Marconi

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El 12 de diciembre de 1901 Guglielmo Marconi recibía un sencillo mensaje en las costas de Terranova: la letra S en el código morse. Lo importante no fue el mensaje en sí, sino que había sido emitido desde la otra orilla del Atlántico, desde Cornualles, en Inglaterra. Cuatro días después, el 16 de diciembre, la prensa mundial publicaba la hazaña de Marconi.

Hasta entonces, se creía que tal hecho era imposible: no se podía mandar un mensaje más allá del horizonte, porque las señales se propagan en línea recta y, por tanto, se perderían en el espacio debido a la curvatura de la Tierra. El que las ondas electromagnéticas puedan ‘seguir’ la curvatura de la Tierra se debe a la capa de la atmósfera conocida como ionosfera que se encuentra a unos 150 km de altitud. Las ondas de radio incidentes son reflejadas hacia la Tierra donde rebotan de nuevo y así prosiguen hasta llegar al receptor.

Esta capa fue predicha por Oliver Heaviside en 1902 pero su existencia no fue confirmada hasta 1923. Lo realmente maravilloso es que Marconi decidió utilizar unas ondas predichas por el escocés James C. Maxwell y descubiertas por Heinrich Hertz de 1887: las ondas electromagnéticas. Su increíble intuición le llevó a pensar en utilizar dichas ondas para comunicarse sin necesidad de cables. Una idea nunca pensada antes por nadie.

Comenzó sus experimentos en 1894, con 20 años, propagando señales y haciendo sonar timbres eléctricos en su casa y a una distancia de unos centenares de metros, sin necesidad de cables. Fue en abril de 1895 cuando consiguió recibir señales entre equipos sin visión directa.

Éste fue el arranque de la telegrafía sin hilos y el comienzo de una imparable carrera hacia la fama, el reconocimiento y la riqueza para el joven Marconi. En 1896 obtuvo su primera patente y al año fundaría en Inglaterra la primera compañía de telegrafía sin hilos. Rápidamente, su invento fue adquirido por muchas compañías navieras. En 1899 recibiría el encargo de equipar con sus equipos a todos los buques de la marina americana. Pero quedaba un problema que resolver.

Si sólo hubiera un transmisor no habría problemas. Pero si existen muchos, el receptor captará las señales de todos ellos a la vez y la comunicación sería imposible. Marconi trabajó en este problema y en abril de 1900 obtendría la histórica patente inglesa número 7777 sobre su equipo de selección de frecuencia. El transmisor y el receptor emitirían y captarían, respectivamente, señales de la misma longitud de onda. Así, diferentes transmisores emitirían en diferentes longitudes de onda (frecuencias) y el receptor ajustaría el circuito selector para elegir unas u otras. Esto es, descubrió la posibilidad de seleccionar una parte de todo el espectro de frecuencias. De esta forma se abrieron las puertas de las telecomunicaciones y las emisiones de radio. Marconi recibiría en vida gran cantidad de premios y honores, entre ellos el Nobel de física en 1909 a la edad de 35 años.

3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. lola fuentes dice:

    Y muchos años después, con la «llegada de la televisión» a España, muchos de los televisores eran de la marca Marconi, como icono de calidad.

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  2. jorge eduardo dice:

    Marconi fue un genio que sobresalio a todo lo imginado en su época, si él no hubiera existido quizas seriamos expertos en señales de humo.
    miercoles 9 de abtril 2008
    jorge eduardo

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  3. Anónimo dice:

    Jorge, Marconi fue un genio, pero si el invento no se hubiera producido por él, lo hubiera creado otra persona o grupos de personas, ya que se daban todas las circunstancias tecnológicas, sociales, históricas… para que éste se produjera, no estaríamos con señales de humo.

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