En cueros

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Todos nosotros tenemos alguna prenda o complemento de cuero. Chaquetas, guantes, carteras o cinturones, la piel siempre está ahí. Ahora bien, el cuero hay que tratarlo para hacerlo suave y agradable al tacto. Si no se hace, lo único para lo que sirve el cuero es de suela de zapato. ¿Pero sabían que desde tiempos inmemoriales y hasta principios del siglo XX, el tratamiento del cuero consistía en rebozarlo con excrementos?

Si señor, el cuero se untaba en lo que comúnmente llamamos mierda, y perdón por la expresión. Durante siglos se usó preferentemente el estiércol de perro. Pensándolo un poco, resulta duro imaginar a gente recogiendo cacas de perro por las calles para luego frotar el cuero con ellas -algo que se hacía con un canalete, pero también con la mano o con los pies, de manera similar al pisado de la uva-. Lo mejor de todo es que después elegantes señoras y distinguidos caballeros se ponían sus carísimos guantes hechos con ese mismo cuero. Y lo peor, lo que tenían que hacer algunos para llevar un mendrugo de pan a sus casas…

Al comenzar el siglo XX Joseph Turney Wood descubrió por qué la caca era tan buena para tratar el cuero. En tan oloroso ambiente vive una bacteria que produce unas proteínas llamadas proteasas que son las responsables de degradar parte del cuero en un proceso muy difícil de controlar y que exigía una gran habilidad por parte del operario. En 1908 este apestoso trabajo cambió gracias al buen hacer de un alemán llamado Otto Röhm. El sustituto de los excrementos fue un extracto de los páncreas de animales sacrificados que bautizó con el nombre de Oporon.

Pero Röhm no se detuvo aquí. Pensó que a lo mejor podía aplicar su extracto al lavado de la ropa. Y funcionó. Así, en 1914 apareció el primer detergente biotecnológico de la historia: Burnus. Si nos fijamos en la composición de los detergentes descubriréis que contienen esas proteínas, también llamadas enzimas.

5 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Silvia dice:

    Como siempre, la ciencia investigando para hacer el trabajo duro y desagradable mas llevadero para unos, y para otros que puedan seguir luciendo sus lujos.

    La verdad es que unos pantalones de cuero en una mujer quedan preciosos, pero claro, hay que tener un cuerpo de infarto para poder lucirlos, y no todas nos lo podemos permitir.

    Por cierto sr. Sabadell, he comprado su libro » el hombre que calumnió a los monos………» y me está resultando muy bueno, ameno, interesante y muy bien escrito y documentado. Su capacidad de síntesis en algunos temas me parece increíble por lo bien hecha que esta. Una lectura interesante. Enhorabuena.

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  2. Rawandi dice:

    ” el hombre que calumnió a los monos………”

    Silvia, déjame adivinar el nombre del primate en cuestión. ¿Fue Charles R. Darwin? 🙂

    En un capítulo de la fascinante serie *Cosmos* (emitida actualmente por el canal VEO de la TDT los sábados y domingos a las 20h30), Carl Sagan cita entre los precursores de la evolución por selección natural a científicos jonios de la Antigüedad como Anaximandro, Empédocles y Demócrito.

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  3. El pequeño Richard dice:

    Tengo una careta de cuero negro que me cubre la cabeza, unos calzoncillos de cuero negro a juego con la careta, tengo un látigo de cuero negro…. Creo que estoy hablando demasiado.

    Ahora en serio. El señor Wood descubrió por qué el detritus era bueno para el cuero. No obstante, a alguien ya se le había ocurrido antes; y yo me pregunto, ¿cómo? Porque no me imagino a nadie diciendo vamos a untar el cuero con excrementos, a ver si es bueno. Sería lo último con lo que yo probaría, ¿no? Se me ocurre miel, leche, agua, no sé. Lo que quiero decir es que la ciencia es relativamente moderna como disciplina, y pensamos que el conocimiento se desarrolla al compás de la ciencia, y la Historia muestra lo contrario. Nihil novit sub sole…

    Un saludo.

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  4. hachuel dice:

    Rawandi: Dalí….

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