, de una ideología política… hay para escoger. Sólo que no le llaman dios: diferente es que, en su alergia a esta palabra, no se den cuenta o no quieran ver que lo es. Pero mantenga una conversación de cierta profundidad con un agudo observador, y éste le dirá qué religión practica Vd., a qué dios adora y hasta cuáles son sus ritos. Incluso, los ateos más pardillos, los peoncillos del ateísmo que no tienen otra cosa en qué pensar para olvidarse de que existe la religión, erigen al propio ateísmo en su causa religiosa. Dígame, si no, por qué necesitan salir en la televisión y poner anuncios en los autobuses, si no es para ganarse las simpatías del público y, como último fin, hacer prosélitos. Precisamente, lo que “huele a cuerno quemado” de los ateos es que no se cansen de acusar de que algún interés tiene que haber detrás del proselitismo por parte de las demás religiones, mientras ellos se dedican a darse autobombo, y a hacer propaganda de su estado de ateos como el mejor de los posibles. ¿No será que cree el ladrón que todos son de su condición? Porque no, detrás de su deseo de anunciarse no tiene que haber ningún interés, Sr. Rawandi. No: mantener a su botella (o salidas de copas, que sería lo mismo), su querido/a, su residencia de Miami, su colección de barbies, el esmalte de su chopper, los modelitos de su chihuahua o ese almacén de dinero envidiado por el tío Gilito no es adorar ni tener interés en sostener a ningún dios, ritos incluidos, Sr. Rawandi.

    Y luego, exactamente igual que todos. Los ateos son perfectos, carecen de defectos y culpan a las instituciones y a los credos de las faltas imputables a las personas que los integran. Aun encima, se dedican a criticar, a decir a las religiones lo que tienen que hacer, a sugerirles, cuando no marcarles, la recta pauta de conducta, que es la que ellos dictan, por supuesto, desde su punto de vista inmanente, imparcial. Porque la religión no tiene que creer en un Dios: tiene que creer en ellos, como seres superiores que son para ordenar el Universo. Hacer a su Dios a conveniencia para tenerles contentos a ellos.

    Y por fin, cuando se les agotan los argumentos, recurren a lo de siempre: la tenebrosidad medieval, la “cruzada albigense”, la Inquisición, la Leyenda Negra. Uuuuh, qué miedo… Como si no hubiera matanzas que recordarles en nombre del ateísmo que se estaban cometiendo aun ayer, sin salirnos de pleno siglo XX, Sr. Rawandi, y las que siguen y seguirán. ¿Qué me dice de Stalin, de Hitler, de Mao? No necesito más nombres (que los hay en buen número) porque, en aras de la irreligiosidad, sólo cualquiera de estos tres es responsable de más muertes en un solo año de su vida que toda la Inquisición europea en su historia al completo. Yo viví un trienio en Georgia; un privilegio, asombroso país y también la tierra de Stalin; y, por boca de los directamente afectados, podría contarle mil historias sobre lo que les ocurría a los eclesiásticos y a la gente sorprendida asistiendo al culto en la época del dictador, cuando la religión estaba prohibida. Pero estos casos no, no son una vergüenza, claro. ¡Menos mal que los ateos no tienen Papa, Sr. Rawandi! ¡Porque vaya papeleta le aguardaría! Por lo visto, el Papa sirve para pedir perdón por los errores que cometieron las personas en nombre de la Iglesia que dirige (como si fuera culpa de esta misma), a quienes se harían cruces si Zapatero tuviera que ir por ahí disculpándose por los dislates que, en nombre del Estado, cometen algunos jueces de esta democracia que lo es sólo en dos tercios (le recuerdo que, por mucho que presumamos de “democracia”, en España todavía hay uno de los tres poderes que permanece tecnocrático-endogámico porque prácticamente se elige a sí mismo sin que el pueblo intervenga directamente, que se supone independiente pero que tiene algún miembro tan notoriamente ligado a la maquinaria de algún partido que hasta ha ejercido públicamente en él participando en los otros poderes; un poder cuyos agentes, de carácter vitalicio y sostenidos con nuestros impuestos obligatorios, cobran bastante más que cualquier cardenal vaticano, a pesar de estar éstos pagados voluntariamente por los fieles; y que todavía todo sería muy bonito si muchos de los cuales dichos formantes de ese poder al que me refiero, encima no tuvieran la geta de ponerse en huelga como si trabajaran en cualquier empresa privada con un patrón rácano al que meter en vereda, burlándose así del resto de los españoles, incluidos tres millones trescientos mil parados de los que un tercio no cobra nada… ¿No es de juzgado de guardia? Pues como el juzgado de guardia son ellos mismos, los demás tenemos que mirarles con cara de bobos y comérnoslos con patatas fritas. Es la Ley del Rodillo. ¡Vaya justicia de la que formarán parte estos pollos! ¡Como para creer en ella…! ¿Ha oído Vd. hablar alguna vez de una huelga de obispos, Sr. Rawandi? Después digamos de los estadounidenses, que sostendrán burradas, como todo el mundo por cierto, pero que nos arrollan en religiosidad y en democracia. Le concedo que hay que fijarse en qué religión se escoge, pero ¿no es casualidad, que asocien precisamente ambas cosas? Sus billetes ponen “Confiamos en Dios” desde ayer, que su historia empezó ayer, y aquí nos reíamos del “por la Gracia de Dios” de Franco, simple formulismo tradicional que nos había llegado en el dinero desde los tiempos de Constantino, si uno se descuida. Los estadounidenses eligen hasta a los jueces. ¿A cuántos de los actuales jueces españoles elegiría Vd.? ¿No será el afán de notoriedad de algunos, un intento de justificarse ante los ciudadanos a la vista en lontananza de las orejas del lobo? Si nuestros teóricos “ateos”, ya que se dicen tales, dedicaran sus esfuerzos a criticar y combatir las situaciones incoherentes de este fatuo y presuntuoso estado laico, en vez de la religión, de la que supuestamente deberían desentenderse y olvidarse por su presunta ausencia de la misma, otro gallo nos cantaría. ¡Ah, no! Esto no conviene, Sr. Rawandi. Lo fetén es desviar la atención hacia temas bizantinos, cuya repercusión nos traiga al pairo: cuando no es la religión, que si la figura del Rey, que si republicanos o monárquicos, que si no sé qué herencias de Franco, que si en la época de los Reyes Católicos, que si no sé de qué polvos qué lodos… Bla, bla, bla…)

    Y desengáñese, Sr. Rawandi: crasa y risible necedad es no seguir determinado principio por atender a los asesinatos cometidos en nombre del mismo. Piense Vd. así, y acabará por no hacer nada en esta vida. Busque una causa por la que no se haya matado alguna vez en la Historia, e irá de culo. Los seres humanos han sentido siempre el deseo, el ansia, o hasta si Vd. quiere la necesidad de matarse los unos a los otros; y cualquier razón justa o injusta, buena o mala, ha servido de excusa para ello. Ninguna está libre de pecado: ni política, ni religiosa, ni científica (¿recuerda al Dr. Klein, Sr. Rawandi?), ni siquiera el ateísmo (que no deja de ser una causa religiosa como otra cualquiera). Y, dentro de esta última, llámele equis: quien pague, seguirá siendo aquí el no ateo. Luego, cuando uno se apunta a una causa, hay que seguirla por ella misma y punto. ¿Que es justa en sí misma? Muy bien. ¿Que uno cree que ella misma es injusta? No la coja y combátala, pero no ponga como disculpa que se ha matado en nombre de ella porque ahí la de Vd. tampoco estará libre de pecado.

    Es todo así, Sr. Rawandi. Las calificaciones fuertes vienen expuestas por los hechos mismos, por la propia estupidez e inmadurez de ciertas vacas sagradas (fíjese qué ajustada expresión) a las que hoy los medios conceden más importancia de la que merece su cortedad de ideas y falta de principios. No hace falta andar por ahí gritándolas a los cuatro vientos, ni insultando directamente a nadie. Que si es una vergüenza… Que si es un tal y cual…

    En fin. Cada quién tiene lo que se merece, y aquí estamos como estamos, cada vez más muertos de hambre y sin trabajo. Por algo será.

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  64. José Benito dice:

    Sr. Darkman:

    Como uno de los contendientes, debo pronunciarme para darle las gracias por su calificación del debate. Le aseguro que, por mi parte, también lo estoy pasando muy bien.

    Estoy totalmente de acuerdo con Vd. en lo que dice acerca de que la definición de «persona» no debería ser relevante en este tema concreto al que nos ha llevado el debate (el coma, el estado vegetativo, Eluana, etc.) Todos los seres que nacen tienen derecho a vivir sin necesidad de ser personas. ¿Qué me dice de las plantas, o de los demás animales que no sean los humanos?

    Pero he tenido que entrar al trapo, porque ahí basa toda su argumentación el Sr. Rawandi, para quien si no se es persona no se tiene derecho a la vida. Extraigo palabras suyas directamente: «por definición, un paciente en estado vegetativo irreversible ha perdido completamente su vida mental y nunca va a poder recuperarla. Por tanto, ese paciente ya ha dejado de ser persona» (12 de enero). «La discusión acerca de las personas inconscientes tiene relevancia ética justamente porque antes de entrar en el estado de inconsciencia eran personas en vez de, por ejemplo, insectos» (17 de enero). «Si ese organismo es persona, entonces tiene derecho a la vida; en cambio, si ese organismo no es persona, entonces carece de derecho a la vida» (19 de enero), etc.

    Parece ser que basa toda su argumentación en eso, porque le interesa demostrar que alguien en coma ha dejado de ser persona y, por tanto, ya no tiene derecho a la vida por esto. Por lo visto, es su sostén para mantener que, por no tener consciencia, el embrión no tiene derecho a la vida: «Las iglesias cristianas más retrógradas insisten en llamar persona al embrión, pero eas organizaciones jamás han aportado argumento racional alguno en favor de tan descabellada tesis» (9 de enero).

    La pregunta es: ¿puede aportarse un argumento racional para decir si se es persona o no? ¡Él no me lo ha aportado! Todos los que ha pretendido que lo fueran, han resultado desmontables.

    Yo, lo que digo es que podemos discutir que el embrión tenga derecho a la vida o no, pero nunca basándonos en eso. ¡Porque, como Vd. bien insinúa, no hace falta ser persona para tener derecho a la vida!

    En el fondo, sostengo que el hecho de que se haya de dejar morir a alguien no tiene por qué querer decir que ya no sea persona. ¿Es que no tienen derecho a la vida las plantas y los demás animales, no considerados personas? Colateralmente, he defendido que sólo hay que ver el catecismo y escuchar a Monseñor Casale para deducir que no todo en la Iglesia es lo que el Sr. Rawandi pretende. Es muy parcial.

    Si se fija, él comenzó gratuitamente a discutirme que un comatoso fuera persona a partir del 10 de enero, después de un mensaje en el que literalmente digo al Sr. Sabadell: «Como si una persona que está en coma ya no fuera un ser humano, por no pensar ni sentir emoción alguna». Esta discusión ya viene, por tanto, del propio «post» del Sr. Sabadell.

    De hecho, el Sr. Rawandi empezó a sostener que un paciente humano en coma reversible es persona, pero no si está en irreversible. Lo cual, aunque me parecía un dislate (desmontable, por eso lo seguí)… ¡me daba exactamente igual para los fines que yo pretendía explicarle al Sr. Sabadell!

    En esta derivación sobre estados de la consciencia nos habíamos olvidado totalmente de la Iglesia. Pero, a partir del 24 de enero, el Sr. Rawandi introdujo el caso de Eluana Englaro, metiendo gratuitamente a la Iglesia en ella.

    Yo había oído campanas sabe Dios dónde, pero desconocía el caso de cerca, como en realidad todos los que sólo ven los telediarios sin tratar de profundizar más. Le contesté que tampoco tiene por qué presumirse fuera de la Iglesia dejarla morir en su caso específico, basándome en el propio catecismo. Más tarde, incluso le cité la opinión pública concreta de un obispo (dicho Casale). Es una discusión que está abierta entre los expertos, dentro y fuera de la Iglesia; así que, para ser justo, debería dejar a ésta aparte, ya que, al participar ella de ambas opiniones (es una religión, y en ella caben tendencias), meterla en la trifulca es sólo introducir ruido en el debate. Y, por parte del Sr. Berlusconi y su gobierno, ya he dicho todo lo que hay e incluso lo que pienso de él.

    ¿Qué ocurre? Que el Sr. Rawandi es mero transmisor del ruido de los propios medios… yo sostengo que siendo parciales en su mayoría, y sólo prestando oídos a lo que dice parte de la Iglesia, y además achacándole a ésta una decisión que corresponde al Sr. Berlusconi. Si este señor y su gobierno hacen lo que les dice la Iglesia, ¿por qué se atienen a Lozano y no a Casale? De hecho, si no les diera la gana de seguir a Lozano, ni a ninguno de los dos, ¿qué les iba a pasar? Si tantos italianos son partidarios de la muerte de Eluana ¿por qué otro partido puede desobedecer a la Iglesia para ganar votos, y el del Sr. Berlusconi, que según parece ser antepone el ser populista a todo lo demás, no puede?

    Conclusión: ¿qué interés tuvo el Sr. Rawandi de meter a la Iglesia en una discusión que, en principio, le era ajena? ¿No podríamos dejar de una vez lo que dicen los medios, ir a consultar el catecismo por el que la Iglesia se rige, las leyes italianas y sacar nuestras propias conclusiones?

    O, mejor aún: ¿no podríamos ir al grano, sin introducir ruido en la discusión original?

    Un saludo.

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  65. José Benito dice:

    Sr. Darkman:

    Para que se haga una idea de hasta dónde es importante el tema o no, y qué razones puede tener el Sr. Rawandi para decir lo que dice, le aporto el siguiente vínculo:

    http://www.bioeticaweb.com/content/view/4351/740/lang,es/

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  66. Rawandi dice:

    Sr. Benito, está usted haciendo el ridículo de un modo penoso. Su delirante cuento del poli bueno (el Vaticano) y el poli malo (Berlusconi) no se lo traga nadie salvo quizá usted mismo.

    La jerarquía católica lleva decenios manteniendo el mismo criterio absurdo sobre los pacientes en estado vegetativo irreversible. ¿Le suenan a usted los casos de la estadounidense Nancy Cruzan o del británico Tony Bland? Son sólo dos de los muchos vegetales humanos respecto a los que la Iglesia ha dicho que no se les puede retirar la alimentación, mientras que los tribunales han sentenciado lo contrario.

    Berlusconi podrá tener intenciones ocultas, pero su intención explícita en el caso Eluana ha sido actuar como fiel papista y por tanto secuaz de la «Santa» Sede.

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  67. José Benito dice:

    Aquí quería yo verle, Sr. Rawandi.

    Antes de nada, anotar que Vd. tiene un problema grave. En su afán por apuntalar su parcial e insostenible pseudoverdad de que se es persona por el mero hecho de ser autoconsciente, ya ha saltado por encima de lo más elemental y obvio: para ser persona, la condición sine qua non (es decir, la obligatoria, además de que se le tengan que añadir otras) es ser humano. Y, para ser humano, ésta es también condición sine qua non: ser portador del sistema genético humano al completo.

    Ahora me va Vd. a decir que no está de acuerdo. Pero véalo por donde quiera: si no se es portador del sistema genético humano, ya puede Vd. añadir encima todo lo que le dé la gana (discutible o no), que no se será humano. Y resulta que un simio no cumple esta condición. Por tanto, no es humano… y, al no serlo, no puede ser persona.

    ¿Un simio tiene la capacidad de ser altruista, Sr. Rawandi? No de lo que entienden por tal los modernillos, sino: ¿de luchar por la supervivencia de otro que no sea él mismo o lo que cree sus propios genes familiares, sabiendo que esto no va a ir en deseable redundancia propia o de lo que considera su propiedad (lo cual viene siendo lo mismo, como lo que hace el perro con su amo)? Un ser humano, sí. Tiene esa capacidad (es decir, esa potencia) propia, en sí mismo, aunque en diversas situaciones sea discutible que las circunstancias le dejen (físicas o psíquicas, entre las que cabe contar su propio egoísmo). Este hecho marca la diferencia de ser persona a no serlo.

    Además de esto, para ser personas hay que cumplir otra condición también muy obvia: que alguien, en nuestro entorno, nos considere y estime como tales. Es así de evidente: ¿cree Vd. que este debate existiría si Eluana no hubiera sido considerada una persona, tanto por parte de su padre como por parte de quienes se le oponían? ¿Habría mantenido esta discusión si se tratase de mantener en ese estado a su perro? Tanto asumir el partido de querer dejarla morir como no, implicaba considerarla una persona, aun implícitamente. Si no hubiera sido persona por parte de alguno de ambos bandos, éste habría cedido: “hagan con ella lo que les dé la gana, total no es una persona ya”. ¿O es que discutiría Vd. también por hacerle o no la autopsia a un cadáver? ¿Ve como aquello de “hay que tratarlo con respeto porque fue una persona” se queda en ridículo? ¿O es que el pasado de un cadáver humano no es también haber sido persona?

    Ahora pregunte Vd. por qué para ser persona hay que ser obligatoriamente humano, Sr. Rawandi. Me dirá que soy dogmático. Y yo le contestaré: ¿por qué no? Y a su vez me saldrá Vd. con algo igual de dogmático. Pero, de momento, y sin acudir al párrafo anterior, yo tengo esto a mi favor: que el término fue inventado para designar a los humanos. En la definición clásica (que supongo que a Vd. le repateará; pero es la clásica, es decir, la original) existían sólo dos tipos de personas: las humanas y las divinas. Vaya a los libros, que yo no me saco las cosas de la manga, ni coreo cual lora de Virginia lo que dice cualquier interesado, como veo de Vd. Ya sobreseo las divinas en este discurso, porque Vd. no las entiende. Pero si ahora Vd. y sus secuaces quieren inventar nuevas entidades no humanas (ni divinas, añado para mí) a las que respetar igual que si fueran personas, no vengan con esa querencia modernilla suya de no molestarse en crear neologismos para sus nuevas invenciones e imponer su vocabulario quitándole a “persona” lo que significa “persona”. ¡Inventen también palabras nuevas! Te joroba, el tío…

    Y ahora le voy a exponer, no un experimento mental de novela de ciencia ficción, Sr. Rawandi, sino una realidad que ponga ante sus propios ojos el proceso de embarullamiento cerebral al que estamos siendo sometidos por parte de los medios que Vd., sin duda, sigue. Sin ir más lejos de la entrevista a D. Pablo: éste cita un rechazo del tratamiento de una forma que parece implicar como si Eluana estuviera recibiendo un tratamiento médico que su cuerpo rechaza: “Tampoco de limitación del esfuerzo terapéutico, una decisión que tendrían que tomar los médicos si opinaran que la alimentación y la hidratación ya no tiene sentido. Lo que hay aquí es un rechazo del tratamiento…” pero, si tiramos del hilo, veremos que se refiere, ni más ni menos, a que era el padre de la enferma quien rechazaba, y el “tratamiento” mantener alimentada a su hija. ¿Es eso una manera clara de hablar, Sr. Rawandi, o una tendenciosidad manifiesta? Podríamos pensar que se trata de un error lingüístico. Pero constantemente, el tal D. Pablo habla en la entrevista de “coma vegetativo”, y éste es un pastiche denotativo popular que ha creado la prensa y que no existe en la terminología técnica de la medicina. O se está en coma, con uno de los cuatro grados a que me referí en un mensaje anterior (recuerde que no le cité precisamente a House, sino a Pedro -o Pere- Farreras Valentí, uno de los más grandes médicos que ha dado España en el siglo XX; textos suyos se usan en la Universidad), o se está en estado vegetativo, con las fases de actividad cerebral, más alta o más baja, que vio en el vínculo que le envié sobre este estado. Insisto: no es lo mismo “estado vegetativo” que “coma”. Aquí tiene un vínculo que le habla de ambos (no es una maravilla: no crea que es fácil encontrar documentación en Internet medianamente clara y con autores algo fiables; he tenido que preguntar a amigos y buscar libros, menos mal que vivo rodeado de ellos):
    http://escuela.med.puc.cl/publ/Cuadernos/2004/EstadoMinimo.html
    y verá como, en el estado vegetativo prefiere hablarse de “persistente” o “crónico” (según la traducción: el segundo adjetivo sería más ajustado que el primero), frente a lo que sería “irreversible” en estado de coma. Ningún médico serio se atreve a hablar de “estado vegetativo irreversible”. Algunos otros comentarios sobre el estado vegetativo puede leerlos aquí:
    http://www.cienciahoy.org.ar/ln/hoy96/personas.htm
    Y aquí, algunas curiosidades más sobre el estado vegetativo:
    http://www.consumer.es/web/es/salud/investigacion_medica/2006/09/29/155948.php
    Fíjese en el tema “Zolpidem”. Extraño, ¿verdad?, que, si se sabe tanto sobre el estado vegetativo como Vd. pretende (muerte cerebral y bla, bla, bla) se hagan estas cosas o, al menos, exista discusión sobre ellas.

    Volviendo al léxico del Sr. Simón Lorda, “coma vegetativo” cabría significar, en todo caso, que a la vez se está en coma y en estado vegetativo, situación posible pero en la cual la infeliz Eluana ya había dejado de estar hacía tiempo. También me viene especialmente bien que se quede con estas palabras de D. Pablo: “No, no, no. Y es un mensaje importante que hay que dar a la gente. No es un caso de eutanasia”, y que “en España esto no sucedería, porque está recogido en la ley”. No son más que necesidad de tranquilizar las conciencias del personal para imponer su criterio, Sr. Rawandi. Fíjese: por ejemplo, el informativo “20 minutos”, manteniendo la misma posición a favor de la muerte de Eluana, en su edición del día 10, no decía precisamente lo mismo: que la medida de suprimir el alimento a Eluana era “extraordinaria, ya que tanto en Italia como en España no existe ninguna norma que permita la eutanasia” (creo que se han guardado de sacar esta expresión a Internet, no he sido capaz de encontrarla allí, pero si está interesado en verlo directamente puedo digitalizar el artículo y colgarlo). Y ahora, la autopsia dice que murió por deshidratación, no por efecto de la enfermedad que padecía. ¿Es eutanasia, o no lo es? ¿Es haberla dejado morir, haberla hecho morir por no suministrarle alimento, o murió por efecto de la enfermedad que padecía? ¿Hay, o no hay en España legislación al respecto para el caso de Eluana (Lorda dice sí, “20 minutos” que no)? Mientras tanto, “El País” del 10 de febrero dice, con respecto a la relación de Berlusconi con la Iglesia, que a ésta tampoco le resultaba Berlusconi un dirigente fiable para mantener a Eluana con vida: “tampoco garantiza nada: Berlusconi es un divorciado, poco de fiar, ni siquiera puede comulgar, su mujer confesó un aborto terapéutico en el extranjero”. Luego que, de todos modos, “la Iglesia coloca en la secretaría de Estado de Sanidad a uno de los suyos, Eugenia Roccella, integrista provida. Ella moverá los hilos…” ¡El tonto, el imbécil Berlusconi, el pecador Berlusconi, que seguramente habría hecho morir a Eluana, pero que se dejó colar el gol, permitiendo, sin darse cuenta, que la Iglesia pusiera un agente para hacer lo que ella quiere…! ¡Claro! ¡Siendo ahora notoria la verdadera situación de Berlusconi con respecto a la Iglesia, había que inventarse algo, buscar una cabeza de turco para explicar por qué el gobierno Berlusconi hace esto, Sr. Rawandi! ¿En qué quedamos, Sr. Rawandi? ¿Es que somos tontos, o qué? Y ¿bajo la mirada de quién moverá los hilos Roccella? Bajo la “del ministro, Maurizio Sacconi, ex socialista, laico en su juventud, ahora gente de orden.” ¿Ha leído bien, Sr. Rawandi? ¡”Ex socialista, laico en su juventud, ahora gente de orden”! Pero ¿qué es esto? ¿Una novela de Dominique Lapierre y Larry Collins, o qué? ¡Y estos cacaos los cuenta “El País”, que se las da de un periódico tan “serio”! Aquí tiene todo el artículo, Sr. Rawandi, para que vea que no me lo he inventado yo:
    http://www.elpais.com/articulo/sociedad/padre/gano/Papa/Berlusconi/elpepisoc/20090211elpepisoc_3/Tes

    ¿A quién hacemos caso? Unos dicen que Berlusconi hace lo que le dice el Vaticano; otros, que es él quien obra y el Vaticano le aplaude, otros que no, pero que sí, donde dije digo digan Diego… ¿No son ganas esto de introducir confusión? Cada cual habla de la feria según le va en ella…

    De hecho, a un mínimo que lea uno con sentido crítico, las contradicciones dentro del mismo artículo llegan a lo surrealista, denotando la contaminación que existe con respecto a la postura de la Iglesia. Por un lado se dice que en Italia “la campaña de desinformación sigue lanzando basura contra los médicos y la familia”; por otro, Italia es un país “fracturado en dos y se ha convertido en escenario de odio y manipulación.” Y dice uno: si sólo la voz de un bando manipula al país, ¿cómo puede estar éste “fracturado en dos”? Y parece que en el nuestro ocurre justamente al revés: se ha transformado al Cardenal Lozano y sus “secuaces” en unos analfabetos arbitrarios, que imponen normas porque les pega a ellos. Aquí, si uno quiere enterarse de por qué la Iglesia mantiene lo que dice, habrá de hacerlo por sus propios medios, porque, lo que es por los medios de comunicación de masas, sólo parece oírse la voz de un bando, unos argumentos y no otros. Y así, nos hemos convertido en un país con una gran cantidad de analfabetos funcionales, que son quienes no se molestan en buscarse todas las razones, repitiendo papagayísticamente sólo los que les dicen los santones imperantes, santones que sólo dan disculpas, no combatiendo con la razón, sino con dogmas, vituperaciones y sofismas. Pero ¿quiere dejarse de monsergas y leer toda la tesis que, al menos como postura oficial, mantienen estos señores en la Iglesia, Sr. Rawandi? ¿Qué bases teóricas invocan para mantener con vida a alguien como Eluana, o en un caso análogo al suyo? Léalo aquí:
    http://www.corazones.org/moral/enfermedad/estado_vegetativo.htm

    Y no nos venga simplemente con “es una vergüenza…”, “es que son unos cafres…”, “es que pobrecito mengano, citrano y zutano…” No. Combata con argumentos: esto (refiriéndose a cada cosa concreta) no es así por esto, y por esto, y por esto. Y, si ustedes dicen esto, y esto aquí y aquí, ¿por qué luego se contradicen aquí y aquí?, etc. Así se discute, Sr. Rawandi. Es penoso, el poco sentido crítico con que leemos y repetimos la comidilla que se nos da. Que parece mentira que haya que enseñar a discutir a alguien, a estas alturas de la película (pero hay, porque viendo los reality shows…)

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  68. Ayla dice:

    Veo que este articulo del Sr. Sabadell ha generado un amplio debate. Yo, que soy mas parca en palabras, les hablo desde mi maternidad. Jamas dejaria de buscar un remedio para el sufrimiento de mi hijo, asi que todo lo que la ciencia pueda ayudar en ello, sera bien recibido. Y desde luego no me sirven excusas religiosas, ni politicas, ni demagogas. La vida, en cualquiera de sus estados, es algo maravilloso, aunque acabe de ser concebida. La vida es el unico sentido de la existencia.

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  69. Gustavo dice:

    La mayoria de ustedes emiten comentarios muy largos y poco precisos, a la larga uno se aburre de leer los mismos argumentos y contraargumentos basados en primicias ciegas, tanto cientificas como religiosas. Solo espero de todos ustedes un poco de amplitud mental para aclarar la realidad.
    Disculpen el no comentar el texto principal.

    suerte a todos

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  70. José Benito dice:

    Ahora que ha pasado algún tiempo, yo lo que quiero es felicitar al Sr. Sabadell por no haber practicado la censura, al menos hasta donde yo sé, conmigo y en este foro. Me consta que otros sí lo hacen (no necesariamente conmigo, pero lo hacen), incluso en discusiones menos interesantes y encendidas.

    Un saludo.

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