
Durante la Edad Media el ansia por explorar el mundo en que vivimos y la cada vez mayor demanda de seda y especias provocaron la apertura de nuevas rutas comerciales hacia Bizancio, Persia, India y China, lo que revirtió en un verdadero intercambio de ideas e invenciones. Este constante reflujo de información depositó en Europa el papel, el reloj mecánico, las lentes, los espejos de vidrio, la fundición, las esclusas, el timón de codaste, el bauprés de los barcos y los que serían los tres descubrimientos propiamente científicos de la Edad Media: la brújula, la pólvora y las gafas.
De ellos, el de mayores efectos políticos, económicos y científicos fue, indiscutiblemente, la pólvora. Por un lado, los cañones ayudaron a destruir el poder feudal dando la victoria al estado nacional y sirvieron para aplastar a las regiones más pequeñas y débiles. Por otro, el esfuerzo extremo que tuvo que hacer la química y física medievales para explicar la combustión de la pólvora sin necesidad de aire, esfuerzo que duró 400 años, condujo al descubrimiento del oxígeno y desbrozó el camino para la aparición de la química moderna.
Añadido a esto y a una serie de cambios culturales, sociales y económicos, a mediados del siglo XIII se produjo el gran estallido. Las nuevas tecnologías de producción y transporte hicieron que las regiones rurales tuvieran excedentes por vez primera en su historia. Excedentes que usaron como moneda de cambio para adquirir los productos artesanos manufacturados en las ciudades que iban poco a poco apareciendo.
Cuando los campesinos y los trabajadores urbanos constituyeron un mercado a gran escala, los mercaderes ricos supieron aprovecharse: gracias a su control sobre los diferentes gremios adquirieron el monopolio de las manufacturas, obligando a venderles barato y comprarles caro.
Esta emergente oligarquía se organizaría, a partir del siglo XIV, en asociaciones destinadas a explotar las regiones de Europa menos desarrolladas. La Liga Hanseática, que dominó y gobernó el Báltico y norte de Alemania desde 1350 a 1550, fue un claro ejemplo de esto.
Por otro lado, los nuevos ricos impulsaron el arte hacia temas más naturalistas y menos teológicos, y las incipientes industrias suscitaron la aparición de una nueva profesión, empeñada en conocer y modificar las propiedades de todo aquello que les rodeaba: acababan de nacer los filósofos de la naturaleza, antepasados de los científicos modernos. El primer paso había sido dado a pesar de que el camino hacia el completo asentamiento de la ciencia aún sería largo y difícil.
Estoy de acuerdo con la idea de fondo que he creído captar: la ciencia en la Edad Media no estuvo completamente ausente. Se suele hablar de la Revolución Científica como un resurgir, de una novedad. Y realmente fue un periodo crucial para la historia de la ciencia. Pero el medioevo dejó preparado el camino para los precursores de la ciencia moderna. El mecánica, por poner un ejemplo, la teoría del impetus fue la antesala de la cinemática galileana.
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Magnífica imagen de San Giminagno, donde sus esbeltas torres medievales simbolizan el status social de quienes las habitaban y por lo tanto su poder económico.
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Sí señor. Un precioso pueblecito y con un restaurante con unas vistas de quitar el hipo…
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Sería preferible que lo que quitara el hipo en ese restaurante fuera la comida, pero bueno, al menos parece que las vistas están bien, lo cual no es poco… algo es algo, sí señor… además, de todos es sabido que también se come con los ojos… ; – )
PD: Los pueblecitos suelen ser todos preciosos…
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WAAA geniaal!! me ayudastee kon mi tareaa xD
graaciiaz =)
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